Un lenguaje universal

11 noviembre 2013
Noticias de Yucatán ()

La música
Daniel Jesús Carrillo Polanco (*)
Siempre hemos escuchado la frase de que “la música es el lenguaje universal”, de lo cual, estoy seguro, a nadie le queda la menor duda; pero ¿alguna vez nos hemos detenido a razonar por qué?
Gracias a Dios aún me queda la capacidad de asombro y una de las cosas que me dejan maravillado es el hecho de que la escritura musical sea exactamente la misma para cualquier parte del planeta.
Me he topado con partituras o arreglos hechos por japoneses, chinos, brasileños, hebreos, alemanes, etcétera, y lo único que no entiendo de esos documentos, con toda sinceridad, son los títulos, porque están escritos, según el caso, en alguno de los referidos idiomas extranjeros. Pero la escrita musical es exactamente la misma para todos los seres humanos.
Me preguntó cómo es posible que teniendo entre todos los países mencionados formas de escribir y de hablar tan diferentes entre sí, no haya diferencia alguna en la escritura musical. Me imagino que ya alguien lo habrá investigado, pero no puedo dejar de asombrarme cómo es que se dio este fenómeno mundial.
Ésta la parte más objetiva que nos permite afirmar que la música no sólo es el lenguaje universal, sino también es la escritura global. Una partitura musical es un conjunto de signos que marcan las directrices para que la ejecución de los mismos, sin importar nacionalidad y época del intérprete, sea lo más apegado posible a lo quien el autor quiso plasmar.
En la partitura el ejecutante de la pieza musical no sólo debe leer por leer, sino que de manera importante debe atender todas las indicaciones señaladas en la partitura, empezando con el grado de velocidad que en música se conoce como “movimiento”. Por ejemplo, adagio, que es lento; allegro, alegre; vivace, muy rápido. Los matices en la hoja musical también están señalados como crescendo, dolce, etcétera.
Es así como se reproduce el lenguaje universal, gracias a que también la escritura de la música es universal. La particularidad de esta forma de expresión es que tiende siempre a generar emociones y a recrear imágenes.
Ejemplos hay miles y miles, y algunos de ellos son la sonata El Claro de Luna de Beethoven, quien recrea un momento triste, casi patético, pero también hermoso. Y ni qué decir de la sinfonía No. 3 conocida como Heróica, inspirada en la Revolución Francesa y en donde el autor recrea campos de batalla.
Quizá no todos los músicos tengan la misma capacidad de plasmar en sus obras un sentimiento que luego pueda ser recreado con exactitud; sin embargo, a pesar de esto, cuando el ejecutante logra reproducir imágenes o desencadenar emociones en su auditorio, entonces habrá logrado el objetivo.
Debo confesar que soy un maniático coleccionista de partituras. Tengo miles de ellas, claro, en su mayoría de guitarra por ser éste el instrumento al que he dedicado muchas horas de estudio.
Es obvio que jamás en lo que me resta de mi vida podré tener la dicha de interpretarlas todas, pero con sólo tenerlas ya me siento afortunado. Siento que tengo un tesoro que abarca toda la historia de la humanidad.
Cada obra expresa lo que en su momento y en su lugar ocurría.- Mérida, Yucatán.
dajecapo@hotmail.com
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*) Maestro en comunicación política y marketing electoral, y consejero estatal del PAN

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