Era el último día para presentar los impuestos y Yesenia Ortiz-Del Valle, una estadounidense de origen mexicano, corrió a una oficina en San Diego, California, con dos cheques para enviar el pago que debía hacer, pero tuvo la mala suerte de perder uno de ellos. Por más que ese 18 de abril buscó en su vehículo y en los alrededores, no encontró el cheque por valor de 676 dólares.
Tuvieron que pasar aproximadamente tres horas para que un desconocido llamara a su puerta preguntando por ella. Se trataba de Sergio Juárez, un mexicano nacido en Baja California, que encontró el cheque de manera casual bajo una rueda de su auto cuando fue a pedir una extensión para sus impuestos.
"Me fui a meter al carro y algo me dijo 've, mira la llanta del otro lado'. No sé por qué, miré la llanta y vi el papel", dijo Juárez a Univision por teléfono. Realmente lo guardó sin saber muy bien qué era y no fue hasta que estuvo en el motel donde vive junto con su esposa Gladys, con la que lleva casado 25 años, que se dio cuenta de que había encontrado un 'money order'. Los dos estuvieron de acuerdo en buscar al propietario y, con la ayuda de la dirección que aparecía en el cheque, fueron hasta su domicilio.
"Una cosa que me enseñaron, mi abuelita, es siempre ser honesto, siempre a trabajar duro. Nosotros venimos a este trabajo a trabajar duro y salir adelante. Yo no podía vivir sabiendo que yo le quité dinero a otra persona", explica este mexicano que llegó a Estados Unidos antes de cumplir 10 años.
Buscando a la dueña
Con esta decisión, sin saberlo, estaban a punto de cambiar su situación: los dos viven en un motel con sus tres hijos (de 24, 17 y 16 años) más otro joven al que ayudan desde hace un año y medio. Antes lo habían hecho en un garaje después de que perdieran su trabajo.
Al llamar a la puerta de Yesenia, que aún se preguntaba dónde estaría el dinero perdido, encontraron a una mujer que no estaba dispuesta a abrir su domicilio a un extraño.
"Yo no lo conozco, tengo bebitos aquí. No iba a abrirle la puerta", explicó a Univision Noticias vía telefónica. "Me asusté porque venía como con mucha prisa", añadió. Esta madre siquiera le confirmó que ella era hasta que Juárez le indicó que tan solo quería devolverle algo que había encontrado con su nombre. "Salí corriendo cuando me dijo eso. Estaba emocionadísima".
Tras comprobar que efectivamente ella era la legítima dueña del dinero mediante una identificación, Juárez tuvo la intención de retirarse y volver al auto donde le esperaba su esposa. Sin embargo, ella lo detuvo y, agradecida, buscó cómo gratificarle por su acción. Solo halló los 40 dólares que le ofreció. "Cuando él me dijo que lo iba a utilizar para la gasolina, yo me dije que este hombre es una persona necesitada", explicó.
"Yo estaba bien agradecido, pues no tenía dinero ni para comer", recuerda Juárez.
Efectivamente, Juárez, de 50 años, acabó confesando que era una persona que no tenía una vivienda fija, sino que vivía con su familia en un motel cercano.
"Cuando me dijo esto, yo no podía creerlo, que una persona que estaba en esa situación, que no tenía ni dinero para gasolina, se tomó el tiempo de venir a buscarme y entregarme esto en la mano", continuó Yesenia. Sorprendida de lo que le acaba de suceder, decidió escribir un post en Facebook, pero se fue a la cama tratando de ver cómo podía ayudarlo consciente de que el dinero y la comida que le ofreció no eran suficiente.
Una campaña que supera $14,000
La solución apareció inmediatamente. Tras visitarlo en el motel al día siguiente,
dispuso abrir una campaña en Gofundme para recaudar fondos. Su intención era alcanzar la cifra de 5,000 dólares con el fin de que pudiera pagar el depósito para una renta y le quedara algo para comenzar de nuevo. Su sorpresa llegó cuando su objetivo lo alcanzó en unas 24 horas: "Nunca pensé que fuera a alcanzar los 5,000 dólares", confesó con alegría. Este miércoles, cuando han pasado solo seis días desde que se lanzó la iniciativa, ya han superado la barrera de los 14,000 dólares.
Con la ayuda de internet y los medios de comunicación, su caso se hizo viral y ahora, además del dinero, ha recibido ofertas de trabajo, una clínica le ha ofrecido sus servicios para sus problemas dentales e incluso les han prometido ayuda para sus hijos.
"Yo me siento... no lo puedo creer. Estoy así con la boca abierta por la generosidad de la gente", afirma de manera entrecortada Juárez. "¿Qué puedo decir? ¿Cómo le puedo decir a la gente el agradecimiento que siento dentro de mi corazón? Ahora ya sí vamos a poder rentar un apartamento para empezar de nuevo", afirma ilusionado imaginando que pronto podrá tener una casa con habitaciones individuales e incluso "una cocina".
Pese a que su historia ha llamado la atención de los medios de comunicación en todo el país, él resta importancia a su gesto: "Yo me siento que no he hecho nada. Le di algo a una persona que era de ella. Esto es lo que hice".
En todo caso, esta experiencia, que aún trata de explicarse a sí mismo, le ha devuelto la confianza en el prójimo: "Estaba muy desanimado con la gente, pero esto me enseña que hay buena gente en el mundo".
También ha servido para mostrar una realidad, para muchos desconocida, según Yesenia. "La renta en California es ridícula. Ellos vivían en una casa donde pagaban 3,000 dólares al mes", reflexiona la joven que además ejerce como agente inmobiliaria.
Lo que le ha ocurrido a Juárez "le puede pasar a cualquier persona", recuerda. "La renta en California es una cosa exagerada. No solo hay
homeless en las calles, sino también hay
homeless en los moteles que son familias normales, no son drogadictos, con hijos".
Después de todo lo sucedido, Juárez solo tiene un mensaje: "Si hay familias que están pasando por lo mismo que nosotros, yo les digo que no se desesperen, que sigan adelante, que estén unidos. Todos tenemos días bajos y días buenos. Que no se desesperen, que sigan adelante. Yo creo en Jesucristo. Y mi esposa me ha ayudado cuando yo me he sentido deprimido, me ha levantado y me ha dicho 'Jesucristo está con nosotros'".