Stefanía Villamizar González, de tan solo 10 años, falleció un par de meses después de haber salido de vacaciones con su familia. Una bacteria apodada como “come cerebros”, que se introdujo en su nariz, provocando su muerte; aquí te contamos a detalle qué pasó.
Las vacaciones de la familia Villamizar terminaron en una verdadera tragedia, pues nunca se imaginaron que la pequeña Stefanía regresaría a casa con dolor de oído, fiebre y vómitos luego de meterse a la piscina en Santa Marta, Colombia, en junio de este año.
Los síntomas de la menor comenzaron dos días después de que la familia regresó a casa. Su mamá Tatiana González, contó a medios locales que llevaron a Stefanía al hospital, donde las afecciones fueron tratadas como una otitis.
Pero desde entonces la menor, quien soñaba con ser gimnasta, no volvió a ser la misma, pues pasó de ser una niña muy activa a no querer levantarse de la cama.
Casi un mes después, los síntomas habían disminuido, sin embargo, Stefanía no recuperaba su energía. El 14 de julio su situación se complicó cuando le pidió a la señora del servicio doméstico que la acompañara a ducharse y estando en el baño comenzó a convulsionarse.
La menor fue trasladada a urgencias donde trataron de estabilizarla, así permaneció por 24 días, luego fue declarada con muerte cerebral y dos días después murió.
De acuerdo con la familia, la muerte de la niña fue inicialmente atribuida a una meningitis, pero el estudio del caso adquirió relevancia nacional y fue asumido por el Instituto Nacional de Salud.
Tras un mes de estudios de necropsia, los especialistas concluyeron que la causa real fue una encefalitis. Fue entonces que Tatiana, madre de Stefanía recordó que durante sus vacaciones su hija ingresó y nadó en la piscina del hotel en Santa Marta, donde presume que durante el tiempo en que estuvo sumergida habría contraído por la nariz el peligroso parásito.
La familia de Stefanía visitó posteriormente el hotel en el que se cree que la menor contrajo la enfermedad, donde el gerente se comprometió a fortalecer los estándares de seguridad para que este caso no vuelva a ocurrir.
“Compartimos nuestra historia para que otros niños y familias no sufran lo que estamos pasando. Estamos destruidos, devastados”, dijo la familia a los medios de comunicación.