Noticias de Yucatán
Eduardo Ramírez Aguilar, amigo de infancia de Manuel Velasco Coello, es el personaje con quien el mandatario estatal prácticamente ha cogobernado seis años y quien ahora pretende sucederlo, para lo cual encabeza la “Rebelión Verde” en Chiapas.
El viernes 19, tras conocer un acuerdo cupular tomado en la Ciudad de México y según el cual el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) debería aliarse con el PRI en Chiapas para apoyar la candidatura al gobierno del senador Roberto Albores Gleason, Ramírez Aguilar inició una revuelta que fue secundada por diputados locales y alcaldes, inconformes con lo que llamaron una imposición.
Ramírez Aguilar, dirigente estatal del PVEM, diputado local y presidente de la Junta de Coordinación Política, encabezó en la plaza central de esta capital, el domingo 21, una multitudinaria protesta durante la que renunció a esos cargos.
Miles de hombres y mujeres vestidos de blanco llegaron desde diferentes municipios, acarreados por los alcaldes, ¬diputados y demás líderes de la estructura que durante los últimos años ha construido Ramírez Aguilar para llegar al gobierno de Chiapas.
Al menos 14 de 16 diputados renunciaron al PVEM un día antes y los casi 60 alcaldes amagaron con hacerlo si se consumaba “la imposición”.
El PVEM, al amparo del gobierno de Velasco Coello, ha crecido tanto en Chiapas desde 2012, que ahora se considera la primera fuerza política en la entidad, según Ramírez Aguilar.
Tiene 16 de los 40 escaños del Congreso local y gobierna 58 de los 122 municipios de Chiapas. Tienen, además, una de las tres senadurías por la entidad. El PVEM llegó a la Cámara de Diputados federal con siete de los 12 diputados chiapanecos. Y mientras que el PRI estatal recibirá 30 millones 906 mil pesos para su financiamiento público durante 2018, el PVEM recibirá 47 millones 373 mil pesos.
Con todo eso, dice en entrevista Ramírez Aguilar, los verdes chiapanecos se sienten capaces de ir solos en las elecciones para gobernador del próximo 1 de julio.
El PRI quiere cobrar la factura de 2012, cuando le dio su apoyo al aspirante del PVEM, Manuel Velasco Coello. Ahora el tricolor quiere que Albores Gleason sea su candidato.
Uno de los operadores de esa imposición fue Aurelio Nuño, coordinador de campaña de José Antonio Meade y a quien, como secretario de Educación, Ramírez Aguilar encaró en el Congreso local en los años de la revuelta magisterial contra la reforma educativa.
Esa postura de Ramírez Aguilar fue lo que revivió para intentar dejarlo fuera de la jugada política electoral.
Al menos así lo reconoció el mismo Ramírez Aguilar el domingo 21 en la plaza central de Tuxtla Gutiérrez, que albergó a más de 5 mil de sus seguidores. Y ahí ratificó su postura contra la reforma educativa.
Consulta a las bases
Para su alianza con el PRI, el PVEM puso una condición: una consulta a las bases, militantes y simpatizantes, para elegir el candidato a gobernador del estado.
El martes 23 se registró la coalición Todos por Chiapas ante el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC). Al PRI y al PVEM se unieron el Panal y dos partidos locales: Podemos Mover a Chiapas, del excomunicador Enoc Hernández Cruz, y Chiapas Unido, fundado el sexenio pasado por el entonces gobernador Juan Sabines Guerrero.
Julián Nazar Morales, líder del PRI en Chiapas, y el equipo de asesores de Albores Gleason aceptaron la condición de hacer una consulta a las bases. Además de los dos más fuertes candidatos, podrían entrar también a esa contienda el senador verde Luis Armando Melgar, el alcalde tuxtleco –también del PVEM–, Fernando Castellanos, Enoc Hernández y el líder estatal de Chiapas Unido, Miguel Ángel Córdova.
