La detención de tres peligrosos sujetos a fines del mes pasado en el Periférico de Mérida es síntoma inequívoco de esta capital está en la mira del crimen organizado.
Los tres sujetos estaban armados y portaban chalecos antibalas y pasamontañas.
Uno de ellos fue Roberto Nájera, quien fue señalado como jefe del Cartel de Sinaloa en Cancún.
Y si lo anterior no es suficiente para creer lo que decimos, que tal con las balaceras registradas en Playa del Carmen y en Cancún, municipios que están a unas horas de Mérida.
Podría decirse que fue un acierto la detención de los peligrosos sicarios, pero ¿Qué tan conscientes están las autoridades de esta situación? ¿En realidad están enfocados a afrontar esta terrible amenaza?
Nos parece que no.
Desde hace varios días, agentes de la Secretaría de Seguridad de Yucatán, en vez de darse a la tarea de atender con toda diligencia esta situación, como debería ser, como lo demanda el momento, se han dedicado a gastar su tiempo en efectuar detenciones de choferes que operan con la plataforma Uber.
Pareciera que es más importante para el gobernador, Rolando Zapata Bello, dar gusto a sus aliados electorales del Frente Único de Trabajadores del Volante (FUTV) que velar por la seguridad de los yucatecos.
Es tiempo que gastan en afectar a ciudadanos que, definitivamente no son delincuentes y que sólo se están ganando la vida, es cubierto con los impuestos de los ciudadanos.
Tenemos derecho a exigir a Zapata Bello que se enfoque a lo importante: que los agentes del orden estén 100% atentos a la seguridad del Estado y de sus ciudadanos.
Que entienda que la circulación de autos de la plataforma Uber no representa riesgo alguno para los ciudadanos, la de los narcos y de sicarios del crimen organizado definitivamente sí.