Noticias de Yucatán
En un hecho que demuestra la corrupción que impera en la Policía Municipal de Mérida, una mega-cantina clandestina funciona hasta altas horas de la noche en plena zona turística de la ciudad.
Este lugar se ha convertido en el ‘after’ más grande de Mérida, con asistencias de entre 300 y 500 personas cada noche.
El sitio, conocido entre meseros, bailarinas y meridanos trasnochados como ‘El After del Nohoch’, funciona en una antigua casona de la calle 60 entre 47 y 49, en el número 426_ a unos metros del parque de Santa Ana.
Aunque los administradores del lugar han tomado precauciones para ‘no llamar tanto la atención’, el movimiento en el lugar es evidente, por lo que es un hecho que la Policía de Mérida conoce de su existencia y funcionamiento.
De esto no hay duda, ya que a unos metros del lugar se ubica una de las cámaras de videovigilancia de esa corporación policíaca y desde ese sistema es factible ver a los trasnochados que hacen cola para ingresar al ‘after’.
Pudiera entenderse que los patrulleros de la zona sean los únicos que participan en esta red que permite operar a este negocio ilícito, pero el hecho de haber una cámara de vigilancia monitoreada desde la central de la corporación evidencia que hay más policías involucrados, incluso de alto rango, sin descartar al propio titular, Arturo Romero Escalante, ya que resulta difícil pensar que no tenga el control sobre sus subalternos teniendo él varios años en ese cuerpo policiaco.
Según de constató durante una visita al after, éste funciona por las noches, teniendo su máxima afluencia entre las 2 y las 4 de la madrugada, aunque deja de laborar a las 6:30 a.m.
Para ingresar, cada asistente paga $50 en la ‘recepción’, misma que está prácticamente a oscuras.
Luego, las personas se dirigen al fondo del sitio, siempre a luz ténue, hasta llegar al centro de la casona, donde se celebra la mega fiesta, que incluye música y cervezas a 30 pesos.
Hay ‘columpios’ para sentarse en grupos de tres o cuatro personas y se cuenta con tres áreas para departir, mismas que los viernes y sábados resultan insuficientes. Tiene también sanitarios y sus barras despachadores de bebidas.
La aceptación que ‘El After del Nohoch’ ha tenido es tal que al lugar acuden hasta turistas extranjeros, hombres y mujeres, muchos de los cuales desconocen que están en un lugar ilegal, pero que les resulta atractivo por la ambientación, pues la casona aún conserva lo majestuoso de su edificación, que incluye enormes arcos y patio central.
Los ‘porteros’ del after abren la puerta cada que ven llegar un grupo de asistentes, a los que advierten que deben entrar rápidamente y que no pueden salir, a menos que ya se vayan a retirar.
Pese a que desde la calle no se escucha el ruido de la fiesta, el estacionamiento ubicado a un costado del mercado de Santa Ana evidencia su funcionamiento, pues está al tope en horas de la madrugada, cuando se supone que no hay actividad comercial o de esparcimiento por la zona en esos momentos.
El after toma ese nombre, según señalaron meseros que asisten regularmente al sitio, debido a que en el área funciona un Hotel y restaurante con ese nombre, mismo que si cuenta con autorización para operar como tal.
En un hecho que demuestra la corrupción que impera en la Policía Municipal de Mérida, una mega-cantina clandestina funciona hasta altas horas de la noche en plena zona turística de la ciudad.
Este lugar se ha convertido en el ‘after’ más grande de Mérida, con asistencias de entre 300 y 500 personas cada noche.
El sitio, conocido entre meseros, bailarinas y meridanos trasnochados como ‘El After del Nohoch’, funciona en una antigua casona de la calle 60 entre 47 y 49, en el número 426_ a unos metros del parque de Santa Ana.
Aunque los administradores del lugar han tomado precauciones para ‘no llamar tanto la atención’, el movimiento en el lugar es evidente, por lo que es un hecho que la Policía de Mérida conoce de su existencia y funcionamiento.
De esto no hay duda, ya que a unos metros del lugar se ubica una de las cámaras de videovigilancia de esa corporación policíaca y desde ese sistema es factible ver a los trasnochados que hacen cola para ingresar al ‘after’.
Pudiera entenderse que los patrulleros de la zona sean los únicos que participan en esta red que permite operar a este negocio ilícito, pero el hecho de haber una cámara de vigilancia monitoreada desde la central de la corporación evidencia que hay más policías involucrados, incluso de alto rango, sin descartar al propio titular, Arturo Romero Escalante, ya que resulta difícil pensar que no tenga el control sobre sus subalternos teniendo él varios años en ese cuerpo policiaco.
Según de constató durante una visita al after, éste funciona por las noches, teniendo su máxima afluencia entre las 2 y las 4 de la madrugada, aunque deja de laborar a las 6:30 a.m.
Para ingresar, cada asistente paga $50 en la ‘recepción’, misma que está prácticamente a oscuras.
Luego, las personas se dirigen al fondo del sitio, siempre a luz ténue, hasta llegar al centro de la casona, donde se celebra la mega fiesta, que incluye música y cervezas a 30 pesos.
Hay ‘columpios’ para sentarse en grupos de tres o cuatro personas y se cuenta con tres áreas para departir, mismas que los viernes y sábados resultan insuficientes. Tiene también sanitarios y sus barras despachadores de bebidas.
La aceptación que ‘El After del Nohoch’ ha tenido es tal que al lugar acuden hasta turistas extranjeros, hombres y mujeres, muchos de los cuales desconocen que están en un lugar ilegal, pero que les resulta atractivo por la ambientación, pues la casona aún conserva lo majestuoso de su edificación, que incluye enormes arcos y patio central.
Los ‘porteros’ del after abren la puerta cada que ven llegar un grupo de asistentes, a los que advierten que deben entrar rápidamente y que no pueden salir, a menos que ya se vayan a retirar.
Pese a que desde la calle no se escucha el ruido de la fiesta, el estacionamiento ubicado a un costado del mercado de Santa Ana evidencia su funcionamiento, pues está al tope en horas de la madrugada, cuando se supone que no hay actividad comercial o de esparcimiento por la zona en esos momentos.
El after toma ese nombre, según señalaron meseros que asisten regularmente al sitio, debido a que en el área funciona un Hotel y restaurante con ese nombre, mismo que si cuenta con autorización para operar como tal.