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Autoridades de México y Estados Unidos ya tienen identificada a la nueva dinastía del narcotráfico, pero a diferencia de sus padres, a quienes se les responsabiliza del baño de sangre que ha tenido al país desde hace más de 10 años, ellos son menos violentos porque sus estudios universitarios les dieron otro enfoque sobre cómo se debe manejar el negocio.
La mayoría está relacionado con las operaciones de blanqueo de dinero, principalmente las mujeres, ya que estudiaron negocios internacionales, marketing o administración de empresas.
Algunos ya están registrados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como presuntos líderes de organizaciones criminales con los que está prohibido hacer negocios.
Según el semanario mexicano Zeta, en la lista se identifica a los hijos de al menos ocho de los grandes capos del país.
Los Quintero
Entre la nueva dinastía están los hijos de Rafael Caro Quintero, prófugo desde 2013 y que ahora se le acusa de ser líder de una nueva organización que lleva sus apellidos.
Rafael, Roxana Elizabeth, Henoch Emilio y Mario Yibrán de apellidos Caro Elenes están registrados desde hace cinco años por el gobierno de EU como parte de un grupo de personas que le sirven a la organización para blanquear activos a través de estaciones de gasolina, productos de higiene personal y belleza, zapatos, haciendas y spas.
"Defensores y amigos que los Caro Elenes aseguran que siempre se han manifestado ajenos a las actividades ilícitas que se imputaron a su padre y también tuvieron que luchar en instituciones educativas como la Universidad Autónoma de Guadalajara o el TEC de Monterrey, contra el estigma de ser hijos de un capo", señala Zeta.
Los Esparragoza
Los hijos de Juan José Esparragoza "El Azul", uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, al que algunos dan por muerto, también lograron colocarse en el negocio.
Desde 2012 el gobierno estadounidense fichó a Brenda Guadalupe, Cristian Iván, Juan Ignacio y Nora Patricia, todos de apellidos Esparragoza Gastelum. Los señaló, junto con su madre, como dueños y socios de las empresas de bienes raíces Grupo Cinjab, S.A. de C.V., y de Grupo Inpergoza, S.A. de C.V. a través de las cuales blanquearían dinero en los estados de Sinaloa y Jalisco.
Cristian Iván, nacido en la ciudad de Guadalajara, fue detenido en 2014, acusado de blanqueo de lavado de dinero, se desconoce si fue liberado o permanece en la cárcel, pero se sabe que libró un juicio para evitar que le fuera decomisado el dinero que se le encontró de día de su detención.
A Nora Patricia se la han concedido amparos para que se descongelen sus cuentas bancarias y haga libre uso de su recursos, tras ser indiciada por lavado de dinero.
La nueva ola de los Arellano Félix
El Cártel de los Arelllano Félix, de Tijuana, fue uno de los más poderosos de México en la década de los 90. Fueron los más acérrimos rivales del "Chapo" Guzmán, pero fue perdiendo espacios cuando sus líderes fueron detenidos, asesinados o extraditados a Estados Unidos.
Pero ahora, tres de los hijos de los hermanos Benjamín y Javier Arellano Félix se han dado a la tarea de integrar un nuevo cártel llamado "Los Benjamines", con la ventaja de que para las autoridades sus rostros siguen siendo un misterio y la información que se tiene de ellos es poca.
Según Zeta, a uno le apodan "El Piloto" y es el presunto líder de lo que queda del viejo cártel.
Informes de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de México citados por Zeta, ubican a tres de sus primos: Fabián Arellano Corona y Benjamín Francisco Arellano Serrano, hijos de Benjamín Alberto Arellano Félix; así como a Javier Benjamín Briseño Arellano, presunto hijo de Javier "El Tigrillo" Arellano.
Estos tres serian los líderes de "Los Benjamines" y todos tienen entre 20 y 27 años de edad. Al parecer fueron criados en Estados Unidos, donde sus padres decidieron alejarlos de cualquier posible atentado en su infancia y adolescencia.
Existe la duda si Fabián es "El Piloto".
