GUADALAJARA, Jalisco.- Los cubrebocas son un arma de doble filo. Si bien ayudan a proteger a las personas para evitar propagación de virus, su mal uso y disposición final los convierten en un foco de infección.
Maité Cortés, directora ejecutiva del Colectivo Ecologista Jalisco, explicó que la tela funciona como un filtro donde se quedan partículas de todo tipo, de ahí la importancia de no tocarlo.
Toda la basura, el polvo y las heces fecales se pegan en la tela y se sobrerrespiran, se hace como un amplificador, muchos se ponen el cubrebocas de bufanda se llena de mugre y luego lo agarran y lo ponen en la boca y nariz", comentó.
Aida Alejandra Guerrero, investigadora de la UdeG, agregó que al no utilizar la mascarilla de manera correcta se genera una contaminación cruzada.
"El cubrebocas tiene que estar lo más limpio que se pueda por la parte interior y al momento de bajarlo hay bacterias, se vuelve a subir y hay una contaminación, si sólo se tapan la boca se está respirando lo que se acumula en la parte exterior".
A esto, se suma que aquellos que son de un solo uso no se les da la disposición final correcta y, en el mejor de los casos, se tiran en los botes de basura, poniendo en riesgo a los recolectores de desechos y a los pepenadores.
Rubén Gómez Ortiz, investigador del Colectivo, consideró que al no tener un tratamiento especial, los trabajadores de aseo público tienen contacto con ellos, elevando la posibilidad de contagio.
"Van de hogar en hogar y están en contacto con residuos como cubrebocas u otros objetos que pueden tener el virus que sobrevive durante días en los objetos", refirió.
Para tirar los protectores de boca y nariz de un solo uso, catalogados como residuos biológicos infecciosos por la norma federal se recomienda recortarlos y juntar los pedazos en una bolsa de plástico para después rociarlos con agua clorada.
Estos desechos no deben juntarse con el resto de la basura en el hogar y antes de ser entregados al camión recolector, la bolsa tiene que estar bien amarrada y sanitizada en su exterior.
Al destruir los cubrebocas, agregó la investigadora de la UdeG, se evita que la gente vea la oportunidad de recolectarlos, lavarlos y venderlos nuevamente, como ha pasado en otros lados.
Guerrero señaló que lo ideal es tener cubrebocas reutilizables y deben lavarse inmediatamente después de ser usados.
En tanto, la directora ejecutiva del Colectivo Ecologista hizo un llamado para intensificar la separación de basura en el hogar y colocar los cubrebocas en los residuos sanitarios, tal como lo marca la norma estatal, lo que ayudará a los recolectores a proteger su salud.
REFORMA.