López Obrador inaugurará este viernes 1 de julio la primera fase de la Refinería Olmeca de Dos Bocas, en Tabasco, es decir, el complejo de oficinas administrativas de este megaproyecto. Nada más.
Aunque ya casi la totalidad de las estructuras principales del rompecabezas Dos Bocas está instalado, su funcionamiento todavía llevará tiempo.
Las plataformas donde se asentarán los contenedores, el mechero o antorcha central (la estructura más alta de la obra), los almacenes, las plantas de destilación, los cuartos de operación y el reactor primario para la refinación todavía están inconclusos.
“De dos a tres años para que esto funcione al cien", coinciden distintos trabajadores de uno de los megaproyectos más sentidos del presidente de México, el que está en su terruño, el que prometió desde su primera campaña presidencial.
La última manita de gato aquí y allá. Los detalles finales del "cuarto para las doce". Los trabajos a contrarreloj. La fecha fijada e inamovible para asentar, en el imaginario colectivo, en el calendario de la Cuatroté, la entrega de una nueva obra a medias.
Camiones de volteo van y vienen en la carretera Paraíso-La Ceiba, donde se asienta la obra. Adentro las labores a marchas forzadas para tener listos los edificios que forman parte del complejo administrativo de Dos Bocas. Afuera el pintado de banquetas, el riego de jardineras, el barrido impecable en los accesos principales de la refinería.
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“No paramos. Día y noche estamos trabajando. Lo quieren todo listo para el viernes en la mañana, antes de que llegue el presidente a la ceremonia de inauguración”, comenta un joven trabajador en la obra.
El muchacho espigado de unos 30 años salió con unos compañeros a comprar agua, café y unas frituras a la tienda de conveniencia que está frente al acceso principal a la refinería. Lo piensa dos veces y al final dice que lo que se va a inaugurar sólo es "la primera etapa de la obra", es decir, el complejo de oficinas administrativas.
Señala hacia la izquierda, observando de frente la planta. “Allá atrás está el reactor, una de las piezas más importantes para el funcionamiento de una refinería. No está listo. Faltan las pruebas y dicen que eso tarda como año y medio. Ahí adentro calculan que esto quede listo en 2024 o 2025”.
NO A TODOS LOS EMPLEADOS LES VA IGUAL
Los que portan overol anaranjado fluorescente, ya sea con el estampado en la espalda de las empresas ICA Flouor o de Samsung, son los afortunados que tienen empleo en la Refinería Olmeca.
Los que visten de civil, con rostros de angustia, con un nudo en la garganta, con papeles en mano y mochila a la espalda, son los que buscan un puesto en la megaobra, ya sea para hoy, para los próximos días o para las siguientes semanas.
Bernardino Santiago es uno de ellos. Llegó hace dos meses a Paraíso con su hijo de 20 años, para trabajar en Dos Bocas. Son originarios de la comunidad de San Lucas, Chiapas, cerca de San Cristóbal de las Casas. Ambos son albañiles. Viajaron 342 kilómetros porque se enteraron que aquí se ganaban cuatro mil pesos a la semana, 16 mil al mes.
Los dos entraron a trabajar. La semana pasada, Bernardino se negó a pagar una cuota de mil pesos semanales que piden los capataces de la obra, que a su vez –dice– están coludidos con funcionarios y jefes de las empresas contratistas.
Lo echaron sin más. Su hijo sigue en la obra. Él está desesperado porque no mencionan su nombre en el módulo de contrataciones que está frente a la refinería. “Ya vienen recomendados los que pasan. Yo de aquí no me voy a mover. Necesito ese empleo”.
Hay otros trabajadores, técnicos o especialistas, que no tienen que pasar por este desgastante filtro.
Norberto Higuera y Tomás Jaimes, uno veracruzano y el otro del municipio de Comalcalco, Tabasco, a media hora de este punto, dicen que dentro de la refinería “está lleno de coreanos, chinos y venezolanos”.
Algunos se dejan ver por las tienditas o los pequeños comedores que aprovecharon el boom de Dos Bocas. Otros van de aquí para allá en camionetas o autos de las empresas contratistas.
Norberto y Tomás también coinciden que lo único que se va a entregar terminado para el sábado, día de la inauguración de la Refinería Olmeca, es el área de oficinas corporativas y una parte de la zona de almacenes.
La única forma de visualizar un poco cómo está el avance de la megaobra de López Obrador en Dos Bocas, específicamente en la parte trasera de la refinería, es desde la laguna que se bifurca con el Golfo de México, conocida como Río Seco.
El Sol de México realizó un recorrido en lancha a ese sector y verificó que aún continúan las labores de dragado para conectar, a través de un puente, el antiguo complejo petroquímico, de refinación y almacenamiento de Dos Bocas, con la Refinería Olmeca.
Aunque sólo está permitido llegar hasta cierto punto, es notorio que en esa zona –donde se encuentran las plataformas para los contenedores, el reactor, los cilindros y los cuartos de operación– el avance es marginal.
El viernes 1 de julio –en el cuarto aniversario del triunfo electoral de López Obrador, a dos años y medio de concluir su mandato y con dos megaproyectos inaugurados a medias–, el país contará con su séptima refinería, la Olmeca de Dos Bocas, Tabasco. Bueno. Bueno, al menos con las oficinas corporativas de ese complejo.
@RivelinoRueda / El Sol de México