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Guillermo del Toro, ganador de dos premios Oscar, se ganó hoy con su sencillez y franqueza a las 9.000 personas, en su mayoría jóvenes, reunidas en la última de sus conferencias en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara.
La tercera de las charlas que el realizador ofreció en su ciudad natal resultó la más animada ante el júbilo de los estudiantes que lograron obtener una entrada al auditorio Telmex entre las 30.000 solicitudes recibidas en poco menos de 40 minutos.
Los argentinos Martín Ferreira y Nadia Cotlight contaron que al saber de la presencia del cineasta pujaron por una entrada que consiguieron después de tres intentos y aseguraron que gritaron de felicidad cuando la confirmación llegó a sus correos.
"Estuvimos tres horas conectados a internet tratando de sacar los boletos del domingo y el sábado, pero fue imposible", relató Nadia Cotlight.
Como estudiantes de teatro, a ambos les interesa aprender de un director como Del Toro a quien consideran como uno de los "mejores exponentes del cine".
"Nos interesa mucho su opinión, todo lo que nos pueda enseñar y todo lo que sabe debe ser mucho como para dar todas las clases magistrales que está dando y queremos ser parte de esto y saber un poco de sus conocimientos", afirmó Ferreira.
Luis Alfonso y Aries Gaytán, estudiantes de preparatoria y aficionados al cine, obtuvieron sus entradas gracias a una participación en un concurso de cortometrajes.
Aries creció viendo sus monstruos. Hellboy es uno de sus personajes preferidos por lo que escuchar a Del Toro significa para él conocer a quien creó ese mundo.
En su vuelta a la ciudad que lo vio crecer y nacer como director, Del Toro levantó una gran expectativa entre sus fanáticos tanto fuera como dentro de la ciudad.
Una semana antes de su arribo los espacios para sus tres clases magistrales se agotaron y ya en casa el público se volcó y lo obsequió libros, dibujos, camisetas y hasta le compartieron sus proyectos personales.
Los jóvenes sabían que este lunes era la última oportunidad para escucharlo. Desde que lo presentó el director del festival, Iván Trujillo, Del Toro fue recibido con gritos y aplausos como si fuese una estrella de rock a punto de dar un concierto.
Parsimonioso y con sus dos estatuillas Oscar en las manos, el realizador mexicano entró al escenario con una sonrisa en el rostro.
"Memo, Memo", gritaba el auditorio mientras Del Toro sonreía quizás incrédulo de haber abarrotado uno de los auditorios más grandes de la ciudad.
Con su carácter franco y sin reparos para decir palabras altisonantes o hablar de su vida familiar, Del Toro conquistó a los asistentes, que reían con sus bromas y aplaudían sus críticas al gobierno mexicano o los consejos de "mandar el mundo a la chingada" para hacer lo que se sueña en la vida.
Los 15 micrófonos dispuestos en el auditorio y las 45 preguntas que Del Toro prometió que contestaría a los asistentes fueron insuficientes ante el interés por tener un pequeño diálogo con el creador de películas como Mimic y El espinazo del diablo.
Más de dos horas pasó Del Toro dando respuestas a su público y acerca de por qué declinó dirigir una cinta de Harry Potter dijo que si bien disfrutó los libros de J.K Rowling decidió que no quería hacer un cuento de hadas ajeno y optó por El laberinto del fauno.
Una chica le cuestionó si se identifica como un príncipe aburrido o una bestia, en referencia a la relación de amor de los personajes de su filme La forma del agua, lo que hizo sonrojar al director y provocó los gritos y risas del público.
"Yo soy quien soy y no me parezco a nadie", contestó Del Toro para tratar de evadir la pregunta.
Un joven de Aguascalientes le agradeció ser "su inspiración" para dedicarse a la creación de efectos especiales y por haberle salvado la vida con la película El laberinto del fauno; Del Toro permitió que se acercara a darle un obsequio.
El mexicano alentó a los jóvenes a seguir creando y aprovecharse de las becas para estudiar cine que él financiará y prometió que volverá pronto a Guadalajara a ofrecer cursos de diseño de producción y diseño de criaturas y monstruos. EFE