Los jóvenes deber estudiar, estudiar y estudiar, aconseja el periodista argentino Andrés Oppenheimer, co ganador del Premio Pulitzer en 1987 y autor del libro "¡Basta de historias!".
Estudiar no garantiza la obtención de un mejor empleo, "pero da más posibilidades de conseguirlo", añade el autor del "Informe Oppenheimer, que se publica en más de 60 periódicos, entrevistado antes de su conferencia en la Quinta Montes Molina, ayer.
Para los papás de esos jóvenes mi consejo es: "Inculquen a sus hijos desde la cuna la necesidad de estudiar lo más posible, de ser el mejor de la clase. Estudiar es el pasaporte para prosperar profesional, personal y económicamente".
¡Basta de historias!, el último libro del periodista (también es autor de Cuentos Chinos y La Hora final de Castro, entre otros títulos), es un viaje periodístico que contrasta los exitosos sistemas educativos de países de Asia y Europa con los de Latinoamérica, donde la educación no es una prioridad.
-¿Qué hacen los niños de primaria de Singapur o Shanghai, por ejemplo, que no hacen los niñosmexicanos?
-Para empezar -responde Oppenheimer - en esos lugares el año escolar tiene 243 días, como en Japón, y en México 220 y en algunos estados apenas 160 días, por las huelgas y paros del magisterio.
Otra gran diferencia es la duración de la jornada escolar. En mi recorrido por Singapur observé a los niños estudiar 12 horas diarias. No sólo cumplen con su jornada normal de la escuela, sino en la tarde van a una tutoría en planteles privados, donde aprenden inglés, ciencias, matemáticas. "Y no es que anden mal, van muy bien, pero sus padres quieren que estén mejor".
Paranoia
En esos países, agrega el periodista, hay una fuerte presión familiar para formar niños más competitivos, capaces de ingresar a las mejores escuelas secundarias y universidades.
-¿Y a qué hora ven televisión o juegan en la computadora?
-Los sábados, cuando descansan, de 4 a 5 de la tarde...
Según el periodista, esta disposición al estudio es consecuencia de una antigua cultura familiar de la educación y la competencia por ser mejor.
-En los asiáticos prevalece una 'paranoia constructiva', esto es, la creencia de que pueden quedarse atrás, respecto a otros pueblos y por eso tratan de ser mejores diariamente.
Esta idea contrasta con la que hay en Latinoamérica, donde el 80 por ciento de la población está satisfecha con su nivel de instrucción, según revela una encuesta reciente.
Otro factor para explicar el exitoso esquema escolar de los países asiáticos es la existencia de un sistema basado en la "meritocracia educativa". Su objetivo: formar súper estudiantes y súper científicos, pero como no todos pueden lograrlo, entonces se promueven escuelas técnicas con carreras más cortas para formar súper peluqueros o súper plomeros...
Oppenheimer opina que México puede hacer mucho para abatir su regazo educativo. "Hace 50 años Corea del Sur tenía un ingreso per cápita dos veces menor que México y hoy es una potencia".
Una salida, agrega, sería seguir la estrategia de Brasil: hacer una gran campaña, auspiciada por los principales empresarios, medios de comunicación, artistas y deportistas, para fomentar la cultura familiar de la educación. Al mismo tiempo, entregar incentivos económicos a los maestros que acepten la evaluación de su desempeño.
La educación, concluye Oppenheimer, "es demasiado importante para dejarla en manos de los gobiernos".- Hernán Casares Cámara