LOS CHAPITOS
Los hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán también son muy conocidos. Desde los que nacieron y viven en Guadalajara; los originarios de Compostela, Nayarit; los de Culiacán, Sinaloa; y una autonombrada “hija” que habita en Estados Unidos. Algunos ya han probado la dureza de la prisión, otros son mencionados por autoridades, no así perseguidos.
El primero en ser identificado hace casi veinte años fue César, el hijo mayor de Guzmán, en la “Perla Tapatía”. El muchacho de apenas 20 años de edad fue detenido por policías de Zapopan por circular en una camioneta ostentosa y que contaba con blindaje. Tras ser trasladado a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia de Jalisco y de no hallar delito que perseguir, le ofrecieron disculpas y le dejaron ir.
Después, en el mismo municipio, fue detenido el 13 de febrero de 2005 Archivaldo Iván Guzmán Salazar “El Chapito”, de 21 años, quien viajaba con otros dos jóvenes armados en una camioneta BMW X-5 modelo 2004, color cereza. Fue encarcelado en el penal “Altiplano” y juzgado por delitos contra la salud, lavado de dinero y el homicidio de una mujer canadiense. Luego de más de tres años en el penal federal fue exonerado, recuperando su libertad.
Jesús Alfredo Guzmán Salazar “El Alfredillo” o “El Gordo” también fue señalado por la PGR, pero no prosperaron las órdenes de aprehensión solicitadas por un fiscal en contra de él, de su madre María Alejandrina Salazar Hernández y de otros familiares.
Alejandrina Giselle, hermana de “Los Chapitos”, fue detenida el 12 de octubre de 2012, cuando intentaba cruzar la frontera en San Diego, California, identificándose con una visa ajena. La mujer tenía siete meses de embarazo y pretendía dar a luz en la Unión Americana. Al aceptar su responsabilidad llegó a un acuerdo con autoridades estadounidenses y fue liberada en diciembre siguiente. Fue deportada a México.
Todos ellos, junto con Ovidio Guzmán López, también hijo de “El Chapo”, han sido vetados para ingresar a territorio estadounidense. El ex líder del Cártel de Sinaloa cuenta con más hijos, entre ellos un par de apellidos Guzmán Peña, de Nayarit, y Rosa Isela Guzmán Ortiz, quien asegura ser descendiente del sinaloense y vive al otro lado.
Los Oseguera
Los hijos de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, líder del CJNG, están catalogados por autoridades como “piezas clave” en la estructura del conglomerado delictivo. A su corta edad, Rubén “El Menchito” y Jessica Johanna Oseguera González iniciaron en el manejo de negocios y la red de vínculos para el lavado de dinero.
En 2014, a sus entonces 25 años de edad, el varón, con estudios de Comercio Internacional, ya era considerado por la PGR como el segundo de la organización, solo por detrás de su padre. En averiguaciones previas, testigos y miembros del clan declararon la jerarquía del “Menchito”, de quien recibían órdenes y lo señalan como negociador directo con cárteles sudamericanos para el trasiego de droga hacia México.
Rubén ha sido detenido en cuatro ocasiones y liberado otras tres, aunque de forma efímera. Actualmente continúa preso en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 13 de Oaxaca, luego que parecía recuperar su libertad al librar diversos procesos por delincuencia organizada, lavado de dinero y portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, entre otros. Sin embargo, hace un par de semanas le fue negado un amparo que prácticamente le pondría en la calle.
El cargo que mantiene al hijo del “Mencho” en la cárcel es el de operaciones con recursos de procedencia ilícita, puesto que una investigación ministerial realizada en julio de 2015 -por denuncia promovida por la Secretaría de Hacienda- puso en evidencia que en abril de 2012, el muchacho adquirió un vehículo Chevrolet Corvette ZR1 Centennial modelo 2012, dos puertas, color carbón zolder con ebony, con valor comercial de un millón 660 mil pesos.
