El quejoso asegura que la SSP que lo detuvo en un retén primero alegó que lo retenía por tener aliento alcohólico, pero él asegura que no había ingerido absolutamente nada.
Incluso señala que la prueba pudo dar positiva por “el perfume de su compañero”.
Otro de los argumentos policiacos fue que el seguro es de cobertura amplia y por tanto, necesariamente tiene que ser un Uber.
El caso es que de nada valieron sus alegatos y su vehículo fue llevado al ¿corralón? o quien sabe donde estén almacenando a tanto vehículo de Uber. Y además, al parecer, tendrá que pagar las multas que ascienden a casi $50,000.