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El maíz transgénico ya está en México, y no sabemos en que productos por falta de leyes

15 junio 2018
Noticias de Yucatán. Noticias de Hoy
Es muy probable que usted haya comido maíz transgénico si vive en México. El que es uno los debates más álgidos en torno a alimentación, biotecnología y salubridad no solo en el país, s1. 2. 3. ino en el mundo, adquiere nuevos matices cuando nos enteramos que la gran mayoría de maíz en México está contiene transgenes, aunque no esté permitido el cultivo de maíz transgénico.

El problema está en que los consumidores no tenemos forma de saber en cuáles productos hay presencia de transgenes, puesto que en México, a diferencia de otros países en donde el uso de cultivos transgénicos se ha normalizado, no hay una legislación por la que los productos con transgenes deban indicarlo en su empaque, a fin de que el consumidor sepa con claridad que se lleva a la boca.

¿Qué es mentira y qué es verdad sobre los transgénicos?
El tema de los transgénicos lleva siendo objeto de una gigantesca discusión entre científicos, organizaciones y hasta países enteros. En la comunidad científica han habido desde señalamientos de científicos asociados con trasnacionales en caso de que sus hallazgos apuntalen a la inocuidad de los transgénicos; y del otro lado, se ha tachado de ignorantes y conservadores a los académicos que se han manifestado ferreamente en contra del cultivo de organismos genéticamente modificados.

Greenpeace por ejemplo enarbola el frente más anti transgénico, pues argumenta que las consecuencias de su uso son potencialmente dañinas para el ambiente y para la salud humana. Hace un par de años, más de 130 premios Nobel iniciaron una campaña para conminar a Greenpeace a "reconocer los hallazgos científicos, y abandonar la postura anti organismos genéticamente modificados".
Una gran parte de estos hallazgos se concentra en un meta análisis publicado en febrero de este mismo año en la revista Nature, que cubre los resultados de investigaciones hechas de 1996 a 2006. Ahí no solo se da cuenta de que hasta el momento no existe una fehaciente correlación entre transgénicos y afectaciones a la salud humana, sino que se confirma el incremento de la producción de cultivos, puesto que son más resistentes a plaguicidas y herbicidas.

Sin embargo, también está el debate del glifosato, un pesticida que al usarse para proteger al maíz de insectos y plagas, potencia su producción. El problema es que el maíz convencional es altamente susceptible a él, mientras que una de las mayores ventajas de transgénico es su resistencia al químico. La misma Organización Mundial de la Salud le ha ubicado como "posiblemente cancerígeno", y, justo encima de él, está la ocupación de ser barbero (no es broma).
En contraste, en 2015 un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación la Agricultura (FAO), reconoce al Glifosato como una sustancia para la que no hay evidencia de que tenga efectos cancerígenos en humanos.

"Puede concluirse que el ingrediente activo no exhibe un riesgo mutagénico para los humanos. También se debe tener en cuenta que no hay evidencia de efectos cancerígenos en humanos, aunque los productos de glifosato han estado en uso mundial desde hace muchos años"

FAO
La Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos también se ha manifestado a través de un informe, en el que desacredita cualquier vínculo entre transgénicos y daños a la salud, aunque sí contempla la evidencia de contagio de transgenes entre cultivos ante medidas adecuadas de seguridad en la gestión de los cultivos.

En México hay tanto académicos que defienden la no inocuidad de los cultivos transgénicos, así como los que hacen un llamado a "no satanizar" el uso de vegetales transgénicos y fomentar el "ponderar las alternativas".
Enmedio de todo el debate, más del 90 por ciento del maíz en las tortillas en México es transgénico
Hace 9 años, un estudio de la UNAM reveló que menos del 10 por ciento del maíz de las tortillas en la capital contenían transgenes. Sin embargo, en 2017, una investigación reveló la presencia de secuencias de genes alterados en un 82 por ciento de las botanas de todo el país, tostadas y cualquier harina con maíz como fuente.

