Cuatro presos que participaron en la masacre registrada en
una cárcel de Altamira, en el norte de Brasil, fueron asesinados en un autobús cuando
eran transferidos a otro centro penitenciario de la región, informaron fuentes
oficiales.
El vehículo partió en la tarde del martes del penal de
Altamira con 30 reclusos, esposados y divididos en cuatro compartimentos, con
destino a otro penal, en la ciudad de Marabá.
Durante el trayecto, cuatro de ellos, al parecer miembros
de la facción criminal que orquestó el ataque en Altamira, fueron asesinados
por asfixia, según un comunicado de la Secretaría de Seguridad Pública y
Defensa Social (Segup) del amazónico estado de Pará.
Las autoridades se dieron cuenta de los crímenes al llegar a
Marabá. El "camión" en el que fueron trasladados tenía capacidad para
40 personas, pero no estaba equipado con celdas individuales para cada uno de
los internos.
"Las razones de este hecho lamentable están siendo
investigadas", añadió la Secretaría de Seguridad de Pará.
Una riña desatada el lunes en el interior del Centro de
Recuperación Regional de Altamira, librada entre dos bandas criminales, dejó un
total de 58 presos muertos.
Dieciséis de ellos fueron decapitados y el resto murió
debido al humo que se propagó por el complejo después de que los atacantes
prendieran fuego a un pabellón.
Tras la tragedia, la Gobernación de Pará puso en marcha
la transferencia de 46 presos por su implicación en el suceso hacia otras
penitenciarias de la región.
Asimismo, el ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro,
autorizó el envío de agentes federales para que intervengan y actúen en las
cárceles de Pará durante 30 días.
Esta fue la segunda gran matanza en el interior de una cárcel brasileña en apenas dos meses, después de la otra registrada a finales de mayo en el vecino estado de Amazonas, en otro enfrentamiento entre integrantes de un mismo grupo delictivo que dejó 55 muertos en 48 horas.