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Poner límites, la fórmula para evitar una relación tóxica
Poner límites, la fórmula para evitar una relación tóxica
Abril de 2007. Martha María Cen Escobedo, de 27 años, y su pareja, Gaspar Leonardo Balam Viana, de 29, ingieren bebidas embriagantes en su casa, cerca del centro de Mérida.
Sobreviene una discusión. De pronto, Balam Viana toma un palo y le cae a golpes a la mujer hasta quitarle la vida, frente a sus cuatro hijos pequeños.
Después, el homicida le pide perdón a la víctima, la levanta y la acuesta en una vieja hamaca, al tiempo que le ofrece disculpas de nuevo. Termina dormido, creyendo que la mujer también está dormida.
Al despertar y darse cuenta de todo, Balam Viana se entrega a la policía. Antes de ser trasladado a la cárcel solicita permiso para abrazar el cadáver de la mujer, que presenta huellas visibles de la golpiza.
El homicida asegura que no fue su intención matarla, aunque revela que en ocasiones anteriores la golpeó. Así vivieron durante más de diez años.
Este caso, que el Diario publicó en su oportunidad, es expuesto por Rocío Quintal López, investigadora del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Uady, como claro ejemplo de una relación tóxica de pareja, un fenómeno que tiene manifestaciones cada vez más visibles, con consecuencias que pueden alcanzar fatales dimensiones.
La investigadora, quien enfoca su actividad a los estudios de la mujer y relaciones de género, es entrevistada en torno a la otra cara del Día de San Valentín, que se celebra hoy. Su conclusión es: hay que amar, pero no al grado de que cause dolor, porque entonces deja de ser amor.
De entrada explica que hay dos tipos de vínculo en la pareja: la relación sana, nutricia, que permite el crecimiento de ambas partes, y la relación tóxica.
“El amor nutricio, el amor sano, se da en libertad”, explica. “Una frase que lo define muy bien es: yo soy feliz, puedo vivir sin ti, puedo estar en plenitud, pero elijo estar contigo, elijo compartir mi vida contigo”.
“La base de una relación sana es el amor propio de la persona, el autoconocimiento, el autoestima y el respeto”, agrega la investigadora, quien es licenciada en Psicología con maestría en Investigación Psicoanalítica y en Psicología Clínica y doctorado en Ciencias Sociales.
La relación tóxica, subraya, es diametralmente opuesta y se caracteriza por frases como: “Si tú no estás me muero”, “Sin ti no puedo vivir”, “Sin ti no soy nadie”, “Te necesito para estar bien”, “Eres la fuente de mi felicidad”…
“En ese tipo de frases, el común denominador es la necesidad de recibir del otro algo que por sí mismo o por sí misma no puede obtener”, continúa la académica. “Aquí, mi fuente de bienestar está fuera de mí, es la otra persona. Y así ya estamos entrando en el terreno de las relaciones tóxicas”.
La doctora Quintal López recalca que el amor debe empezar por la misma persona, porque no se puede dar lo que no se tiene.
“Si no haces este ejercicio personal de vida, de mirarte al espejo y saber quién eres, con fortalezas y debilidades, y por el contrario te cuelgas de una relación y a través de ella quieres buscar tu bienestar, entonces caemos no en el amor sino en la dependencia”.
La entrevistada enfatiza que precisamente la palabra “codependencia” define muy bien la base de una relación tóxica.
“Es una relación en la que una persona hace más por la otra que por sí misma”, abunda. “Una le cede a la otra el timón de su vida, y al entregarle el timón piensa que su bienestar está puesto en esa otra persona, en lo que ésta haga o deje de hacer”.
Más adelante cita a la autora Lilian Glass, quien señala en sus obras algunas características del amor tóxico de pareja o de las personas tóxicas: son personas que llegan a la vida de otras haciendo grandes promesas que nunca van a cumplir.
“Además, son promesas que hacen fuera del tiempo: te conocí hace una semana y eres el amor de mi vida, me quiero casar contigo, sin ti ya no puedo vivir… Es un discurso amoroso frágil, sin sustento, es como un cascarón que fácilmente se puede romper, pero la persona que se engancha en esa relación quiere escuchar esto, y allá empieza la fusión de dependiente y codependiente”, prosigue.
En otro lugar de esta misma página ampliamos las declaraciones de la especialista, quien detalla cuáles son los signos que nos llevan a identificar una relación tóxica.
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Muchos peligros detrás del “pégame pero no me dejes”
Llamados a estar alertas con los signos de ira e incertidumbre
¿Cómo puede darse cuenta una persona de que está viviendo una relación tóxica de pareja?.
