
Hace cuatro años, Jorge Mario Bergoglio salía revestido de blanco al balcón central de la basílica de San Pedro. Centenares de miles de fieles esperaban, expectantes, las primeras palabras, los primeros gestos, del nuevo Papa. Un Papa que ya sorprendió a todos al atreverse a ser el primero en llevar el nombre del "poverello" de Asís, y que hizo suyo el deseo de renovar...