La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el
‘trastorno por videojuegos’ como un trastorno mental grave, esta enfermedad
aparece en la Clasificación Internacional de Enfermedades.
La institución líder global en cuestiones de salud pública
describe la adicción a los videojuegos como un patrón de comportamiento
“suficientemente severo” como para que acabe por invalidar a la persona en sus
ámbitos social, familiar, educacional u ocupacional.
México, principal consumidor de videojuegos en AL
Este nuevo trastorno se caracteriza por un patrón de
adicción al juego “continuo o recurrente” y, aunque todavía no se ha cerrado la
definición, la OMS vincula su aparición a tres condiciones negativas: la falta
de control sobre el juego, la prioridad del juego sobre las necesidades vitales
y la continuación de la conducta.
FALTA DE CONTROL SOBRE EL JUEGO
El primer síntoma implica que la persona no es capaz de
controlar su conducta con respecto al videojuego ni de poner límites al tiempo
que invierte en esta actividad. Tal y como apuntan los investigadores Kenneth
P. Rosenberg y Laura C. Feder en su libro ‘Adicciones Conductuales’, jugar a
videojuegos no es patológico hasta que comienza a afectar a la calidad de vida
del afectado.
En este sentido, los expertos identifican la “tolerancia”
como uno de los principales factores para identificar la dependencia a los
videojuegos: cada vez se necesita jugar más tiempo o a más juegos.
Paralelamente, puede aparecer un comportamiento irritable y constantes cambios
de humor como síntomas de abstinencia cuando no se juega.
Pero conviene tener en cuenta que “ni la tolerancia ni la
abstinencia son condiciones necesarias ni suficientes para diagnosticar una
dependencia”, de acuerdo al Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales.
PRIORIDAD DEL JUEGO SOBRE NECESIDADES VITALES
La OMS advierte que el jugador adicto sufre un cambio
emocional y cognitivo; comienza a preocuparse cuando no está jugando y piensa
de manera obsesiva en el juego hasta tal punto que puede dejar de lado sus
intereses sociales y necesidades vitales.
Posibles indicios de una adicción a los videojuegos serían
el absentismo escolar o laboral, el descuido de la higiene personal y la
adopción de hábitos como dejar de comer o dormir para dedicar más tiempo a los
videojuegos.
No obstante, los expertos matizan que estos hábitos han de
mantenerse en el tiempo para ser considerados síntomas, es decir, no basta con
que una persona pase más tiempo frente a la pantalla que atendiendo otros
aspectos de su vida durante un fin de semana, sino que debe manifestarse
“durante al menos 12 meses”, según la OMS.
CONTINUACIÓN O ESCALADA DE LA CONDUCTA PESE A LAS
CONSECUENCIAS
Los adictos a los videojuegos pueden sufrir problemas
físicos como dolores de espalda o jaqueca, y psicólogicos como la depresión o
la falta de autoestima, pero los patrones de juego “suelen persistir pese a que
se pueda tener conciencia del incremento del riesgo de daño para el individuo u
otras personas”, advierte la OMS.
A este respecto, el experto en Psicología Walter Capa señala
que la incapacidad de dejar de jugar a videojuegos por parte de los adictos que
tienen voluntad de hacerlo, genera en ellos tal frustración que les hace caer
paulatinamente en un “círculo vicioso” de deterioro. En otras palabras, los
adictos son conscientes de que los videojuegos les perjudican, pero no pueden
dejarlos.
La continuación de la conducta es clave para diferenciar la
adicción a los videojuegos del uso abusivo de los videojuegos, puesto que
evidencia un proceso de dependencia similar al de los drogodependientes con la
particularidad de que la adicción a los videojuegos “no se explica por una
acción biológica o bioquímica, sino que en este caso es psicológica”, a juicio
de la psicóloga Clara Marco.
Fuente: Excelsior.