El lujoso deportivo fue adquirido por Rubén, de entonces de 22 años, al efectuar una transferencia interbancaria de una de sus cuentas por la suma de un millón 400 mil pesos. El resto lo pagó de diversas maneras. Sin embargo, Hacienda indagó que Oseguera hijo tuvo movimientos bancarios en el periodo del 1 de enero de 2010 al 30 de abril de 2015, por 4 millones 497 mil 722 pesos con 20 centavos en depósitos, y de 4 millones 277 mil 761 pesos con 83 centavos en retiros bancarios.
Para conocer el origen del dinero, las autoridades hacendarias solicitaron a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores el soporte documental de los movimientos del cuentahabiente para cotejarlos con posibles declaraciones de ingresos.
A su última captura, en declaración ministerial rendida el 24 de junio de 2015, “El Menchito” dijo en cuanto a su ocupación, ser “(…) empleado cuidador de un rancho de caballos de carreras en Perris, California, Estados Unidos, con ingresos aproximados de cuatrocientos dólares a la semana, con tres dependientes en lo económico (…)”. Obvio que la versión resulta inverosímil, según consideran el Ministerio Público Federal y el juez de la causa penal.
Por su parte, Jessica Johanna Oseguera González, quien dirige los restaurantes de comida japonesa Mizu Sushi en Zapopan y Puerto Vallarta, Jalisco, es considerada como el cerebro del marketing del cártel y forma parte del grupo de mujeres que se convirtieron en el alma de las empresas, a través de las cuales los recursos financieros de procedencia ilícita se convierten en dinero “legal”.
Autoridades federales estuvieron a punto de detenerla el sábado 26 de mayo de este año, cuando aprehendieron a su madre, Rosalinda González Valencia, esposa del “Mencho” y hermana de los narcos michoacanos apodados “Los Cuinis”. Los agentes llevaban órdenes de aprehensión en mano, expedidas tres días antes por un juez de Distrito, en contra de Rosalinda y de Johanna, pero esta última ya se había retirado del lado de su progenitora cuando habían ido de compras a Plaza Andares en Zapopan. Ambas son imputadas por el delito de delincuencia organizada en la hipótesis de realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita. Sigue prófuga.
Los Beltrán Leyva
Otro joven recluido en un penal y calificado de relevante, tanto en su personalidad como en lo que aportaba a su organización criminal, es Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, hijo de Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo” y sobrino de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Actualmente se encuentra preso en el penal estatal de Puente Grande, llamado Reclusorio Metropolitano.
Desde el 9 de diciembre de 2016, fecha en que fue privado de la libertad por agentes federales y militares, “El Mochomito” ha promovido diversos juicios de amparo para evitar ser trasladado a una institución carcelaria de máxima seguridad, como podría ser el Cefereso Número 2 “Occidente”, a escasos 250 metros de su actual presidio.
De la imagen de jovencito flaco, de cabello con rayos dorados, poco queda. En el nuevo penal de Puente Grande, donde está clasificado como recluso de “seguimiento especial”, el interno ahora se parece mucho al padre, pues ha embarnecido y está barbado, aprovechando que la institución no cuenta con reglamento desde que fue inaugurada en febrero de 2013, y pese a ello, fue certificada internacionalmente por la Asociación Americana de Prisiones (ACA, por sus siglas en inglés) en 2016.
Sus cuidadores califican a Jesús Alfredo como un tipo muy inteligente, que sale del estereotipo de los hijos de los narcotraficantes, ya que estudió Negocios Internacionales en Europa -sin precisar el país- y no guarda el tiple en la voz de la gente de Sinaloa o Durango, de donde es oriunda su familia.
A la fecha, el centro penitenciario no tiene incidencias negativas del recluso y se sabe que ha guardado buen comportamiento, aunque las autoridades no se confían y por ello le siguen sus pasos todos los días. Los abogados del muchacho, Óscar Pulido Díaz, Alejandro Pérez Torres y María Raquel Delgado, uno de ellos de Nuevo León y la última de Jalisco, están al pendiente de que su cliente no sea trasladado a otra prisión, pues al parecer ahí está “a gusto”.
