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La oncóloga Paula Jiménez-Fonseca es clara: “Comer no cura el cáncer” cuando ya hizo acto de presencia en nuestro organismo. Pero sí puede ayudar a prevenir su aparición con la práctica de un estilo de vida saludable.
Por eso, en una entrevista, la doctora advierte contra aquellos mensajes que ofrecen remedios nutricionales mágicos contra los tumores y que lo único que persiguen es comercializar con la salud de los pacientes oncológicos.
“La agresividad del cáncer es tal, que solo con la alimentación no es posible ganarle la batalla”, asegura, por eso nunca debe convertirse en una alternativa a los tratamientos oncológicos, aunque sí puede ayudar a sobrellevarlos potenciando el sistema inmune y evitando la desnutrición.
En su libro “Comer para Vencer el Cáncer”, escrito junto a la química y experta en nutrición Belén Álvarez, la oncóloga del Hospital Universitario Central de Asturias, aborda los hábitos de vida saludables para prevenir el cáncer, consejos para preparar y conservar los alimentos y detalla los alimentos con más propiedades antitumorales, frente a otros claramente perjudiciales.
1.- Coles: col -blanca y morada-, brocoli, colifor, rábanos, nabos... Están en el primer puesto de la lista ya que sus compuestos fitoquímicos estimulan la producción de enzimas bloqueando el daño originado por los agentes carcinógenos.
Es recomendable consumirlos una o dos veces por semana, mejor en la comida que en la cena y, cuanto menos cocido, mejor conservan sus propiedades.
Son alimentos ricos en vitaminas. La vitamina A prevalece en los rojizos (tomate, pimiento, zanahoria, calabaza…); la C en los cítricos y la E en el aceite de oliva y frutos secos.
“Alimentos de colores muy vivos y sabores fuertes a causa de sus propiedades químicas”, explica la oncóloga.
2.- Ajo y cebolla: “Una pareja de alimentos saludables para todo tipo de enfermedades” por su poder anticancerígeno, antiinflamatorio, antiséptico, diurético... Consumirlos varias veces al día cuanto más crudos mejor.
3.- Verduras rojizas como tomate, zanahoria, calabaza, betabel…: Deben su color al caroteno, sustancia que favorece la formación de vitamina A y son ricos en antioxidantes que previenen el envejecimiento celular, una de las causas del cáncer. Es aconsejable comerlas todos los días pero teniendo en cuenta su nivel de azúcar, por lo que es conveniente mezclarlas con verdura verde si las cocinamos en puré o tomarlas crudas.
Alimentos antitumorales. Son ricos en vitaminas A, C y E, especialmente. Tienen colores muy vivos y oleres y sabores potentes. Foto: EFE
4.- Cítricos: naranja, mandarina, limón, pomelo, kiwi, piña…: Ricos en vitamina C y antioxidantes, combaten las infecciones y protegen los vasos sanguíneos. Frutas ideales para empezar el día. “El agua con limón nos ayuda a depurar toxinas, pero no cura el cáncer”, precisa la oncóloga ante uno de los bulos más extendidos en internet.
5.- Verduras verdes: lechuga, espinaca, puerro, repollo…. Deben su color a la clorofila, sustancia protectora frente al cáncer, y son ricas en agua, fibra, vitaminas y minerales por lo que se aconseja consumirlas al menos una vez al día. Mejor crudas aunque también cocidas o al vapor. Al ser muy sensibles al calor es recomendable, para que mantengan sus propiedades, cocerlas en poca agua, con unas gotas de limón y mantener el recipiente cerrado.
6.- Frutos rojizos: fresa, frambuesa, granada, cereza, mora, sandía...con poderosas propiedades anticancerígenas y antioxidantes. Consumir diariamente.
7.- Setas: Son las plantas con mayor número de propiedades medicinales como las inmunomoduladoras, antiinflamatorias y antitumorales. Aportan muy pocas calorías y mucha agua y fibra.
8.- Pescados azules: Salmón, atún, sardina, pez espada...Contienen entre un 7 y un 15% de grasa saludable, la poliinsaturada, que eleva el colesterol bueno ayudando a proteger frente al cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Consumirlos preferiblemente frescos, al menos tres veces por semana, al horno, plancha o hervido evitando añadirle aceite, por su riqueza en grasas, pero sí limón que favorece la absorción de dichas grasas saludables.
9.- Yogurt natural y pan tierno integral: El yogurt ha demostrado ser un activo protector de la flora intestinal y por tanto un aliado contra el cáncer. La doctora Jiménez-Fonseca recomienda tomarlo entero o semidesnatado para absorber mejor la vitamina D y el calcio. Se deben consumir 2 o 3 unidades de lácteos al día, mejor en el desayuno y merienda. Respecto al pan, este debe consumirse tierno e integral por el aporte de fibra que favorece el tránsito intestinal. Debe tomarse en pequeñas cantidades en todas las comidas o bien sustituirse por cereales.
10.- Aceite de oliva: Debe consumirse mejor crudo, de 3 a 5 cucharadas soperas al día. Cuidado con el aceite frito y reutilizado varias veces, puede ser carcinógeno.
HÁBITOS QUE DEBEMOS EVITAR
Una mala dieta mantenida en el tiempo se relaciona, según la evidencia científica, con los cánceres de estómago, colón, riñón y páncreas, pero también con los hormonodependientes como mama y útero en la mujer y próstata en el hombre.
Además de evitar el consumo de tabaco y alcohol y practicar actividad física, protegerse del sol y llevar una dieta equilibrada con mayoría de grupos de nutrientes antitumorales, la doctora Paula Jiménez-Fonseca también explica la existencia de otros alimentos y hábitos que debemos evitar ya que son potencialmente carcinógenos:
> Aditivos: Sustancias que se añaden a los alimentos envasados con el fin de conservarlos y mejorar sus cualidades organolépticas como sabor, aroma, color y textura. Por eso es mejor centrar nuestra dieta en alimentos frescos, aunque los aditivos en pequeñas cantidades no tienen por qué causar daño en la salud.
> Dietas ricas en grasas y frituras: La ingesta de grasa se debe limitar a menos del 30% del aporte energético diario. Se recomienda eliminar de la dieta alimentos con ácidos grasos trans, como las margarinas y frituras envasadas.
>Azúcares refinados: Los panes dulces y repostería tienen altas concentraciones de azúcares y de grasas, por lo que se debe descartar su consumo habitual.
> Sal: No abusar de la sal puesto que muchos alimentos ya la contienen. Se pueden añadir otros condimentos como ajo, cebolla, perejil, laurel...Puede provocar hipertensión, retención de líquidos y transformarse en el estómago en sustancias con poder carcinógeno.
> Carne: El consumo de carnes rojas (ternera, cerdo, buey, cordero…) no debe superar una o dos veces a la semana puesto que existe riesgo de cáncer de colon, mientras que la ingesta de carnes blancas (pollo, conejo..) puede de ser de tres o cuatro veces semanales.
> Ahumados y salazón: El método que se empleaba para preparar los alimentos ahumados se ha revelado como cancerígeno por lo que se han producido cambios en el proceso evitando su contacto directo con el humo. Se recomienda el uso esporádico de estos alimentos, así como los conservados en salazón y los embutidos.
La alimentación juega un importante papel en mantener una buena salud y en la protección contra el cáncer, hasta el punto de que hasta un 30% de los tumores se asocian con una dieta inadecuada, obesidad y sedentarismo y en otro 25% la alimentación, aunque no sea la causa directa, sí se incluye entre los agentes inductores, como recoge el libro “Comer para vencer al cáncer”. EFE