La mujer que asesinada en México por buscar justicia para su hija

12 junio 2022
Noticias de Yucatán. 

Fue el 16 de diciembre de 2010 cuando apagaron la vida de Marisela Escobedo, una activista que murió en la búsqueda de justicia por el asesinato de su hija Rubí Marisol Frayre de tan sólo 16 años. Hoy, Marisela estaría cumpliendo 64 años.

La lucha de Escobedo inició desde que supo sobre la desaparición de su hija, quien fue asesinada en agosto de 2008 en Ciudad Juárez, Chihuahua. El responsable de quitarle la vida fue su pareja, Sergio Rafael Barraza.

Marisela hizo hasta lo impensable para que se hiciera justicia, no tuvo tiempo de vivir su duelo, pues después de enterrar a su hija, salió a exigirles a las autoridades que dieran con el responsable del asesinato, además ella misma se encargó de investigar lo sucedido.

Luego de encontrar a Sergio Barraza se derivó una serie de declaraciones, confesiones, argumentos, pruebas y de que él le pidiera perdón a la señora Marisela por el asesinato de su hija, sin embargo, al no encontrar pruebas contundentes de su culpabilidad, por unanimidad, tres jueces decidieron dejarlo libre.

La serie "Las tres muertes de Marisela Escobedo" mostró imágenes del momento en que escucha la sentencia del asesino de su hija, lo cual derrumba a la activista que además y la hace romper completamente en llanto.

Y es que le resultó increíble el fallo de los jueces, pues había emprendido varias acciones para dar a conocer el caso de su hija y encontrar a Barraza, como caminar por todo Juárez e incluso por la Ciudad de México con la fotografía de su Rubí en el pecho.

Marisela Escobedo vivió tres muertes

Fue así como se manejaron tres muertes de Marisela Escobedo, la primera fue el día en que se enteró de la muerte de su hija, la segunda fue cuando el feminicida fue absuelto y la tercera corresponde a su asesinato.

El 16 de diciembre de 2010, a unos días de Navidad, justo afuera del Palacio de Gobierno de Chihuahua, Marisela seguía exigiendo a las autoridades dar con Sergio Rafael Barraza Boca Negra, quien para ese tiempo se presumía, era parte de un importante grupo del crimen organizado.

Pese a las amenazas que ya había recibido, siguió en la búsqueda de la justicia, pues sabía que en cualquier momento podía perder la vida y así sucedió cuando esa noche, un desconocido se acercó a Escobedo mientras la activista colocaba unos carteles y la asesinó con un disparo en la cabeza. 

La muerte de la enfermera y activista Marisela Escobedo causó aún más indignación de la que ya había, pues sólo pedía justicia por el feminicidio de Rubi Marisol, asimismo, dejó ver una vez más la inseguridad con la que viven las mujeres a diario y la impunidad que impera de la entidad.

El Heraldo de México

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