El coordinador de Comunicación Social del gobierno del Estado, Jesús Rivero Covarrubias
El titular de la Coordinación General de Comunicación Social del gobierno del Estado (CGCS), Jesús Rivero Covarrubias, está a punto de terminar de remozar su lujosa casa de campo en las cercanías de Mocochá, en cuyas obras ha invertido casi dos años.
El funcionario es señalado como el principal responsable de autorizar el pago de cientos de facturas por servicios prestados a esa dependencia que, al parecer, nunca se hicieron, por un monto de por lo menos $135 millones.
Su casa de descanso, llamada Los Flamboyanes, se ubica en el kilómetro 7 de la antigua carretera Mocochá-Baca, sobre un terreno de 60 metros de frente por 100 de fondo, aproximadamente.
La propiedad está delimitada por un muro de dos metros de alto. Al frente tiene un gran portón de madera y detrás del muro se aprecia una antigua casa rural, encima de la cual se ha edificado la moderna casa de campo de Rivero Covarrubias, de color rojo.
Alberca y palmeras
Un equipo de albañiles remozó las piezas interiores de la antigua casa, con acabados de lujo. En la sala se aprecia una enorme televisión de plasma, por ejemplo, y en las afueras, en la parte delantera y en el costado poniente, una terraza techada que da al enorme jardín. Allí, en medio de palmeras y árboles de ornato, hay una alberca con sus vestidores y más atrás una palapa de servicio.
En la esquina superior del terreno se encuentra la casa de los empleados y en la parte trasera, un edificio que funciona como oficina.
Recientemente, reporteros de Central 9 observaron a media docena de albañiles dar los últimos detalles a la casa de campo, cuyo remozamiento empezó a fines de 2010 y avanzó mucho en los últimos 12 meses.
Aspecto de la casa en junio de 2011.
El 7 de junio de 2011, Central 9 publicó un reportaje sobre esta misma propiedad, cuando aún estaba cercada con una albarrada y en medio de mucho terreno baldío, aunque ya tenía la casa remozada, la alberca y parte del jardín.
Imagen actual de la quinta de Jesús Rivero Covarrubias, llamada "Los Flamboyanes", la cual tiene una estancia con acabados de lujo; piscina, vestidores, palapa de servicio, oficina administrativa y casa para los empleados
Al día siguiente de esa publicación, Rivero Covarrubias declaró que la casa ya existía cuando compró el terreno. Sólo la pinté de rojo, dijo. Lo que sí construí, agregó, fue la piscina en un hueco que ya había, un cuarto y una bodega.
“Es una propiedad que tengo con mis hermanos, no es sólo mía, y la compramos hace varios años”, precisó.
Según vecinos del lugar, Rivero llevó maquinaria especialmente para hacer su piscina. Antes de comprar ese terreno, dicen, éste era una quinta de carneros. Cuando el funcionario la compró, encargó su vigilancia a José Blanco Cauich, que, aseguran, cobraba su sueldo en el gobierno. Los vecinos también vieron a cuadrillas del Ayuntamiento de Mérida, con sus playeras anaranjadas, arreglando los jardines de la casa.
La quinta como luce actualmente, propiedad de Jesús Rivero.
Manuel Cortés Trejo, chofer y hombre de confianza de Rivero Covarrubias, añaden los vecinos, visita la propiedad casi a diario. Él le paga a los albañiles y frecuentemente se queda a dormir en las noches. Suele usar una camioneta gris metálico o va en un auto negro.
Visitas de la esposa
Algunas veces llega la esposa de Rivero, Karla Alemañy Cordero, en un auto negro, generalmente para supervisar la decoración de la casa. También la hermana del funcionario, Patricia Rivero Covarrubias, secretaria de la escuela primaria de Mocochá, visita muchas veces la propiedad campestre.
La Quinta Los Flamboyanes
Además de su casa de campo, el coordinador de Comunicación Social, que recibe un sueldo mensual neto de $103,000, tiene por lo menos otras dos propiedades: una casa en la calle 25 de la colonia Sodzil Norte, que adquirió en 2010, y un terreno frente al mar, cerca de Xtampú, con 20 metros de frente por 30 de fondo (tablaje catastral 5,054, de Dzemul), que compró en 2008.
Ayer publicamos que otro alto funcionario del gobierno de Ivonne Ortega Pacheco, el director del Instituto del Deporte de Yucatán, José Novelo Flores, construye su propia mansión de verano en Telchac Puerto.
Además de su presunta responsabilidad en el desvío de por lo menos $135 millones del presupuesto de comunicación social del gobierno, por medio de facturas de 70 empresas fantasmas, a Rivero Covarrubias se le relaciona también con la compañía Publicidad Creativa MD, S.A. de C.V., cuyo principal accionista es precisamente su chofer Cortés Trejo.
De acuerdo con información oficial en poder de Central 9, esta persona, a través de Publicidad Creativa, cobró, por ejemplo, $318,768 el 9 de marzo de 2011, según el folio 1,437, y otros $318,768 el 29 de agosto de 2011 (folio 4,935), por concepto de “pagos por publicidad para campaña de huracanes”.- Hernán Casares Cámara
Facturas fantasmas | Inversiones
Jesús Rivero Covarrubias está vinculado con el tráfico de facturas desde 2008.
Sociedad
Este funcionario no sólo autorizó cuantiosos pagos de facturas por servicios inexistentes, sino que ante las denuncias de este ilícito, él mismo creó, con su chofer, una empresa para triangular los pagos: Publicidad Creativa.
Servicios
Como ya informó Central 9, esta compañía facturó, entre otros servicios, $69,600 por labores de perifoneo en distintos municipios, el 5 de agosto de 2010; $97,000 “por servicios de publicidad de la revista Entérate”, del Ayuntamiento de Mérida, el 28 de febrero de 2011; y $27,840, por supuestos servicios de publicidad del Tercer Informe de Gobierno.
Otra lujosa casa para descanso Avanzan las obras en una propiedad del vocero estatal
Publicada: Sábado, 14 de julio de 2012 3:00 am |
Mérida
Gobierno
Casa que construye Jesús Rivero Covarrubias cerca de Mocochá
Igual que su colega de gabinete José Novelo Flores, del IDEY, quien construye una mansión de playa en Telchac Puerto, el coordinador de Comunicación Social del Gobierno, Jesús Rivero Covarrubias, está a punto de terminar de remozar su lujosa casa de campo en las cercanías de Mocochá, en cuyas obras ha invertido dos años.
