Un hombre británico de 72 años permaneció más de una
semana con una dentadura postiza atorada en su garganta, luego de se sometiera
a anestesia general para un procedimiento quirúrgico.
Seis días después de que al paciente se le realizara una
cirugía para extirparle una masa benigna del abdomen, el anciano se acercó a
una sala de urgencias quejándose de dolor de garganta, dificultad para tragar
alimentos y tos con sangre, recoge un informe publicado en la revista BMJ
Journals.
Basados en una radiografía de tórax, los médicos
sospecharon que se trataba de una infección respiratoria y le recetaron
antibióticos. Asimismo, consideraron que el problema de garganta era un efecto
secundario de la intubación durante la operación.
Dos días después regresó al centro de salud porque sus
síntomas se habían agudizado: no había podido siquiera ingerir los
medicamentos, tenía dificultad para respirar, principalmente al estar acostado,
y el sangrado continuaba. Entonces los especialistas le revisaron la
garganta y detectaron un objeto extraño sobre sus cuerdas vocales. Luego de una
radiografía de cuello se pudo comprobar que se trataba de una pieza compuesta
de tres dientes y un puente metálico.
El septuagenario mencionó que había perdido la prótesis
después de la cirugía, lo que supone que pudo haberla tragado luego de ser
anestesiado. Finalmente fue intervenido de emergencia para su extracción y dado
de alta una semana después.
No obstante, el sangrado y la tos continuaron y obligaron al
hombre a regresar varias veces al hospital. Una detallada revisión reveló
una ruptura en una arteria a consecuencia del daño en los tejidos que
había provocado la dentadura. Con nueva cirugía y varias trasfusiones de sangre
el británico se recuperó totalmente.
El caso pone de manifiesto los peligros que puede suponer
dejar prótesis dentales en la boca de cualquier persona a punto de ser sometida
a un tratamiento quirúrgico.