¿En qué piensas cuando escuchas o lees el nombre “King Kong”? ¿Mentalizas un enorme simio abriéndose paso por las calles de Nueva York? ¿Una bestia colosal escalando el Empire State mientras carga una chica en la mano?
¿Pero qué tal una trágica historia de amor?
La de King Kong quizá sea el relato de desamor más llegador de todos los tiempos, y además es uno que te recordará lo fracasada que es tu vida amorosa. Veamos por qué:
1. Kong se obstina a creer en un amor imposible. Él es un simio monstruoso, ella una pequeña humana; pero ahí lo ves insistiendo en donde no debe insistir. ¿A quién te recuerda?
2. Kong se pelea por alguien que no le hace caso. El pobre se agarra a fregadazo limpio contra otras bestias igual de colosales, todo por defender y poner a salvo a quien no tiene el menor interés en él. ¿Te suena familiar?
3. Su interés amoroso elige escapar con la competencia. ¡Y aun así continúa insistiendo! Es tan como tú.
4. Por enamoradizo, Kong se olvida de cualquier noción de dignidad. A causa de su terquedad e intensidad, es capturado y llevado a la ciudad, en donde lo exhiben encadenado en un teatro de Broadway. ¿Pero qué necesidad?
5. Kong no capta directas ni indirectas. Su terquedad le impide apreciar que la mujer que tanto desea está aterrada y reventándose a punta de gritos la garganta. Igual que cuando no entiendes que *esa* persona no quiere estar contigo.
6. Por andar “cacheteando las banquetas”, es incapaz de ver los problemas en los que se va metiendo. Mucha chica en mano y necedad amorosa a flor de piel, pero ¿qué tal esos cazas que lo terminan acribillando?
7. Kong muere por amor y a nadie le importa un bledo. Como cuando te tiras al drama porque sabes que tienes un amor no correspondido, y le das flojera a tus amigos con la misma historia de toda la vida.
¿Pero qué tal una trágica historia de amor?
La de King Kong quizá sea el relato de desamor más llegador de todos los tiempos, y además es uno que te recordará lo fracasada que es tu vida amorosa. Veamos por qué:
1. Kong se obstina a creer en un amor imposible. Él es un simio monstruoso, ella una pequeña humana; pero ahí lo ves insistiendo en donde no debe insistir. ¿A quién te recuerda?
2. Kong se pelea por alguien que no le hace caso. El pobre se agarra a fregadazo limpio contra otras bestias igual de colosales, todo por defender y poner a salvo a quien no tiene el menor interés en él. ¿Te suena familiar?
3. Su interés amoroso elige escapar con la competencia. ¡Y aun así continúa insistiendo! Es tan como tú.
4. Por enamoradizo, Kong se olvida de cualquier noción de dignidad. A causa de su terquedad e intensidad, es capturado y llevado a la ciudad, en donde lo exhiben encadenado en un teatro de Broadway. ¿Pero qué necesidad?
5. Kong no capta directas ni indirectas. Su terquedad le impide apreciar que la mujer que tanto desea está aterrada y reventándose a punta de gritos la garganta. Igual que cuando no entiendes que *esa* persona no quiere estar contigo.
6. Por andar “cacheteando las banquetas”, es incapaz de ver los problemas en los que se va metiendo. Mucha chica en mano y necedad amorosa a flor de piel, pero ¿qué tal esos cazas que lo terminan acribillando?
7. Kong muere por amor y a nadie le importa un bledo. Como cuando te tiras al drama porque sabes que tienes un amor no correspondido, y le das flojera a tus amigos con la misma historia de toda la vida.