Y es que a pesar de esa aparente mansedumbre, la autoridad sabe que el día de su detención, cuando salía de una barbería, Beltrán Guzmán y sus cuatro colaboradores portaban armas de fuego, drogas y una granada de fragmentación. Sus escoltas, todos jóvenes, eran también universitarios en su mayoría. Uno de ellos estudiaba Criminología.
Los Zambada
La adversidad alcanzó en los últimos años a tres de los vástagos del capoIsmael “El Mayo” Zambada García. Primero cayó en manos de la autoridad Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”, el 18 de marzo de 2009 en ciudad de México; después, Serafín Zambada Ortiz, el 21 de noviembre de 2013, en Arizona; y finalmente, Ismael Zambada Imperial “El Mayito Gordo”, el 13 de noviembre de 2014 en Sinaloa.
En el caso de “Vicentillo”, de 43 años hoy día, se declaró culpable de los cargos que le imputan en la Unión Americana, adonde fue extraditado en febrero de 2010 y se convirtió en colaborador de ese país. Sus abogados aseguran que en diciembre próximo se le dictará sentencia en una Corte de Distrito en Chicago, Illinois, por conspirar para poseer y traficar drogas desde Centro y Sudamérica, así como conseguir armas para atacar oficinas públicas.
Zambada Niebla aceptó en 2013 ser responsable de la distribución de toneladas de cocaína entre los años 2005 y 2008, procedente de Centro y Sudamérica, que luego fue trasladada a Estados Unidos por barco, aviones, submarinos, tren, camiones y automóviles. Podría dictársele una pena menor a diez años, así como una multa de 4 millones de dólares.
Por lo que ve a Serafín, el menor de los hijos de “El Mayo”, recuperará su libertad en septiembre próximo de una cárcel en Estados Unidos, luego que la Corte Federal de San Diego, California, le dictó una sentencia de 66 meses, los cuales transcurren desde su arresto en la Garita Internacional de Nogales, entre Sonora y Arizona, según explicó su abogado defensor Saji Vettiyil.
“El Seráfo”, que gustaba de exhibir sus excentricidades a través de redes sociales, podría ser sentenciado a penas desde diez años de prisión hasta cadena perpetua, pero al declararse culpable de conspirar para traficar 100 kilogramos de cocaína y mil kilogramos de marihuana hacia Estados Unidos, país de donde es ciudadano, alcanzó beneficios de la Ley.
El hijo de Amado Carrillo, “El Señor de los Cielos”
Uno de los que ya salió de la cárcel este año, es Vicente Carrillo Leyva,hijo del fallecido capo de las drogas Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”. Estuvo prisionero desde el primero de abril de 2009 cuando le atraparon en un parque cercano a su domicilio en Bosques de las Lomas en Ciudad de México, hasta el 12 de junio último, cuando se abrieron las rejas del Cefereso de Puente Grande para regresarle la libertad.
El junior cumplió una condena de siete años y seis meses de prisión por el delito de lavado de dinero y fue absuelto por delincuencia organizada. También llegó a ser sentenciado a tres años de cárcel por uso de credencial de elector falsa, pero mediante un amparo directo que le fue concedido, anuló dicha pena.
La credencial para votar estaba a nombre de Alejandro Peralta Álvarez, alias adoptado por Vicente para ocultar su verdadera identidad. Y es que en su declaración preparatoria ante el juez federal, el apodado “El Ingeniero” dijo que “a raíz de los hechos que usted me ha leído tuve que cambiar mi vida y dejar de estudiar porque fui perseguido y acosado por las corporaciones policíacas y nunca pude seguir estudiando.
“También me obligaron a cambiar de nombre para poder llevar una vida lo más normal posible, ya que al presentarme con mi verdadero nombre se me negaba la entrada a instituciones de estudios y de trabajo, obligándome así a cambiar mi identidad para poder trabajar y sostener mi persona y mi familia”, detalló el hombre. Con información de Vanguardia.
Autoridades de México y Estados Unidos ya tienen identificada a la nueva dinastía del narcotráfico, pero a diferencia de sus padres, a quienes se les responsabiliza del baño de sangre que ha tenido al país desde hace más de 10 años, ellos son menos violentos porque sus estudios universitarios les dieron otro enfoque sobre cómo se debe manejar el negocio.
