La marea roja no da tregua en Yucatán, pues la actividad turística y la comercial se desplomaron en 70 por ciento en los puertos de Telchac y San Crisanto, donde los visitantes se retiran de las playas debido al mal olor emitido por las especies marinas muertas.
En el tercer día de actividad de limpieza de playas, los pobladores de San Crisanto y Telchac demandaron carretillas, rastrillos y palas para las labores de recolección y entierro de peces.
El investigador del Cinvestav, e integrante del Comité Multidisciplinario de la Marea Roja, Jorge Herrera Silveira, advirtió que este efecto se presentó en Telchac y San Crisanto por ser la zona costera con mayores problemas de contaminación, tanto en la calidad del agua como por la degradación de los humedales (manglares y pastos marinos) que son los filtros naturales contra la contaminación.
La marea roja, precisó, es un fenómeno natural y cíclico, pero se acelera por la acción del hombre, como la contaminación del manto freático que va a dar al mar.
Expuso que los cambios en el uso de suelo, la contaminación causada por los asentamientos humanos y el aumento de la extracción de recursos naturales afectan la dinámica de los ecosistemas costeros de Yucatán.
En la costa de Yucatán se da una sobreexplotación de las pesquerías, debido a que una gran parte de la población depende de esa actividad como fuente de ingresos y alimentación.
“Llevamos tres días limpiando 200 metros de playa, frente al negocio, y no se termina, estamos sepultando a los peces cuando de nuevo ya salieron otros miles del mar”, expresó Denis Sunza, restaurantero de San Crisanto.
Precisó que tan solo en 200 metros en un día recolectaron 3 mil 500 kilos de especies marinas intoxicadas, que fueron sepultadas en la arena.
“En mis 42 años de vivir en este puerto nunca había visto este fenómeno tan agresivo como ahora, y tenemos que actuar con prontitud por el mal olor que despide la descomposición de los animales muertos que saca el mar, y que podría traer enfermedades”, añadió.
El restaurantero aseguró que hay zonas donde hay que utilizar botas por el volumen de animales muertos que les impide caminar con confianza, pues se puede pisar alguna especie venenosa.
En este fenómeno, dijo, se observan especies completamente desconocidas en esta región, como el pez guitarra, el ‘ángel que parece un pájaro’, el perico, entre otras.
Marea roja escaseará la venta de pescado
La comisaria de San Crisanto, Martina Chuc Rosado, advirtió que la por marea roja habrá escasez en las pesquerías, por la pérdida de las especies se tendrán que esperar a que se reproduzcan, lo cual ocasionará que se incremente el costo del producto que está congelado o porque se tendrá que importar.
El mar, apuntó, sacó langostas, camarón, mantarrayas, meros, robalos, que son especies comestibles que se comercializan para los restaurantes.
En los tres días de marea roja las ventas descendieron en 70 por ciento, tanto en restaurantes como comercios, ya que se estaba en la temporada más importante de turismo para el puerto.
Impacto de marea roja aún no llega a puertos grandes
Por otra parte, el presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco) de Mérida, Iván Rodríguez Gasque, señaló que el impacto de la marea roja todavía no se siente en los puertos grandes como Progreso
Confió en que las medidas aplicadas por las autoridades logren mitigar el efecto de este fenómeno.
Yucatán, resaltó, cuenta con otros atractivos turísticos como las zonas arqueológicas, cenotes y los pueblos mágicos, no solo las playas y costas de la entidad.
“Definitivamente se podría presentar una afectación a la actividad turística, a la costa particularmente, pero esperamos que sea lo más mínimo y el efecto sea lo más rápido posible”, asentó.
El principal impacto a la economía de los puertos en la temporada de verano es que las personas dejen de llegar a los puertos a pasear y disfrutar de los atractivos.
Rodríguez Gasque subrayó que por la marea roja en las costas yucatecas se debe seguir con las recomendaciones marcadas por las autoridades, que recomiendan a la población evitar el consumo de las especies marinas que arriban a la costa huyendo del fenómeno, como una medida de prevención para evitar correr algún riesgo para la salud.