Omar Chávez volvió a la actividad el sábado para ser exhibido por Rafael Ortiz, un pugilista de poco nombre que vive en Culiacán, que hasta hace dos meses estaba metido de lleno en su trabajo dentro de un restaurante como mesero, lavaloza y lo que hiciera falta.
Sorprendido todavía por la buena demostración que realizó, Ortiz reconoció que tuvo cierta inquietud por enfrentar al menor de la dinastía Chávez, aunque al final todo le salió bien, a pesar de que no traía una gran preparación detrás.
“Tuve un mes y medio (para prepararse). Se me ajustaron los tiempos y tenía que trabajar", comentó en entrevista para TV Boxeo y previo a señalar que tiene un trabajo con el que se gana la vida más allá del pugilismo.
"Trabajo bien en un restaurante de la familia en Culiacán, se llama ‘Murmullos’. Le ayudo a primo, me ponen de todo, lo que haya que hacer como mesero o como lavaloza“, abundó.
Ortiz señaló que siempre quiso pertenecer al equipo de Chávez, aunque no encontró la vía para acercarse, y ahora lo que espera es al menos tener la amistad de Omar, a quien le ganó con nitidez, esto si no se llega a hacer la pelea de revancha que el perdedor deseó.
“La verdad es que pegaba muy duro, pero me decían que los estilos iban a dar un buen espectáculo. Yo estoy abierto a hacer una revancha si quiere. Me quedé con la espinita de ganarle mejor”.