La investigación, liderada por la doctora Elena Álvarez-Buylla del Instituto de Ecología establece que un 90.4 por ciento de las tortillas en el país también tendrían presencia de transgenes. Destaca que la mayor fuente de tortillas sin transgenes proviene de las zonas más rurales, mientras que entre más procesada sea la tortilla, fueron encontradas mayores alteraciones.

Si en México actualmente el cultivo de maíz transgénico no está permitido, ¿cómo es que ha terminado en nuestra mesa?

La explicación pasa por entender una de las principales desventajas del maíz transgénico. Esencialmente, es imposible cultivar maíz transgénico, sin provocar una reacción en cadena que ocasione que los transgenes terminen en el maíz que inicialmente no era transgénico. Álvarez-Buyllia explica que en México hay miles de variedades del maíz nativo, mismas que son "interfértiles con cualquier otra variedad de maíz, incluido el maíz amarillo transgénico".
Los transgenes son genes modificados con herramientas de bioingeniería; han sido alterados con genética de especies distintas, con la finalidad de fortalecer a la especie a la que se le implementan. Cuando los transgénes se utilizan en el maíz, este pasa a ser un Organismo Genéticamente Modificado, y por tanto un transgénico.

Pero las especies encuentran la forma de intercambiar su información genética a través de un incómodo intermediario: el polen.

"Una vez liberados en el ambiente, los cultivos transgénicos florecerán y soltarán el polen que lleva todos los genes de la planta -incluidos los transgenes-. Este polen llegará a los xilotes o flores femeninas de plantas de maíz nativo y las mazorcas resultantes llevarán granos con transgenes"

Elena Álvarez-Buylla
Pero el contagio va más allá. Puesto que de los granos resultantes no todos son comercializados, muchos de ellos son comúnmente guardados como semillas para próximas cosechas, en donde se utilizan para sembrar nuevas mazorcas. Así el proceso se repite, una y otra vez, asegurando la mezcla genética.
Tres probables canales

Sí con el contagio transgénico entendemos el proceso de multiplicación de los transgenes, aún queda por resolver el misterio del comienzo de las plantaciones con maíz transgénico, aunque fueran en un número relativamente pequeño de cosechas.
¿Y cómo es que las semillas terminaron ahí? Hay tres explicaciones. Dos de ellas las contempla el ensayo Unwanted Transgenes Re-Discovered in Oaxacan Maize de la académica Allison Snow de la Universidad de Columbus: La primera, que agricultores mexicanos han podido estar importando semillas de maíz transgénico a lo largo de todos estos años; y la segunda, que las semillas estén siendo importadas por canales oficiales, no para cultivarse para consumo humano, sino para consumo animal.

México es prácticamente autosuficiente (produce más del 95 por ciento del consumo nacional, sin embargo, en maíz amarillo importamos casi el 90 por ciento, siendo Estados Unidos el principal proveedor, país en donde cultivar maíz transgénico es una práctica común.

Para 2016 consumíamos 38.7 millones de toneladas de maíz, de los cuales 60 por ciento es blanco y 40 por ciento amarillo. Mientras que el primero se utiliza para fabricar tortillas y masa, el segundo se destina a cultivar maíz para consumo de ganado y para fabricar hojuelas y frituras.
Una tercera posibilidad es que el contagio sea resultado de permisos expedidos por gobierno para experimentar en campo abierto con maíz transgénico. Otro texto publicado por académicos titulado "Maíz transgénico en el centro de origen: riesgos para México y el mundo" detalla que solo en 2009 se otorgaron 24 permisos para la siembra experimental de maíz transgénico a empresas, en los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Tamaulipas.

También fue aprobado un protocolo con propósitos de bioseguridad con la principal intención de evitar el contagio. Sin embargo "varios de los señalamientos en los protocolos no se cumplieron (...) se establecieron con colaboradores de las empresas trasnacionales y el seguimiento fue a través de personal de las propias empresas".