La mayoría está relacionado con las operaciones de blanqueo de dinero, principalmente las mujeres, ya que estudiaron negocios internacionales, marketing o administración de empresas.
Algunos ya están registrados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos como presuntos líderes de organizaciones criminales con los que está prohibido hacer negocios.
Según el semanario mexicano Zeta, en la lista se identifica a los hijos de al menos ocho de los grandes capos del país.
Los Quintero
Entre la nueva dinastía están los hijos de Rafael Caro Quintero, prófugo desde 2013 y que ahora se le acusa de ser líder de una nueva organización que lleva sus apellidos.
Rafael, Roxana Elizabeth, Henoch Emilio y Mario Yibrán de apellidos Caro Elenes están registrados desde hace cinco años por el gobierno de EU como parte de un grupo de personas que le sirven a la organización para blanquear activos a través de estaciones de gasolina, productos de higiene personal y belleza, zapatos, haciendas y spas.
"Defensores y amigos que los Caro Elenes aseguran que siempre se han manifestado ajenos a las actividades ilícitas que se imputaron a su padre y también tuvieron que luchar en instituciones educativas como la Universidad Autónoma de Guadalajara o el TEC de Monterrey, contra el estigma de ser hijos de un capo", señala Zeta.
Los Esparragoza
Los hijos de Juan José Esparragoza "El Azul", uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, al que algunos dan por muerto, también lograron colocarse en el negocio.
Desde 2012 el gobierno estadounidense fichó a Brenda Guadalupe, Cristian Iván, Juan Ignacio y Nora Patricia, todos de apellidos Esparragoza Gastelum. Los señaló, junto con su madre, como dueños y socios de las empresas de bienes raíces Grupo Cinjab, S.A. de C.V., y de Grupo Inpergoza, S.A. de C.V. a través de las cuales blanquearían dinero en los estados de Sinaloa y Jalisco.
Cristian Iván, nacido en la ciudad de Guadalajara, fue detenido en 2014, acusado de blanqueo de lavado de dinero, se desconoce si fue liberado o permanece en la cárcel, pero se sabe que libró un juicio para evitar que le fuera decomisado el dinero que se le encontró de día de su detención.
A Nora Patricia se la han concedido amparos para que se descongelen sus cuentas bancarias y haga libre uso de su recursos, tras ser indiciada por lavado de dinero.
La nueva ola de los Arellano Félix
El Cártel de los Arelllano Félix, de Tijuana, fue uno de los más poderosos de México en la década de los 90. Fueron los más acérrimos rivales del "Chapo" Guzmán, pero fue perdiendo espacios cuando sus líderes fueron detenidos, asesinados o extraditados a Estados Unidos.
Pero ahora, tres de los hijos de los hermanos Benjamín y Javier Arellano Félix se han dado a la tarea de integrar un nuevo cártel llamado "Los Benjamines", con la ventaja de que para las autoridades sus rostros siguen siendo un misterio y la información que se tiene de ellos es poca.
Según Zeta, a uno le apodan "El Piloto" y es el presunto líder de lo que queda del viejo cártel.
Informes de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) de México citados por Zeta, ubican a tres de sus primos: Fabián Arellano Corona y Benjamín Francisco Arellano Serrano, hijos de Benjamín Alberto Arellano Félix; así como a Javier Benjamín Briseño Arellano, presunto hijo de Javier "El Tigrillo" Arellano.
Estos tres serian los líderes de "Los Benjamines" y todos tienen entre 20 y 27 años de edad. Al parecer fueron criados en Estados Unidos, donde sus padres decidieron alejarlos de cualquier posible atentado en su infancia y adolescencia.
Existe la duda si Fabián es "El Piloto".
LOS CHAPITOS
Los hijos del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán también son muy conocidos. Desde los que nacieron y viven en Guadalajara; los originarios de Compostela, Nayarit; los de Culiacán, Sinaloa; y una autonombrada “hija” que habita en Estados Unidos. Algunos ya han probado la dureza de la prisión, otros son mencionados por autoridades, no así perseguidos.
