Antes de toparse con la fama, el éxito efímero y las carretadas de dinero, Andy Ruiz vivió momentos complejos en su vida que lo hicieron dudar de su continuidad en el boxeo y le hicieron pensar regresar a la ciudad de El Centro, en California, para dedicarse a la construcción.
El Destroyer veía que todo su esfuerzo era en vano, que los dólares no llegaban a sus bolsillos a pesar de que buscaba las oportunidades, por lo que pensó que era mejor alejarse y meterse de lleno en otra actividad con la que pudiera alimentar a su familia.
"No ganaba bien, estaba arrinconado, olvidado. Tú vas al gimnasio todos los días y no peleas, pero tienes a tu familia, a tus hijos...", recordó el entrenador Manny Robles, quien resultaría fundamental para rescatar una vida que parecía destinada a no brillar.
El estratega recuerda así cómo encontró a Andy, pugilista al que conocía desde que era amateur y a quien le veía capacidades de destacar en el pugilismo:
"Estaba pasando por una etapa muy difícil porque no había plata, no había dinero y decía 'no tengo para pagar mi renta ni mis necesidades'. Él estaba a punto de regresarse a casa, porque él vivía en Los Ángeles y es de una ciudad que se llama El Centro, ciudad fronteriza con Mexicali. Estaba contemplando la idea de regresar a trabajar, a meterse en la construcción con su papá, porque '¿qué hago?'", rememoró a Un Round Más.
Sin embargo, justo ahí fue cuando apareció para darle un nuevo impuso a Ruiz, a quien primero inyectó de esperanza al asegurarle que podía ser campeón mundial, pero también le ayudó a mantenerse en California para seguir dentro del box.