"En Estados Unidos, los maíces transgénicos y no transgénicos no están segregados, y se ha reportado que los acervos de maíz que deberían estar libres de transgenes albergan más de un 1% de maíces transgénicos. Esto muestra que incluso en un país cuyo sistema alimentario es más cerrado que el de México, y está bajo el control de relativamente pocas compañías, los transgenes no se han podido contener dentro de los acervos, líneas o lugares de liberación apropiados".

Unión de Científicos Comprometidos por la Sociedad.
Cualquiera que sea la explicación detrás del masivo hallazgo de maíz transgénico en México, es fácil identificar que no han sido pocas las zonas susceptibles a contagios en los últimos años. Y aunque la inocuidad de los transgenes es un debate complejo, cierto es que en México continúan sin ser aprobados para su consumo humano.

Luego de la entrada en vigor de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados en 2005, (o Ley Monsanto, como se le ha llamado en medios), el comienzo de los cultivos experimentales desató una pelea legal en 2013, cuando una demanda colectiva hizo que un tribunal determinara el cese a los cultivos con maíz transgénico.

Tres años más tarde, más de 100 medios de impugnación habían sido presentados por parte de Monsanto y similares, y el Gobierno Federal.

La más reciente batalla legal gira en torno al acceso de derecho de información de los propios consumidores. Y es que si la cantidad de cultivo de maíz blanco y amarillo es enorme, ¿por qué nos se han generado esfuerzos para conformar una ley de etiquetado de productos transgénicos?

En realidad, sí han habido. La propia Ley Monsanto en su artículo 101deja en claro que los organismos genéticamente modificados deben tener una "referencia explícita". El problema reside en que solo deben hacerlo cuando sean distintos nutrimentalmente respecto a sus símiles, en este caso, otros granos.
El académico Rodrigo Gutiérrez comentaba el año pasado a Animal Político que se trata de un marco bastante vago. Esa es la razón por la que en 2016 hubo otra propuesta de ley para que productos finales con residuos de maíz transgénico en ellos tuvieran en el empaquetado una leyenda que comunicara a los usuarios sobre la naturaleza de su composición.

El documento señalaba que 96.5 por ciento de los consumidores mexicanos ignora qué son los alimentos transgénicos o no sabe si los están consumiendo, en tanto que "98 por ciento opina que las empresas deben informar en sus etiquetas a sus consumidores si sus productos son transgénicos".

Legislaciones similares se han aprobado en 65 países del mundo incluyendo Estados Unidos. No es para menos considerando que en 2015 se cultivaron 53.6 millones de hectáreas de maíz genéticamente modificado, lo que representa, casi un tercio de las 185 millones plantadas en todo el mundo.

En la lista de países también están Rusia, Brasil y España. Países como Argentina, Chile, Pakistan México continúan sin una agenda clara legislativa en torno al tema. En nuestro país la Ley para el Etiquetado de Alimentos de la Categoría Orgánicos y Transgénicos ha sido congelada en el Congreso y permanece como un pendiente más por parte de la legislatura saliente.
Mientras las discusiones comerciales, políticas y académicas suceden, el maíz transgénico ya está con nosotros, y el descubrimiento no parece ser un buen augurio para su futuro. El mismo Monsanto lo aceptaba ante Reuters hace apenas un año, cuando la directora corporativa regional, Laura Tamayo, aceptó que podrían pasar años antes de que México finiquite la legislación en torno a los transgénicos.
Fuente Xataka

Abandona México producción de maíz palomero

20 marzo 2018
Noticias de Yucatán 
Lejos quedaron los días en que los campos mexiquenses se engalanaban con la suculenta “flor” del maíz. Hoy, los nietos, personas de la tercera edad en su mayoría, de quienes cosecharon la mundialmente famosa palomita de maíz, ya no conocen este grano, y algunos que saben de él, ya no les interesa producirlo.

Por ello, no es extraño que en la región Mazahua, que comprende 13 municipios en el Estado de México, únicamente 20 productores continúen con la cosecha del maíz palomero toluqueño, la “flor”, que hoy tristemente, llega de tierras lejanas.