El primero en ser identificado hace casi veinte años fue César, el hijo mayor de Guzmán, en la “Perla Tapatía”. El muchacho de apenas 20 años de edad fue detenido por policías de Zapopan por circular en una camioneta ostentosa y que contaba con blindaje. Tras ser trasladado a las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia de Jalisco y de no hallar delito que perseguir, le ofrecieron disculpas y le dejaron ir.
Después, en el mismo municipio, fue detenido el 13 de febrero de 2005 Archivaldo Iván Guzmán Salazar “El Chapito”, de 21 años, quien viajaba con otros dos jóvenes armados en una camioneta BMW X-5 modelo 2004, color cereza. Fue encarcelado en el penal “Altiplano” y juzgado por delitos contra la salud, lavado de dinero y el homicidio de una mujer canadiense. Luego de más de tres años en el penal federal fue exonerado, recuperando su libertad.
Jesús Alfredo Guzmán Salazar “El Alfredillo” o “El Gordo” también fue señalado por la PGR, pero no prosperaron las órdenes de aprehensión solicitadas por un fiscal en contra de él, de su madre María Alejandrina Salazar Hernández y de otros familiares.
Alejandrina Giselle, hermana de “Los Chapitos”, fue detenida el 12 de octubre de 2012, cuando intentaba cruzar la frontera en San Diego, California, identificándose con una visa ajena. La mujer tenía siete meses de embarazo y pretendía dar a luz en la Unión Americana. Al aceptar su responsabilidad llegó a un acuerdo con autoridades estadounidenses y fue liberada en diciembre siguiente. Fue deportada a México.
Todos ellos, junto con Ovidio Guzmán López, también hijo de “El Chapo”, han sido vetados para ingresar a territorio estadounidense. El ex líder del Cártel de Sinaloa cuenta con más hijos, entre ellos un par de apellidos Guzmán Peña, de Nayarit, y Rosa Isela Guzmán Ortiz, quien asegura ser descendiente del sinaloense y vive al otro lado.
Los Oseguera
Los hijos de Nemesio Oseguera Cervantes “El Mencho”, líder del CJNG, están catalogados por autoridades como “piezas clave” en la estructura del conglomerado delictivo. A su corta edad, Rubén “El Menchito” y Jessica Johanna Oseguera González iniciaron en el manejo de negocios y la red de vínculos para el lavado de dinero.
En 2014, a sus entonces 25 años de edad, el varón, con estudios de Comercio Internacional, ya era considerado por la PGR como el segundo de la organización, solo por detrás de su padre. En averiguaciones previas, testigos y miembros del clan declararon la jerarquía del “Menchito”, de quien recibían órdenes y lo señalan como negociador directo con cárteles sudamericanos para el trasiego de droga hacia México.
Rubén ha sido detenido en cuatro ocasiones y liberado otras tres, aunque de forma efímera. Actualmente continúa preso en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) Número 13 de Oaxaca, luego que parecía recuperar su libertad al librar diversos procesos por delincuencia organizada, lavado de dinero y portación de arma de fuego de uso exclusivo del Ejército, entre otros. Sin embargo, hace un par de semanas le fue negado un amparo que prácticamente le pondría en la calle.
El cargo que mantiene al hijo del “Mencho” en la cárcel es el de operaciones con recursos de procedencia ilícita, puesto que una investigación ministerial realizada en julio de 2015 -por denuncia promovida por la Secretaría de Hacienda- puso en evidencia que en abril de 2012, el muchacho adquirió un vehículo Chevrolet Corvette ZR1 Centennial modelo 2012, dos puertas, color carbón zolder con ebony, con valor comercial de un millón 660 mil pesos.
