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(apro).- “Normalmente los boxeadores vienen del infierno, porque no hay médicos ni arquitectos que sean boxeadores”, asegura el analista de boxeo Eduardo Lamazón.
En el lanzamiento de la colección “A puño limpio. La gran historia del boxeo” –proyecto editorial conjunto de Almadía Ediciones, Producciones El Salario del Miedo y la revista Proceso–, Lamazón sostiene que el boxeador es la persona más desarraigada de la sociedad.
Es, dice, la gente que ha encontrado muchas puertas cerradas y que, caminando por la vida, luchando por existir, un día encuentra una ventana abierta por donde colarse para tratar de tener una vida mejor.
“Por eso sus vidas son tan apasionantes y son tan dramáticas. Las vidas de los boxeadores son las que más historias han inspirado a los directores de cine para la pantalla”.
El libro de bolsillo, que ya es distribuido en puestos de periódicos, consta de 12 fascículos, con cada uno de los 12 rounds que integra el compendio.
En esa antología el lector encontrará las mejores crónicas y relatos de los combates de boxeo escritos por reconocidos literatos y cronistas, entre ellos: el poeta Homero, Norman Mailer, Arthur Conan Doyle, Alberto Salcedo Ramos, James Ellroy, Jack London, Francisco Ponce (quien fuera editor de Deportes en la revista Proceso), Alejandro Toledo, Eduardo Lamazón y Joyce Carol Oates.
El ejemplar, presentado anoche por los escritores JM Servín, Alejandro Toledo, Carlos Barrón y Eduardo Lamazón, con el excampeón mundial Lupe Pintor como invitado, abarca temas relacionados con el resurgimiento del pugilismo en la Inglaterra del siglo XVIII, los encarnizados combates –a puño limpio– del siglo XIX, así como las principales peleas en tiempos recientes.
Hace 14 años el escritor Alejandro Toledo, experto en literatura boxística, presentó su principal obra relacionada con la disciplina, “De puño y letra. Historias de boxeadores”, en la que reúne los relatos detrás del éxito de las figuras del boxeo nacional como Raúl Macías, Salvador Sánchez, Daniel Zaragoza, Julio César Chávez, Miguel Ángel González, Ricardo “Finito” López, Cristóbal Rosas y Jesús Choláin Rivero.
En la colección “A puño limpio. La gran historia del boxeo”, se retoma, entre otras, la historia de Daniel Zaragoza, el campeón mundial de las categorías de peso gallo y super gallo en los ochenta y noventa.
“Hay peleas en las que Daniel Zaragoza no recuerda rounds completos, porque se movía en automático. Durante dos o tres rounds sólo se movía sobre el cuadrilátero por instinto. De repente despertaba y se recuperaba. Su rostro era muy frágil y solía salir muy lastimado.
“Me encontré con esa generación de peleadores, sobre todo los que estaban alrededor del manager Nacho Beristain, que ya no representaban el modelo de boxeadores que cuando les llega la fama se emborrachan y dilapidan su fortuna, sino que ya eran más boxeadores-empresarios, gente que sabía invertir su dinero, aunque por ahí andaba Víctor Manuel Rabanales”, relata Toledo.
Originario del estado de Chiapas, Rabanales se coronó campeón del mundo en la división de peso gallo en marzo de 1992. Tuvo ocho peleas titulares, pero malgastó sus grandes bolsas económicas por su mala administración.
Víctor Manuel Rabanales es aquel pugilista al que le vendieron el Popocatépetl en 30 mil dólares, se hizo de una flotilla de taxis cuyas facturas estaban a nombre de otra persona, compraba las llantas del auto sin tener el vehículo, y vendió su cinturón de monarca mundial en 5 mil pesos, documentó Proceso en abril de 2010.
La anécdota de este expeleador, quien terminó como “franelero”, la cuenta el propio Alejandro Toledo:
“Beristain me cuenta que un día iban viajando en avión rumbo a una pelea cuando de repente Víctor Manuel le dijo: ‘Don Nacho, ya descubrí que soy invisible. No hay duda: soy invisible.
“-A ver explícame, ¿Por qué lo de invisible?
“-Ya descubrí que nadie me puede ganar. ¡Soy invisible!
“-No seas pendejo, Víctor. Eso es invencible, no invisible”.
Toledo señala que en la colección “A Puño Limpio. La gran historia del boxeo”, se retoman dos de sus textos porque en México es poca la gente que escribe de boxeo.
“La literatura deportiva en México no es muy seguida: tiene poca difusión en libros y los editores no quieren publicar literatura deportiva, porque no venden. Incluso tenemos muchos seguidores de deportes, pero son pocos los lectores. Este libro es un intento de llevar a los puestos de periódicos grandes ejemplos de literatura boxística con los escritores clásicos, combinados con algunos escritores recientes”.
Durante la presentación del libro, en el gimnasio Erik “Terrible” Morales, en la colonia Juárez de esta ciudad, las boxeadoras Jessica González, excampeona mundial peso gallo, y la debutante Mónica Selene Alcalá ofrecieron un round de exhibición.
