Niños salvadoreños cultivan un huerto de hortalizas en la
comunidad de El Chaparral, e inspiran a jóvenes y adultos que buscan replicar
su iniciativa para garantizar sus alimentos y evitar los altos precios del
mercado, afectados por la pandemia de la covid-19.
El huerto de los niños que incluye rábano, tomate, chile
(pimiento), repollo, mora, espinaca y sandía, fue sembrado en El Chaparral, una
comunidad de 107 familias, en el municipio de El Paisnal, 40 kms al norte de
San Salvador.
"Es una iniciativa de nuestra comunidad El Chaparral
con el objetivo de involucrar a los niños y a los jóvenes para que puedan
cultivar sus alimentos", dice a AFP Victorina Alvarenga, de 32 años, quien
acompaña a su hija Sheyla, de nueve años.
"Lo de los huertos lo aprendieron nuestros padres en
Honduras cuando huyeron de la guerra civil (1980-1992), y ahora con lo de la
pandemia, con las hortalizas y verduras caras decidimos hacer los
huertos", cuenta Alvarenga, nacida en Honduras.
En medio de una zona boscosa, el huerto está dividido en
"eras" (parcelas) identificadas con rótulos que tienen el apellido de
cada niño, pero también hay porciones colectivas que sirven para entregar la
producción a los ancianos que ya no pueden cultivar.
"Más allá de cultivar la tierra para afrontar la crisis
alimentaria, les enseñamos a los niños el valor de la solidaridad para que
cuando adultos sean personas de bien", resume Alvarenga.
A los treinta días del cultivo, la primera cosecha que se
presentó fue la de rábanos, que los niños "arrancaron" con
entusiasmo.
"Me siento feliz porque llevo alimento fresco a mi
hogar(...) No llevo dinero pero sí llevo alimentación sana", expresa
Sheyla, mostrando los rábanos que ha cosechado.
"Antes de llegar a la siembra fueron 20 tardes de
trabajo de los niños" y lo importante es que se incentiva "la cultura
de cultivar", declara a la AFP Alexander Torres, de 35 años, un técnico
agrícola que asesora a los menores.
El técnico y la ONG que apoya el cultivo recibe por
mensajeria WatsApp las fotos de cómo evoluciona el huerto.
Al ver el cultivo de los niños, un grupo de 20 jóvenes en la
vecina comunidad Dimas Rodríguez, optaron también por preparar su huerto.
Con hojarasca recolectada en un frondoso y húmedo bosque
frente a la comunidad, los jóvenes preparan la tierra de su huerto.
"Buscamos producir nuestros propios alimentos"
para "no depender del mercado", confiesa Pedro Díaz, un joven de 22
años que lidera el proyecto.
- Recuerdo del exilio -
Felicia Mijango, del directorio de la Unión de Comunidades
Rurales del norte de San Salvador y La Libertad (UCRES), dice que la idea de
los huertos comunitarios en zonas rurales para "sobrevivir" surgió
décadas atrás cuando miles de salvadoreños se alojaron en el campamento de Mesa
Grande, en Ocotepeque, Honduras.
Mesa Grande fue un campamento cerrado con alambre de púas y
vigilancia permanente del ejército de Honduras, en donde un poco más de 11.000
salvadoreños plantaron huertos al no poder salir mientras estaban protegidos
por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Los Refugiados (ACNUR).
Los niños que ahora cultivan el huerto en El Chaparral son
hijos de la generación que nació en Honduras y que con el fin de la guerra
civil en 1992 llegó a repoblar la zona.
"Con la pandemia covid-19 optamos apoyar con la entrega
de semillas para huertos familiares y huertos comunitarios", precisa
Mijango.
Con la ayuda de fundaciones de Estados Unidos y Canadá, UCRES apoya más de un centenar de huertos comunitarios o familiares en la zona.
Fuente: AFP