El lujoso deportivo fue adquirido por Rubén, de entonces de 22 años, al efectuar una transferencia interbancaria de una de sus cuentas por la suma de un millón 400 mil pesos. El resto lo pagó de diversas maneras. Sin embargo, Hacienda indagó que Oseguera hijo tuvo movimientos bancarios en el periodo del 1 de enero de 2010 al 30 de abril de 2015, por 4 millones 497 mil 722 pesos con 20 centavos en depósitos, y de 4 millones 277 mil 761 pesos con 83 centavos en retiros bancarios.
Para conocer el origen del dinero, las autoridades hacendarias solicitaron a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores el soporte documental de los movimientos del cuentahabiente para cotejarlos con posibles declaraciones de ingresos.
A su última captura, en declaración ministerial rendida el 24 de junio de 2015, “El Menchito” dijo en cuanto a su ocupación, ser “(…) empleado cuidador de un rancho de caballos de carreras en Perris, California, Estados Unidos, con ingresos aproximados de cuatrocientos dólares a la semana, con tres dependientes en lo económico (…)”. Obvio que la versión resulta inverosímil, según consideran el Ministerio Público Federal y el juez de la causa penal.
Por su parte, Jessica Johanna Oseguera González, quien dirige los restaurantes de comida japonesa Mizu Sushi en Zapopan y Puerto Vallarta, Jalisco, es considerada como el cerebro del marketing del cártel y forma parte del grupo de mujeres que se convirtieron en el alma de las empresas, a través de las cuales los recursos financieros de procedencia ilícita se convierten en dinero “legal”.
Autoridades federales estuvieron a punto de detenerla el sábado 26 de mayo de este año, cuando aprehendieron a su madre, Rosalinda González Valencia, esposa del “Mencho” y hermana de los narcos michoacanos apodados “Los Cuinis”. Los agentes llevaban órdenes de aprehensión en mano, expedidas tres días antes por un juez de Distrito, en contra de Rosalinda y de Johanna, pero esta última ya se había retirado del lado de su progenitora cuando habían ido de compras a Plaza Andares en Zapopan. Ambas son imputadas por el delito de delincuencia organizada en la hipótesis de realizar operaciones con recursos de procedencia ilícita. Sigue prófuga.
Los Beltrán Leyva
Otro joven recluido en un penal y calificado de relevante, tanto en su personalidad como en lo que aportaba a su organización criminal, es Jesús Alfredo Beltrán Guzmán, hijo de Alfredo Beltrán Leyva “El Mochomo” y sobrino de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Actualmente se encuentra preso en el penal estatal de Puente Grande, llamado Reclusorio Metropolitano.
Desde el 9 de diciembre de 2016, fecha en que fue privado de la libertad por agentes federales y militares, “El Mochomito” ha promovido diversos juicios de amparo para evitar ser trasladado a una institución carcelaria de máxima seguridad, como podría ser el Cefereso Número 2 “Occidente”, a escasos 250 metros de su actual presidio.
De la imagen de jovencito flaco, de cabello con rayos dorados, poco queda. En el nuevo penal de Puente Grande, donde está clasificado como recluso de “seguimiento especial”, el interno ahora se parece mucho al padre, pues ha embarnecido y está barbado, aprovechando que la institución no cuenta con reglamento desde que fue inaugurada en febrero de 2013, y pese a ello, fue certificada internacionalmente por la Asociación Americana de Prisiones (ACA, por sus siglas en inglés) en 2016.
Sus cuidadores califican a Jesús Alfredo como un tipo muy inteligente, que sale del estereotipo de los hijos de los narcotraficantes, ya que estudió Negocios Internacionales en Europa -sin precisar el país- y no guarda el tiple en la voz de la gente de Sinaloa o Durango, de donde es oriunda su familia.
A la fecha, el centro penitenciario no tiene incidencias negativas del recluso y se sabe que ha guardado buen comportamiento, aunque las autoridades no se confían y por ello le siguen sus pasos todos los días. Los abogados del muchacho, Óscar Pulido Díaz, Alejandro Pérez Torres y María Raquel Delgado, uno de ellos de Nuevo León y la última de Jalisco, están al pendiente de que su cliente no sea trasladado a otra prisión, pues al parecer ahí está “a gusto”.