Sin embargo, la Organización Tortilla de Maíz Mexicana, encabezada por Rafael Mier, a través de investigaciones y pláticas informativas y de concientización con productores, pretende traer de vuelta a la palomita de maíz, al lugar que alguna vez la vio florecer y que también le tiene un aprecio cultural muy especial.

En la región Mazahua, el maíz palomero se fue abandonando porque como era pequeñito no era tan rendidor para hacer tamales y tortillas, hay gente que ya no lo conoce y todavía se sigue acostumbrando aquí que se adornan los templos con palomitas, pero ya son tradiciones que se hacen por imitación, se ha perdido la razón de su significado”, detalló Rafael Mier, en entrevista con Notimex.

A nivel mundial, el maíz es el commodity agrícola que más se produce. México se ubica entre los 10 principales productores e importadores del grano en el mundo y ocupa el lugar número cinco entre los primeros consumidores, según datos del 2016 del Fideicomisos Instruidos en Relación con la Agricultura (FIRA).

De acuerdo a información del gobierno federal, en el país se estima que hay 3.2 millones de productores de maíz localizados en las 32 entidades federativas entre las que destacan Sinaloa, Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Michoacán y Chihuahua, las cuales generan el 61.5 por ciento de la producción nacional.

Las variedades de maíz que más se cosecharon en 2015 en México, el 85.9 por ciento de la producción total correspondió al maíz blanco, 13.6 por ciento a maíz amarillo y el 0.5 por ciento restante a otro tipo de variedades de este grano, esto según datos de FIRA.

No obstante, en cuanto al maíz palomero, según el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (Siap), el único estado productor de esta variedad que aparece registrado en este sistema es Tamaulipas, que generó en 2015, 788.54 toneladas, mientras que en 2016, la producción en la entidad fue únicamente de 376.20 toneladas.

“México ha abandonado su producción de maíz palomero y lo que queda son unos pocos productores en Tamaulipas, ahí hay una empresa mexicana y son los únicos que siguen sembrando maíz. Sin embargo, las variedades antiguas ni siquiera están registradas porque hay muy pequeños productores que a lo mejor tienen unos cuantos surcos.

“En el caso del maíz toluqueño, que es el que estamos trabajando en esta zona, no logramos conseguir siquiera más de 20 productores de los cuales en total, no tenemos más de 15 o 20 hectáreas en todo el Estado de México”, destacó Rafael Mier..

Señaló que de las 59 variedades de maíz que se cosechan en México, siete de ellas corresponden al maíz palomero: toluqueño, chapalote, nal-tel, reventador, Chihuahua, Jalisco y arrocillo.

Mencionó que además del toluqueño otra variedad que cosechan poco más de 100 productores, es el chapalote en estados como Sinaloa, Sonora, Chihuahua y Durango.
Foto: Notimex

“Estamos ayudando y colaborando para localizar en donde se encuentran estos productores de granos antiguos y empezar a rescatar y cultivar estos granos para que podamos volver a disfrutar de unas palomitas de maíz mexicanas”, dijo.

No obstante, este reto se torna muy complejo, ya que durante sus recorridos por municipios mazahuas del Estado de México como Ixtlahuaca, San José del Rincón y San Felipe del Progreso, se ha encontrado con pobladores, de la tercera edad la mayoría, que aseguran desconocer el maíz palomero.

Platicador y sonriente el señor Pedro de 74 años de edad, oriundo de San Felipe del Progreso, narró a Notimex durante la plática que llevó Rafael Mier al pueblo, con el objetivo de que la gente conozca el maíz palomero y se interese en cosecharlo, que su abuelo, quien murió en 1988, cosechaba este maíz.

Describió que él en algún momento, sembró un poco de esta variedad principalmente para el autoconsumo, no obstante, hace muchos años que dejó de hacerlo por ser muy laborioso.