(apro).- “Normalmente los boxeadores vienen del infierno, porque no hay médicos ni arquitectos que sean boxeadores”, asegura el analista de boxeo Eduardo Lamazón.
En el lanzamiento de la colección “A puño limpio. La gran historia del boxeo” –proyecto editorial conjunto de Almadía Ediciones, Producciones El Salario del Miedo y la revista Proceso–, Lamazón sostiene que el boxeador es la persona más desarraigada de la sociedad.
Es, dice, la gente que ha encontrado muchas puertas cerradas y que, caminando por la vida, luchando por existir, un día encuentra una ventana abierta por donde colarse para tratar de tener una vida mejor.
“Por eso sus vidas son tan apasionantes y son tan dramáticas. Las vidas de los boxeadores son las que más historias han inspirado a los directores de cine para la pantalla”.
El libro de bolsillo, que ya es distribuido en puestos de periódicos, consta de 12 fascículos, con cada uno de los 12 rounds que integra el compendio.
En esa antología el lector encontrará las mejores crónicas y relatos de los combates de boxeo escritos por reconocidos literatos y cronistas, entre ellos: el poeta Homero, Norman Mailer, Arthur Conan Doyle, Alberto Salcedo Ramos, James Ellroy, Jack London, Francisco Ponce (quien fuera editor de Deportes en la revista Proceso), Alejandro Toledo, Eduardo Lamazón y Joyce Carol Oates.
El ejemplar, presentado anoche por los escritores JM Servín, Alejandro Toledo, Carlos Barrón y Eduardo Lamazón, con el excampeón mundial Lupe Pintor como invitado, abarca temas relacionados con el resurgimiento del pugilismo en la Inglaterra del siglo XVIII, los encarnizados combates –a puño limpio– del siglo XIX, así como las principales peleas en tiempos recientes.
Hace 14 años el escritor Alejandro Toledo, experto en literatura boxística, presentó su principal obra relacionada con la disciplina, “De puño y letra. Historias de boxeadores”, en la que reúne los relatos detrás del éxito de las figuras del boxeo nacional como Raúl Macías, Salvador Sánchez, Daniel Zaragoza, Julio César Chávez, Miguel Ángel González, Ricardo “Finito” López, Cristóbal Rosas y Jesús Choláin Rivero.
En la colección “A puño limpio. La gran historia del boxeo”, se retoma, entre otras, la historia de Daniel Zaragoza, el campeón mundial de las categorías de peso gallo y super gallo en los ochenta y noventa.
“Hay peleas en las que Daniel Zaragoza no recuerda rounds completos, porque se movía en automático. Durante dos o tres rounds sólo se movía sobre el cuadrilátero por instinto. De repente despertaba y se recuperaba. Su rostro era muy frágil y solía salir muy lastimado.
“Me encontré con esa generación de peleadores, sobre todo los que estaban alrededor del manager Nacho Beristain, que ya no representaban el modelo de boxeadores que cuando les llega la fama se emborrachan y dilapidan su fortuna, sino que ya eran más boxeadores-empresarios, gente que sabía invertir su dinero, aunque por ahí andaba Víctor Manuel Rabanales”, relata Toledo.
Originario del estado de Chiapas, Rabanales se coronó campeón del mundo en la división de peso gallo en marzo de 1992. Tuvo ocho peleas titulares, pero malgastó sus grandes bolsas económicas por su mala administración.
Víctor Manuel Rabanales es aquel pugilista al que le vendieron el Popocatépetl en 30 mil dólares, se hizo de una flotilla de taxis cuyas facturas estaban a nombre de otra persona, compraba las llantas del auto sin tener el vehículo, y vendió su cinturón de monarca mundial en 5 mil pesos, documentó Proceso en abril de 2010.
La anécdota de este expeleador, quien terminó como “franelero”, la cuenta el propio Alejandro Toledo:
“Beristain me cuenta que un día iban viajando en avión rumbo a una pelea cuando de repente Víctor Manuel le dijo: ‘Don Nacho, ya descubrí que soy invisible. No hay duda: soy invisible.
“-A ver explícame, ¿Por qué lo de invisible?
“-Ya descubrí que nadie me puede ganar. ¡Soy invisible!
“-No seas pendejo, Víctor. Eso es invencible, no invisible”.
Toledo señala que en la colección “A Puño Limpio. La gran historia del boxeo”, se retoman dos de sus textos porque en México es poca la gente que escribe de boxeo.
“La literatura deportiva en México no es muy seguida: tiene poca difusión en libros y los editores no quieren publicar literatura deportiva, porque no venden. Incluso tenemos muchos seguidores de deportes, pero son pocos los lectores. Este libro es un intento de llevar a los puestos de periódicos grandes ejemplos de literatura boxística con los escritores clásicos, combinados con algunos escritores recientes”.
Durante la presentación del libro, en el gimnasio Erik “Terrible” Morales, en la colonia Juárez de esta ciudad, las boxeadoras Jessica González, excampeona mundial peso gallo, y la debutante Mónica Selene Alcalá ofrecieron un round de exhibición.