“Nos damos cuenta por el tipo de emociones que nos genera”, responde Rocío Quintal López, investigadora del Centro de Investigaciones Regionales “Dr. Hideyo Noguchi” de la Uady. “No son sentimientos de bienestar, de tranquilidad, de paz y de espiritualidad, como los que nos ocasiona una relación nutricia y sana”.
“Cuando estamos enganchados en una relación tóxica, las emociones que experimentamos son de incertidumbre, miedo. Nos preguntamos: ¿será que va a cambiar esta situación?, ¿será que me quiere o no me quiere?, ¿será que hizo lo que me dijo que haría? En síntesis, no hay confianza, hay miedo a que la relación acabe, hay miedo a lo que va a pasar, hay desesperanza, hay frustración.
“Como el otro no cumple mis expectativas, empieza a haber enojo, ira, resentimiento, Cuando este tipo de emociones surge, y seguramente las personas que lo han vivido entenderán y se identificarán, la relación se destruye. Por eso es amor tóxico. Es como el ácido muriático, que te corroe poco a poco, te lastima…”
La doctora Quintal reitera que en una relación de este tipo por lo general hay un dependiente y un codependiente, y para que uno de ellos se “desenganche” tiene que dar un paso importante: poner límites.
También lamenta que la sociedad en general se desenvuelva en un ambiente que fomenta el amor tóxico. Un ejemplo son las canciones que se oyen en la radio.
“Oímos canciones, desde el pop hasta las de banda, que invitan al amor tóxico”, continúa. “El ícono del amor tóxico es esta canción de Dulce: tu muñeca, déjame volver contigo… No me importa, yo puedo ser tu reina, tu esclava o tu mujer…”
“Y lo vemos en la música, las telenovelas, las películas, las revistas. Realmente hay pocos modelos o referentes que inviten a reflexionar en un amor nutricio, en un amor sano, un amor de crecimiento. Nos hacen creer que al amor no hay que ponerle límites. O sea, parte del amor tóxico y parte de una relación tóxica es irse al precipicio con los ojos cerrados. Esta frase de ‘pégame pero no me dejes’ es parte de este amor tóxico,
La investigadora universitaria advierte que al “engancharse” una persona en una relación tóxica está abonando el terreno para la violencia.
“Este tipo de relaciones pasa también por el ciclo de la violencia”, añade. “Hay períodos de romanticismo, de violencia, de perdón, y otra vez se regresa al mismo ciclo”.
“En esa fase de romanticismo siempre hay flores, regalos, reconciliación, relaciones sexuales intensas y todo lo que caracteriza este reencuentro. Una de las partes piensa: ‘Ah, le creo, va a ser la última vez que se pone violento’. Y luego viene de nuevo la fase de violencia, la fase de sometimiento. Y lo más grave es cuando se va generando ese sentimiento de decir: ‘Mejor ya no veo a mi familia, porque como ya se enteraron lo van a ver mal o la van a ver mal (a la pareja) . Mejor me alejo’. Se ocasiona un aislamiento. (Continuará).- ÁNGEL NOH ESTRADA
Relaciones | Detalles
Mañana abordaremos más detalles sobre las relaciones tóxicas y sus consecuencias.
Concepto del amor
La doctora Rocío Quintal López, investigadora del Centro “Hideyo Noguchi” de la Uady, dice que lo primero que pregunta a una mujer en un tratamiento terapéutico es su concepto del amor, porque allá parten muchas cosas vinculadas directamente con la relaciones tóxicas. Es la otra cara del Día de San Valentín.
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Yucatecos con relación tóxica
Un fenómeno que puede alcanzar fatales desenlaces
Hoy, Día de San Valentín, es ocasión propicia para ensalzar la amistad, manifestar afecto a los demás y expresar, al menos hacia el exterior, el amor por la pareja.
No obstante, esta fecha no impide que una vez más salga a flote un aspecto que se esconde detrás del derramamiento de miel: las relaciones de pareja tormentosas, que nacen mal y terminan peor.
Estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) arrojan un dato revelador: en los últimos años Yucatán es de las entidades con más divorcios.
En promedio, más de 10,000 parejas contraen nupcias ante el Registro Civil de Yucatán cada año. Y en el otro lado, alrededor de la cuarta parte deshace su unión legal en el mismo período.
Al margen de las bodas, miles de parejas se desenvuelven en un ambiente que los especialistas definen como relaciones tóxicas, tan dañinas que pueden tener consecuencias fatales.- ÁNGEL NOH ESTRADA
Parejas | Los “tóxicos”
La investigadora Rocío Quintal López aborda el tema de los amores tóxicos.
Ciclo de violencia
Ese tipo de relaciones, advierte la académica, es destructivo para la pareja y por lo general pasa por el ciclo de la violencia.
La relación sana
Lo contrario es la relación sana, nutricia, que permite el crecimiento de ambas partes, manifiesta.
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