Noticias de Yucatán
()
Hace medio siglo, Mérida tenía su fábrica de camiones urbanos y, según recuerda Raúl Rodríguez Berzunza, la carrocería era de madera.
“Mi tío Chano Moguel hacía las carrocerías en una quinta que tenía por el rumbo del cementerio Xoclán”, recuerda Rodríguez Berzunza, empresario camionero con 35 años en el transporte público.
Los motores y el chasis de los camiones, recuerda, los traían primero de la ciudad de México y luego de Veracruz. En Mérida fabricaban la carrocería de madera.
Rodríguez Berzunza es testigo fiel de la evolución del transporte público -”en vez de sangre llevo diésel en las venas”, dice para destacar que es hijo de camionero-; usó ese servicio en su niñez, juventud y época estudiantil, es socio de la Alianza de Camioneros de Yucatán y ahora presidente del Consejo de Administración de la Ruta Circuito Metropolitano.
El presidente del Consejo de Administración de la Ruta Circuito Metropolitano, Raúl Rodríguez Berzunza, plantea tres propuestas para mejorar el servicio de transporte urbano de pasajeros y descarta algunas que ya se aplican en otras ciudades porque “degradarían el servicio”.
“Mérida tiene un servicio bastante bueno, pero podría mejorar aún más si recibe apoyo como calles exclusivas para camiones y autos particulares, aplicación de ‘hoy no circula’ o que la gente no use sus vehículos si no es indispensable”, considera.
“Aquí no funcionaría el sistema BRT (autobús de tránsito rápido, por sus siglas en inglés), porque la gente está acostumbrada a abordar el camión cerca de su casa, de viajar sentado y pedir parada donde esté.
Un testigo de la evolución del transporte público destaca sus ventajas
Las guaguas de aquel entonces tenían un olor perfumado por el barniz y la madera recién cepillada y no hacían tanto ruido como los de láminas de metal.
Hace 35 años, Mérida tenía 200 camiones urbanos y rutas de apenas un kilómetro y medio. Además, sólo había alrededor de 5,000 vehículos particulares y un pequeño parque vehicular de carruajes jalados por caballos.
El transporte público de aquella época era un negocio rentable, indica, aunque el boleto costaba centavos y los empresarios se daban el lujo de prestar servicio social. Por ejemplo, según recuerda Rodríguez Berzunza, los policías uniformados, militares, estudiantes de la Facultad de Medicina y alumnos de los colegios Alianza de Camioneros viajaban gratis sin necesidad de credenciales.
“Mi papá era chofer y no cobraba en aquel tiempo a la gente muy pobre”, señala. “Ya lo conocían y le regalaban sus tortas, salbutes, plátanos o frutas que cosechaban en las casas del sur de la ciudad donde tenía su ruta”.
Pero el panorama cambió por el crecimiento poblacional de la ciudad y hoy la flota del transporte urbano es de 1,200 camiones, hay 222 rutas radiales y 8 circuitos; transporta a más de 500,000 personas, afronta un parque vehicular de medio millón de automotores que genera caos vial y las rutas más cortas son de 19 kilómetros y las más largas, de 60 kilómetros.
Todo ese recorrido se realiza por un pago de $6 el boleto adulto y de $3 el de estudiante. Es más caro el transporte foráneo y los mototaxis cobran las llevadas de $10 a $15 porque nadie regula sus tarifas, el cupo y la seguridad de la motoneta.
“La ventaja del transporte urbano es que llega a todos los puntos de la ciudad”, indica Rodríguez Berzunza. “Mérida crece como una gigantesca dona y nuestro deber es seguir el crecimiento de la mancha urbana porque el transporte es un servicio que ayuda a la gente”.
Para ilustrar esa expansión del servicio recuerda que hace tres décadas la ruta Cruz de Gálvez salía del Centro y “topaba” en la calle 65 con 28. En ese lugar el camión daba la vuelta y regresaba a su paradero. Hoy, esa misma ruta llega al fraccionamiento Villas Oriente, que está a 9 kilómetros detrás del Anillo Periférico.
“La gente desconoce la complejidad del transporte público y nos critica cuando ve que el camión tiene tres o cuatro pasajeros, porque ocupamos la calle y desperdiciamos combustible”, recalca. “No saben que las rutas son como la ramificación de un árbol y en el trayecto se van quedando los usuarios”.
Rodríguez Berzunza asegura que, aunque hay quejas por el servicio, el transporte es seguro y cómodo porque ofertan de 37 a 40 asientos por unidad, las paradas son en cualquier punto de la ciudad, las frecuencias son de 4 a 9 minutos, hay servicio hasta la medianoche, el 50% de la flota camionera es moderna, hay unidades con aire acondicionado como un plus del servicio y, excepto algunos casos, los operadores tratan con cortesía a los pasajeros.
“Sabemos que no todos son buenos choferes, corteses y respetuosos, pero no dejamos de capacitarlos para que mejoren”, explica.
Tres posibles medidas
Con un "hoy no circula" mejoraría el servicio, opinan
“Ese sistema moderno de paraderos comunes, autobuses largos y ejes troncales te harían caminar mucho, está subsidiado y los pasajeros van parados”, añade. “Se degradaría el servicio, ya no habría comodidad porque habría manoseos, robo de carteras, empujones y aplastones”.-