El dilema ahora es quién y cómo se realizará esa consulta. Aunque públicamente el PVEM pidió que la haga el órgano electoral en Chiapas, hasta el viernes 26 ninguna solicitud formal se le había presentado.
Ramírez Aguilar dice que no participará en ese proceso para ver qué le toca, sino que su rebelión es contra la imposición cupular desde el centro del país; tampoco acepta imposiciones desde las cúpulas partidistas en Chiapas, por lo que exige una consulta a la militancia y simpatizantes de los partidos coaligados.
“Demostremos al centro de la República que los chiapanecos sabemos tomar nuestras propias decisiones, que no vamos a aceptar que personas que no conocen lo que nos duele, lo que nos lastima, lo que nos ofende en Chiapas, tomen decisiones por nosotros”, dice a Proceso.
Aun cuando no sabe cómo será el procedimiento, sospecha que “están ganando tiempo y que pasen los días, y que van a ver que haya seguramente una negociación”, a la cual, asevera, no se va a prestar.
Mientras tanto, Ramírez Aguilar coquetea con la alianza PAN-PRD-PT, donde los dirigentes locales de los dos primeros –César Espinosa, del sol azteca, y Janeth Ovando, del blanquiazul, sus amigos– han intentado abrirle las puertas y allanarle el camino a la candidatura.
De igual forma coquetea con Morena; se ha reunido con miembros de ese partido y le ha enviado guiños a Andrés Manuel López Obrador en sus declaraciones públicas y sus publicaciones en las redes sociales.
Cogobernador
Como secretario general de gobierno Ramírez Aguilar casi cogobernó Chiapas los últimos seis años: quitaba, movía y ponía a miembros en el gabinete, con o sin la anuencia de Velasco Coello.
En su infancia, Ramírez Aguilar cuidaba y jugada con aquel niño, hijo de una familia acomodada; su madre trabajaba en la casa del abuelo de Manuel Velasco, el empresario Fernando Coello Pedrero.
“Como 12 años o más trabajó en mi casa su mamá. Desde ahí se conocieron con mi nieto, por eso se quieren mucho”, dice a Proceso Coello Pedrero.
Empoderado en este sexenio, Ramírez Aguilar tiene ahora como su segundo al mando dentro del PVEM y uno de sus principales operadores políticos y financieros a Juan Pablo Montes de Oca, exhibido en Proceso por la autoasignación de contratos millonarios en los primeros años del gobierno de Velasco, cuando fungió como subsecretario de Obra Pública.
Albores Gleason fue senador suplente de Manuel Velasco de 2006 a 2012. Y desde ese año, senador propietario.
Es hijo del exgobernador interino Roberto Albores Guillén (1998-2000), quien se caracterizó por asumir una actitud de ofensiva hacia el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y sus bases de apoyo, y quien en 2006 apoyó al entonces candidato perredista a gobernador, Juan Sabines Guerrero, lo que le valió la expulsión del PRI, promovida por el excandidato priista a la gubernatura, José Antonio Aguilar Bodegas.
Ahora Aguilar Bodegas, secretario del Campo de 2015 a 2017, en el gobierno de Velasco Coello, se registró ya como precandidato por el PRD y busca encabezar la alianza con el PAN y Movimiento Ciudadano (MC).
La diputada federal María Elena Orantes López es impulsada por Dante Delgado Ranauro para encabezar esa alianza. Ella fue candidata al gobierno estatal en 2012 por el PRD, MC y el Partido del Trabajo.
En la alianza Chiapas al Frente –PRD, PAN y MC– también aspiran a la candidatura Rubén Velázquez López, secretario general de Gobierno en el sexenio de Pablo Salazar, y Diego Valera, quien fue ¬diputado federal verde y secretario de Pesca en el gobierno de Velasco Coello, aunque ahora milita en el PRD.
En la alianza Morena-PT-Partido Encuentro Social, el precandidato es Rutilio Escandón Cadenas, extitular del Poder Judicial del estado desde 2012 hasta la tercera semana de este mes.
Pero no será sino hasta marzo cuando los partidos definan a sus candidatos.