En cambio, su amigo Melquiades de 70 años de edad dijo que él no conocía el maíz palomero hasta hoy que vio la mazorca durante la charla “ahora que estaba desgranando allá en mi casa, encontré una mazorca, pero pues por todo por no saber, era de maíz palomero”.
Además, otra cuestión que se ha detectado con los productores, es que a muchos de ellos ya no les interesa sembrar este tipo de maíz, ya que además de ser muy laboriosa su siembra, las nuevas generaciones se han desinteresado por el campo y en cambio están más enfocados en estudiar o desarrollarse en otro tipo de trabajos.

"Yo que más quisiera sembrarlo, pero ya estoy solo, mis nietos estudian, uno ya se recibió de licenciado y yo aquí que voy a hacer solo, ya los hijos ya cada quien quiere ganar por su lado y tienen otros ideas, mi hijo el más grande tiene 54 años y que venga a la milpa a agarrar la yunta, va a ser difícil”, describió el señor Pedro.

Sin embargo, reconoció que “aquí se vende mucho maíz palomero, un costal en un mes se acaba”. Este grano al que hace referencia Rafael, es el que se vende en las tiendas del pueblo y que proviene principalmente de Estados Unidos, país del que procede el 99 por ciento del maíz palomero que consumen los mexicanos.

Por su parte, el productor Jesús Sánchez de 50 años también habitante de San Felipe del Progreso, reconoció que en su familia dejaron de cosechar este maíz por el desinterés y “porque no decirlo así, por la flojera.

Mis abuelos sembraban el maíz palomero y mi mamá también lo conoce, ella lo sabe seleccionar de la cosecha cuando se da, pero yo a lo mejor la falta de interés ya no lo identifico, pero si nos gustaría sembrar unos dos o tres surcos, para nosotros sería algo maravilloso poder aprovecharlo”, dijo.

A pesar de esto, Rafael Mier continúa en pie de lucha para lograr su objetivo: que en el país se consuma palomitas de maíz mexicanas y que los pueblos mazahuas del Estado de México puedan conservar su cultura a través de la tradición de decorar las iglesias con guirnaldas elaboradas con esta “flor” del maíz.

En este sentido, narró que desde tiempos muy antiguos, ante de la llegada de los españoles a México, la palomita se usó para fines ceremoniales en varias regiones del país para adornar altares y como agradecimiento por las cosechas recibidas, ya que esta representa la pureza y la abundancia.

“Las palomitas son las que representan a la flor del maíz, la cual no es muy atractiva, entonces se cree, que cuando salían al campo los antiguos, veían tantas flores de colores y belleza y curiosamente la planta que más cultivaban y más comían pues no tenía una flor tan bella como las otras plantas.

“Entonces se piensa que de ahí surgió la idea de utilizar las palomitas como si fuera la representación de la flor del maíz y entonces es así que la planta está presente en las iglesias. Aquí en la región Mazahua de San Felipe del Progreso las iglesias todavía conservan esa tradición de adornar a la virgen o a los santos con palomitas de maíz”, apuntó Rafael Mier.

Así, aunque el reto es que las iglesias del pueblo mazahua puedan estar hermosamente decoradas con guirnaldas de “flores” toluqueñas, ya que las que actualmente utilizan para adornar viene de Estados Unidos, es un verdadero deleite que esta tradición se siga conservando.

Engalanada con guirnaldas de palomitas de maíz que cuelgan de sus techos y paredes y en el cuello de los santos, estas decoraciones que acompañan a los magníficos bordados mazahuas y piezas de pan de pulque que destacan también de los muros de la parroquia de Santa Ana Nichi en San Felipe del Progreso, son prueba viva de la importancia cultural de este grano.

“Tenemos que hacerle ver a la población y a los medios de comunicación en México que el maíz se está perdiendo.

“Mucha gente habla que se está perdiendo especies como la vaquita marina, pero no sabemos que se están perdiendo especies como el maíz y el frijol y que esta especies están en peligro de extinción y que también requieren de atención”, puntualizó Rafael Mier.
Notimex

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