El jueves, Hugo López-Gatell anunció de forma
categórica que las vacunas contra el covid solo las
compraría y distribuiría el gobierno federal. En menos de 24 horas, su jefe,
el presidente López Obrador —por primera vez en lo que va de toda
esta pesadilla de pandemia— lo descalificó al decir que los
estados y la IP podían comprar las vacunas, administrarlas y distribuirlas.
Quizá esta decisión la tomó finalmente el mandatario ante el
elevadísimo récord en el número de personas muertas y contagiadas en
un solo día. O, bien, porque ya vio lo errado de la estrategia del
subsecretario de Salud. O tal vez AMLO está en proceso de lavarse las
manos, desviar su responsabilidad en este rotundo desastre y culpar a
quienes a partir de ahora absorberán la tarea de proveer y administrar
las vacunas anticovid en el país. En otras palabras, bajo esta
lectura, el titular concede a gobiernos locales, sociedad civil e iniciativa
privada una manzana envenenada (en este caso “un suculento queso
que oculta una ratonera”).
Sea lo que fuera, es una indiscutible verdad que las
decisiones de este régimen han tenido un muy importante costo en vidas e
infectados. Mantener a López-Gatell en su puesto no ha salido barato. O,
dicho de otra manera, consentir a los “gatos de angora” resulta
demasiado oneroso, sobre todo porque estos solo sirven de compañía.
A gato escaldado una vez, no lo atrapan más
Al anuncio de Andrés Manuel al respecto de que las
entidades federativas y la IP pueden, a partir de ahora, buscar proveedores y
comprar vacunas, generó diverso tipo de emociones. Desde el aplauso compartido
por Felipe Calderón, el CCE y la Coparmex, hasta quienes conociendo cómo
se las gastan en la 4T (venta/rifa del avión sin venta ni rifa y etcéteras),
están esperando ya el ‘gato por liebre’.
Cuando el gato falta, los ratones bailan
¿Por qué el cambio de 180 grados en la posición
del gobierno federal al respecto de las vacunas? Nuevamente, respuestas a
esta interrogante hay muchas: desde que no hay forma de que el
gobierno federal cumpla con el plan que se propuso y anunció, hasta que si la
estrategia de vacunación no resulta, los culpables serán los otros.
Total, “el gato espera que los ratoncitos salgan y
dejen de cuidarse para atacarlos”...
Y, sí, ahora los empresarios y gobernadores están
en un momento de euforia pensando en todo lo que pueden lograr. Pero el detalle
—que ni tan pequeño— estriba en que por ahora y durante varios meses no
podrán comprar vacunas. (Las que sí están a la venta para entidades que no son
gobiernos de las naciones son la rusa y la china, las cuales tienen un
cuestionable nivel de confianza.)
Aquí hay gato encerrado
Se debe ser cauteloso con el optimismo, porque no será
fácil alcanzar el objetivo heredado. Sin olvidar que no faltará el vivo
que diga tener las vacunas para venderlas, aunque las mismas sean piratas o
agua envasada.
A lo anterior sumamos estas preguntas: ¿se podrá demandar a
la IP por las vacunas que no sirvan?, ¿se sabrá de aseguradoras que cubran
al asegurado si se utilizó determinada vacuna obtenida por un canal que no
sea el del gobierno federal? Una vez que la IP las obtenga, ¿qué logística
implementarán de forma rápida, pero a prueba de error, para inocular a
determinados segmentos de la población?
A buen gato, buen rato
¿Qué pasó con López Obrador para que aceptara dar
una concesión a sus críticos y ceder hasta cierto punto el control de toda la
vacunación? ¿O sabrá que este es el momento de trasladar la responsabilidad?
En el mismo sentido, se dijo que la razón por la cual se
extinguieron 109 fideicomisos fue para que sus dineros sirvieran para
comprar todas las vacunas. ¿Dónde está el dinero? ¿A cuál compra se destinará?
¿A quienes sí se les pondrá?
¿Será que es a sabiendas de que no hay ni habrá vacunas suficientes
que el problema se les hereda a los gobernadores? Es cierto que ‘más sabe el
diablo por viejo que por diablo’, y lo mismo: ‘a gato viejo, ratón tierno’.
Para un político avezado como es la cabeza del ejecutivo federal, es mejor
dejarles pensar a otros que ellos son quienes solucionarán el problema, al
tiempo que apuestan por que no sea así.
‘Al gato le gusta el pescado, pero no mojarse los pies’ (así
los López)
La idea es perfecta. Otros deben hacerse cargo de la inoculación,
de la compra, de la distribución y quien quedará como el que permitió el
esquema es el primer mandatario. Si las cosas salen mal, él tendrá el tiempo
para conseguir vacunas o, bien, continuar con la que ya conocemos de culpar a
otros de sus errores.
El amo manda al criado, el criado manda al gato, y el gato a
su rabo
Desafortunadamente, lo que propone AMLO no es el
mismo esquema que en Estados Unidos, donde el Estado provee las vacunas a
las entidades y municipalidades, a las farmacias y hospitales, y estos las
administrarán y aplicarán. En ese país se mantiene centralizada la compra por
parte del gobierno federal, y se distribuirán por los canales de la IP y de los
estados, para que sean quienes administren las vacunas y quienes inoculen.
Hacer que la IP y los estados consigan vacunas por
su cuenta, y con ello ayuden a cubrir a la población objetivo, además de
riesgoso, se traduce en desentenderse.
A ratón con buen olfato, nunca lo sorprende el gato
Lo irónico de todo esto, es que ahí anduvimos los críticos
reclamando ese espacio para la IP y los gobiernos locales, y ahora que lo
tendrán, resulta demasiado tarde. Estamos ante una concesión presidencial que
servirá de poco o nada.
Suponiendo que los gobernadores y muchos otros actores
consigan las vacunas, ¿tendrán el suficiente buen olfato y mejor puntería
para que “el gato” no los sorprenda? Si esto es así, las ventajas políticas
para los gobernadores que consigan la vacunación y hagan un trabajo eficiente
en sus estados se multiplicarán.
La pelota está ahora en la cancha de la IP y de los
gobernadores. Y como tal, no tienen más remedio que jugar. Al final, con fuerza
de voluntad e inteligencia, incluso un ratón (IP y gobernadores) pueden
comerse a un gato (Gatell).
Con un ojo al gato y otro al garabato
Sin embargo, la realidad es que peor sería no hacer
nada. Sea gobierno federal, estatales o IP es necesario buscar e intentar por
todas las vías inmunizar a la mayor cantidad de gente que se pueda.
Y, no importa el actor, deberá cuidarse la compra, la distribución y la
inoculación. Que las cosas se hagan de forma correcta, transparente y
expedita.