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La impunidad, la desconfianza en la policía y el sistema
judicial, más los rumores en redes sociales, dio paso a una oleada de
linchamientos que dejó unos 25 muertos y otros 40 intentos, según cifras
oficiales.
En esta semana ocurrieron cinco intentos de linchamiento
y uno consumando, en el cual a las víctimas se les acusó de rapto de menores y
robo.
El jueves pasado, dos presuntos asaltantes fueron
detenidos y golpeados por habitantes de la delegación Iztapalapa, quienes los
acusaban de haber asaltado a una mujer. Los sujetos fueron rescatados por
policías y cuando fueron revisados, les hallaron un arma y el bolso de la
afectada.
También detuvieron a dos más, sus cómplices, quienes
habían corrido por otra dirección y se salvaron de ser agredidos por los
vecinos.
El miércoles, en dos hechos distintos, indígenas
tzotziles detuvieron y golpearon a dos sujetos en San Cristóbal de las Casas y
en San Juan Chamula, Chiapas. Ambos fueron amarrados al poste y golpeados hasta
hacerlos sangrar. Uno fue acusado de intentar raptar a dos menores y el otro de
violación.
El lunes pasado, en la delegación de Cuajimalpa, en
Ciudad de México, un grupo de pobladores linchó a un hombre de 24 años al que
señalaron por intentar robar a un niño.
Solo bastó que unas personas lo señalaran como culpable
de pretender robar al menor de edad para que decenas de pobladores lo
retuvieran y comenzarán a golpearlo.
Al ser rescatado por las autoridades, contó que buscaba a
un familiar pero un niño que salió de una casa se asustó; pero la muchedumbre
lo arrebató a los policías y lo llevó a la explanada de una iglesia donde
finalmente murió.
En ese mismo día, policías lograron rescatar a una mujer
de 60 años, la cual estaba a amarrada a un poste y a punto de ser quemada viva.
Medio centenar de pobladores de la comunidad de San Pedro Atlapulco, Estado de
México, la detuvieron presuntamente por haber entrado a robar a una casa.
Mientras que en Acatzingo, Puebla, una pareja fue
rescatada de una turba enardecida que los acusaba de robo. Unos 80 pobladores
detuvieron primero al hombre. Después llegó una mujer, su pareja sentimental, y
la señalaron de ser su cómplice.
Según los más recientes registros de la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos (CNDH), durante el 2018, 25 personas fueron linchadas y
más de 40 intentos fueron frustrados aunque las víctimas presentaron distintos
grados de lesiones.
Contexto más amplio
Elisa Godínez, doctora en Ciencias Antropológicas por la
Universidad Autónoma Metropolitana, dijo que “la violencia (de los
linchamientos) tiene que ser leída en un contexto más amplio”.
“En una generalidad que en los pueblos donde se han
protagonizado linchamientos se sufren problemas como falta de servicios
básicos, despojo de tierras, bienes y recursos naturales, invasión de
territorios, crecimiento de la inseguridad y el crimen, entre muchos otros”,
apuntó
La experta señaló que mayoría de los linchamientos ha ocurrido
en pueblos rurales o urbanos del centro de México con “actores colectivos que
forman parte de una misma comunidad y con algún grado de vínculo y de
organización”.
“Un segundo tipo incluye colectividades que se forman de
manera espontánea y se disuelven inmediatamente después de perpetrado el acto”,
agregó.
En los casos de linchamiento “a los pobladores se les
estigmatiza” pero nadie ve, ni sabe que es lo que está pasando en sus
comunidades, entre ellos las autoridades, expuso.
Por ejemplo, en agosto pasado un desplegado alertaba
sobre una supuesta ola de robo de niños por una banda que “se dedica al tráfico
de órganos”, lo cual detonó la incertidumbre en municipios de varias entidades.
El mensaje, junto con el miedo de los padres, se propagó
y viralizó en las redes sociales como el Whatsapp, en donde una cadena de
desinformación circuló copiosa y rápidamente.
Para combatir los rumores, los gobiernos de 13 estados
emitieron alertas a la ciudadanía para no caer en pánico ante falsos reportes
sobre presuntos grupos o delincuentes dedicados al robo de niños en las
localidades.
Según los medios, la tensión se inició en Chihuahua y
Tamaulipas y se extendió por Baja California Sur, Campeche, Colima, Durango,
Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí y Estado
de México hasta llegar a la capital mexicana.
En este ambiente, el 30 de agosto pasado, una persona fue
linchada en Hidalgo acusada de haber robado niños, un día después de pobladores
de una comunidad de Puebla quemaron vivos a dos hombres identificados como
presuntos secuestradores de menores.— EFE