Caminos sin brecha, veredas abiertas con machetes, espinas de arbustos que les llegan a provocar rasguños, a pesar de que están vestidos con equipos de protección, para transitar por los caminos que por siglos fueron inhóspitos. MILENIO siguió a los especialistas que surcaron esos terrenos para llegar a los sitios en donde se han registrado importantes descubrimientos arqueológicos, históricos y paleontológicos.
El periplo terminó después de tropiezos, caídas, moretones y ofrendas dejadas a los traviesos aluxes para llegar a las grutas y cuevas del polémico Tramo 5 norte del Tren Maya, de 67.6 kilómetros, entre Playa de Carmen y Tulum, que se encuentra suspendido por los amparos interpuestos por ambientalistas y organizaciones civiles, al carecer el proyecto de la manifestación de impacto ambiental, la cual apenas hace unos días, hizo pública el Fondo Nacional de Fomento al Turismo.
Es por esto que la exploración de los especialistas de Salvamento Arqueológico prácticamente está detenida. Será hasta al 7 de junio que las instancias correspondientes determinarán si se suspende de forma definitiva la construcción del Tramo 5.
Este lunes la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales anunció el lanzamiento de una consulta pública de participación ciudadana para que se presenten observaciones y objeciones técnicas sobre las obras del Tren Maya.
Antes de las mencionadas medidas jurídicas, los arqueólogos lograron que el trazo del tren no pasara en medio de un sitio con importantes vestigios arqueológicos y una enorme cueva que fue utilizada con fines rituales.
La arqueóloga Juanita Moreno, coordinadora del Tramo 5 Sur del Salvamento Arqueológico del Tren Maya, explicó que este sitio es un monumento nivel 4 por su singularidad y dimensiones, pues tiene una extensión de 1 kilómetro de largo por 500 metros de ancho, por lo cual el derecho de vía se movió 150 metros.
MILENIO visitó esa y otra cueva más que debe ser preservada porque los antiguos mayas erigieron un templo en ella.
Las formaciones kársticas de estas cuevas, junto con los cenotes, son constantes en el tramo 5 del Tren Maya que va de Playa del Carmen a Tulum, y que tanta polémica han suscitado.
El arqueólogo Manuel Eduardo Pérez Rivas, responsable del proyecto de Salvamento Arqueológico del INAH, dice: “Se está haciendo un estudio técnico impresionante para conocer el grosor de esos sitios incluso con georradar; toda la Península de Yucatán está siendo estudiada con lupa. Se están elaborando mapas de karsticidad para saber en dónde están las cavernas, por lo que cuando este estudio se divulgue será una herramienta muy útil para determinar las exploraciones”.
Apuntó que se trata de una red muy grande y profunda de ríos subterráneos, cuevas, cavernas y cenotes, por lo que todavía hay cosas por descubrir.
Este es el terreno en el que vivieron los mayas y seguirá modificándose “porque el proceso kárstico continúa aunque se tomen medidas, como se ve con los edificios construidos en Playa Carmen, que en algún momento se van a debilitar”.
De acuerdo con el INAH, a lo largo del Sac Actun, el sistema de cuevas sumergidas más grande del mundo con 570 kilómetros, hay alrededor de 248 cenotes y 198 contextos arqueológicos, de los que 138 podrían estar vinculados a la civilización maya y, al menos dos, a restos óseos de individuos pre-cerámicos con una antigüedad de unos 9 mil años.
Proyecto viable
MILENIO consultó al doctor Rafael Antonio López Martínez, especialista en rocas calcáreas y con estudios sobre desarrollo y evolución de fenómenos y formas kársticas en México, con la finalidad de que confirmara o desmintiera los argumentos de ambientalistas, biólogos, buzos y espeleólogos este megaproyecto, que aseguran que, si se construye el tren, afectará el sistema de ríos subterráneos, cuevas y cenotes, provocando derrumbes y socavones.
López Martínez, también investigador de Facultad de Ciencias y Sedimentología de la UNAM y uno de los 20 especialistas en el tema, dice que existe mucha desinformación sobre el impacto que puede tener el Tren Maya sobre las cuevas: “Evidentemente hay muchos temas, como el de la ecología, donde puede tener impacto y en el que no soy especialista, yo soy experto en cuevas y sistemas kársticos”.
López Martínez dice que la Península de Yucatán es una plataforma carbonatada, con rocas calizas y otras que son muy solubles, sobre la cual se han desarrollado sistemas de cuevas muy importantes, como el Sac Actun.
“Estas cuevas están estrechamente relacionadas con el acuífero, extremadamente importante porque en la Península Yucatán hay muy pocos ríos superficiales porque toda el agua que corre en ella lo hace de modo subterráneo”.
Consideró que una de las cosas que se ha malinterpretado es el tema del manto acuífero, el cual se encuentra por toda la zona porque, aunque no haya un cenote, si se excava un pozo se encuentra agua a pocos metros de profundidad.
“Hemos escuchado una y otra vez que la construcción del tren va a destruir el acuífero con el sistema de pilotajes que se va a utilizar, solo diré que eso es hidrológica y geohidrológicamente imposible. No podemos dejarnos llevar por opiniones alarmistas y por una serie de campañas que no tienen un sustento científico”.
El académico de la UNAM, quien fue consultado por los constructores de Tren Maya sin recibir una remuneración a cambio, propone un diálogo donde verdaderos expertos se reúnan para acabar con la especulación. Dice que no se rellenarán las cuevas porque económicamente eso es inviable, pues habría que rellenar un sistema de 570 kilómetros.
Sostiene que sí se puede construir el Tren Maya sin afectar la zona porque “se puede evaluar cada tramo tras realizar mapas de peligrosidad kárstica. Y con esa información se pueden calcular muchas cosas, con lo cual los estudios sobre posibles riesgos de colapso y de socavones son mínimos”.
Previo a esa aventura, en el paso por Campeche, los arqueólogos mostraron a MILENIO el descubrimiento de los vestigios arqueológicos en Sacamucuy, pero también los de un inmueble histórico, en la ex hacienda de Santa Rosa. Aseguran que ambos permanecerán sin ser afectados porque la población se opuso y, en colaboración con el INAH, logró que el derecho de vía se moviera para evitar que el Tren Maya atravesara por ahí.
El arqueólogo Aurelio López Corral, encargado de los trabajos del Tramo 2 del Tren Maya, cuenta que al menos en ocho zonas importantes detectadas, de Escárcega hacia a Calkiní, Campeche, se hicieron también cambios en el trazo de la obra.
En Yucatán las cámaras de MILENIO Televisión y Diario captaron el trayecto en el que los mayas construyeron un sacbé, considerado el segundo camino más grande de la región, y que está siendo cubierto por una geomalla especial, que funciona como un soporte para que la superficie aguante el paso del tren, pues los especialista aseguran que reparte la carga.
Y además
Los sitios del Escondrijo y la Avispa enojada, de acuerdo con el INAH, ya fueron explorados y registrados desde febrero pasado. El doctor Manuel Eduardo Pérez Rivas asegura que estos sitios colindarán con las obras del tren, pero que el derecho de vía no los destruirá y aseguró que no serán enterrados como se ha dicho.