La mayor parte de las 15 hectáreas que forman "La Plancha" y la antigua Estación Central con su patio de maniobras es una enorme mancha de basura, destrucción, maleza y abandono, visitada sólo por perros callejeros, teporochos, drogadictos, pandilleros y guardias privados que los ahuyentan.
Incluso en el lugar han ocurrido tres asesinatos.
En el sector de la vieja estación hay una docena de vías, instalaciones y vagones dañados y semiocultos por la maleza. Los edificios donde funcionaban oficinas, centrales de despacho, correo, carga, operaciones y otros servicios más son una zona devastada: techos y paredes derrumbados, hierros retorcidos y escombro, hierba y basura que ocultan parte de los andenes.
Todo apesta a excremento, orines y animales muertos.
El paso del tiempo y los robos acabaron con las puertas, ventanas y las instalaciones hidráulicas y eléctricas. Los únicos visitantes del lugar son drogadictos, pandilleros y otras personas más que se refugian en ese sitio para dormir, ingerir estupefacientes, guarecerse e intentar llevarse parte de las estructuras metálicas para venderlas como chatarra.
Las paredes que siguen en pie tienen graffitis. En los pisos hay señales de fogatas junto con excremento, frascos de inhalantes, botellas, llantas, láminas, maderos y otros desperdicios más.
Una pequeña parte de las enormes bodegas sigue activa, es almacén de unas 10,000 toneladas de cemento Moctezuma. Una oficina junto a la Estación Central es ahora sede sindical de ferrocarrileros jubilados.
Esa imagen de espacio ruinoso y desaprovechado se acentuó con el transcurso del tiempo, desde que desaparecieron los Ferrocarriles Nacionales de México y esa propiedad se transfirió a un organismo liquidador cuya labor nunca llegó a Mérida, según recuerdan ferrocarrileros.
Al parecer, esa extensión de terreno y sus edificios quedaron en manos de un fideicomiso administrado por Banobras. El terreno no está cercado por un lado, y por el otro tiene rota su malla protectora. Cuando menos en tres ocasiones se escucharon intenciones de rescatar la zona.
Una de ellas fue en agosto de 2008, cuando el alcalde César Bojórquez propuso convertirlo en un sitio de recreo similar al Central Park de Nueva York, con jardines, mobiliario urbano y un museo de trenes. Eso fue durante un recorrido por el sitio con el banquero Alfredo Harp y la presidenta de Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México, Dra. Grañen Porrúa.
Otra propuesta al respecto provino de la Asociación Yucateca de Arquitectos Diseñadores Urbanos, representada por Yolanda Fernández Martínez, ahora directora de Desarrollo Urbano de la Comuna. Ella coincidió en convertir esa zona en un parque con un museo del ferrocarril. Posteriormente, se dijo que el rescate sería parte del proyecto del tren bala que prometió la gobernadora Ivone Ortega.
Buena noticia
La noticia de que esa zona será transformada para la presentación de la cantante Shakira entusiasmó a los vecinos y propietarios de comercios, bodegas, bares y otros negocios que rodean ese predio. Las familias que viven ahí tendrían mejor calidad de vida, más seguridad y mayor plusvalía de sus propiedades.
Entre los vecinos del sitio están antiguos ferrocarrileros que consideran que los patios de la estación central serían los adecuados para el espectáculo, ya que la zona de "La Plancha", ubicada más atrás, sólo tiene libres un espacio triangular donde hay un campo de béisbol y un predio privado del Grupo Lodemo. Esa superficie es reducida, equivale a la quinta parte de los patios de la Estación Central. El resto de "La Plancha" está ocupada por talleres e instalaciones en operación, a cargo de Ferrocarriles del Itsmo de Tehuantepec, y el Museo del Ferrocarril.
La transformación de los andenes y patios de la antigua estación tiene entre sus retos el problema de la propiedad del inmueble, no está en manos del gobierno estatal ni del Ayuntamiento, y no hay permiso por parte de la SCT para remover los largos tramos de vía, cambios de rieles y otras instalaciones que siguen ahí.
En caso de que no se toque esa infraestructura habría que cubrirla, ya sea en forma definitiva, con concreto, o de modo temporal, con algún material removible. Habría que arreglar las calles y aceras aledañas, y retirar de ellas partes de vías que ya no se utilizan.
Otra importante obra será restaurar lo que queda de los edificios, parte de ellos tendrán que ser reconstruidos casi en su totalidad debido a su enorme daño. Otra gran labor estará en la reparación de techos de los viejos andenes, que perdieron casi todas sus láminas y hay peligro de derrumbe en la herrumbrosa estructura metálica que las mantenía en su lugar.
También se necesitara fuerte inversión en las instalaciones eléctricas, hidráulicas, sanitarias y de drenaje pluvial.
Entre "La Plancha" y los patios de la estación hay una fila de casas, cuya parte trasera colinda con los patios de maniobras y, en consecuencia, padecen por el abandono del lugar.
"Nosotros no tenemos noticias respecto al rescate de esa zona, lo único que sabemos es lo que leímos en el Diario", dijo Roger Gómez Chimay, uno de los que intenta reabrir ese museo y cuya familia, descendientes de ferrocarrileros, vive ahí.
En los alrededores de la Estación Central y su patio de operaciones hay, además de viviendas, tiendas, fruterías, dos bares, una agencia de cerveza, una distribuidora de aparatos para el hogar, una fábrica de jarcias, un comercio de plomería y electricidad, talleres, predios en renta o venta y bodegas de abarrotes.
Entre esas últimas están Coma y Granos y Semillas Importados Preve.
Las amplias calles laterales solo están pavimentadas en el centro, de modo que los costados sirven de estacionamiento para camiones de carga, vehículos particulares, motocicletas de un taller de reparaciones e incluso una lancha con su remolque.
Un segmento de esas arterias sirve para descarga de productos y materiales que llegan a granel a esas zona.
Tres asesinatos
El lugar que serviría de escenario para la presentación de la cantante colombiana Shakira también ha sido escenario de al menos tres crímenes, cometidos por la misma persona.
En 2007 el Diario publicó el historial de Wílbert Román Gómez Carrillo, quien en ese entonces estaba acusado de haber asesinado a un indigente en los terrenos de la ex estación del ferrocarril. Sin embargo, durante el juicio se recordó que esta misma personas había cometido antes otros dos asesinatos en el mismo lugar.
El inculpado fue sentenciado en 1980 a pasar 20 años en prisión por un homicidio que cometió en los patios de ferrocarriles. En aquella ocasión se dijo que fue muerte en riña. Una vez libre, en 2000, de nueva cuenta ultimó a otra persona, en la misma Central y por la misma causa.
Otra vez libre, en la misma central del tren, asesinó al indigente.- Hansel Vargas Aguilarhvargas@megamedia.com.mx