Y es que a pesar de esa aparente mansedumbre, la autoridad sabe que el día de su detención, cuando salía de una barbería, Beltrán Guzmán y sus cuatro colaboradores portaban armas de fuego, drogas y una granada de fragmentación. Sus escoltas, todos jóvenes, eran también universitarios en su mayoría. Uno de ellos estudiaba Criminología.
Los Zambada
La adversidad alcanzó en los últimos años a tres de los vástagos del capoIsmael “El Mayo” Zambada García. Primero cayó en manos de la autoridad Vicente Zambada Niebla “El Vicentillo”, el 18 de marzo de 2009 en ciudad de México; después, Serafín Zambada Ortiz, el 21 de noviembre de 2013, en Arizona; y finalmente, Ismael Zambada Imperial “El Mayito Gordo”, el 13 de noviembre de 2014 en Sinaloa.
En el caso de “Vicentillo”, de 43 años hoy día, se declaró culpable de los cargos que le imputan en la Unión Americana, adonde fue extraditado en febrero de 2010 y se convirtió en colaborador de ese país. Sus abogados aseguran que en diciembre próximo se le dictará sentencia en una Corte de Distrito en Chicago, Illinois, por conspirar para poseer y traficar drogas desde Centro y Sudamérica, así como conseguir armas para atacar oficinas públicas.
Zambada Niebla aceptó en 2013 ser responsable de la distribución de toneladas de cocaína entre los años 2005 y 2008, procedente de Centro y Sudamérica, que luego fue trasladada a Estados Unidos por barco, aviones, submarinos, tren, camiones y automóviles. Podría dictársele una pena menor a diez años, así como una multa de 4 millones de dólares.
Por lo que ve a Serafín, el menor de los hijos de “El Mayo”, recuperará su libertad en septiembre próximo de una cárcel en Estados Unidos, luego que la Corte Federal de San Diego, California, le dictó una sentencia de 66 meses, los cuales transcurren desde su arresto en la Garita Internacional de Nogales, entre Sonora y Arizona, según explicó su abogado defensor Saji Vettiyil.
“El Seráfo”, que gustaba de exhibir sus excentricidades a través de redes sociales, podría ser sentenciado a penas desde diez años de prisión hasta cadena perpetua, pero al declararse culpable de conspirar para traficar 100 kilogramos de cocaína y mil kilogramos de marihuana hacia Estados Unidos, país de donde es ciudadano, alcanzó beneficios de la Ley.
El hijo de Amado Carrillo, “El Señor de los Cielos”
Uno de los que ya salió de la cárcel este año, es Vicente Carrillo Leyva,hijo del fallecido capo de las drogas Amado Carrillo Fuentes “El Señor de los Cielos”. Estuvo prisionero desde el primero de abril de 2009 cuando le atraparon en un parque cercano a su domicilio en Bosques de las Lomas en Ciudad de México, hasta el 12 de junio último, cuando se abrieron las rejas del Cefereso de Puente Grande para regresarle la libertad.
El junior cumplió una condena de siete años y seis meses de prisión por el delito de lavado de dinero y fue absuelto por delincuencia organizada. También llegó a ser sentenciado a tres años de cárcel por uso de credencial de elector falsa, pero mediante un amparo directo que le fue concedido, anuló dicha pena.
La credencial para votar estaba a nombre de Alejandro Peralta Álvarez, alias adoptado por Vicente para ocultar su verdadera identidad. Y es que en su declaración preparatoria ante el juez federal, el apodado “El Ingeniero” dijo que “a raíz de los hechos que usted me ha leído tuve que cambiar mi vida y dejar de estudiar porque fui perseguido y acosado por las corporaciones policíacas y nunca pude seguir estudiando.
“También me obligaron a cambiar de nombre para poder llevar una vida lo más normal posible, ya que al presentarme con mi verdadero nombre se me negaba la entrada a instituciones de estudios y de trabajo, obligándome así a cambiar mi identidad para poder trabajar y sostener mi persona y mi familia”, detalló el hombre. Con información de Vanguardia.