"¡Renán, vas a ser papá... confirmado!"

13 febrero 2015
Noticias de Yucatán ()

“Vivimos el mejor momento”

"¡Renán, vas a ser papá... confirmado!", la agitada voz de su esposa por el celular le cambió el rostro al alcalde de Mérida cuando asistía en la capital del país a una reunión para gestionar recursos destinados a obras en la ciudad.


Para Renán Barrera Concha y su esposa, Diana Castillo Laviada, este año será intenso, de emociones encontradas. Cierran una etapa importante como servidores públicos -él como alcalde de la capital yucateca y ella como presidenta del DIF municipal- pero inician otra quizá más complicada: ser papás.
Tras seis años de casados (25 abril de 2009), esperan a su primogénito para mediados de julio. Renán será el primer alcalde meridano cuyo hijo nazca en funciones, aunque días después dejará la alcaldía.
¿Cómo define este momento?
Es el cierre de un ciclo muy intenso, en el que mi esposa y yo decidimos entregar todo nuestro talento, capacidad y tiempo en el trabajo por la ciudad. Se cierra este ciclo a finales de agosto, pero antes se abrirá otro a mediados de julio, que es la fecha probable en que nacerá nuestro primer hijo, que será varón. Terminamos una encomienda que ha sido una gran experiencia. Nos permitió crecer, madurar, entender muchas cosas. Quedará en nuestra historia personal como algo positivo.
Diana, ¿cómo va todo?
Vivo un embarazo tranquilo, con los síntomas normales, mareos, dolores de cabeza, pero nada que obstaculice mi labor al frente del DIF municipal.
¿Ya tiene nombre el bebé?
Ya está decidido: ¡Renán! Siempre quise que se llamara como yo. El nombre tiene un enorme significado para mí, pues así se llamó mi abuelo, de quien aprendí mucho y a quien le tuve una gran admiración y un gran cariño. Así me llamo yo y por eso quiero continuarlo con mi hijo, con Renán Jr., Renán III. Pero no me conformaré con uno, me encantaría tener tres o cuatro, soy de ese número, o dos o tres de ser posible, pero estamos muy contentos por recibir el primero, es una emoción increíble.
Tres, buen número…
Así es -responde Diana-. Renán tiene un hermano mayor, de 40 años, y tuvo otro intermedio, pero murió muy pequeño. Yo tengo dos hermanas, así que pensamos que tres es un buen número, pero si pueden ser cuatro… padrísimo, lo que Dios mande.
¿Cómo es su vida familiar?
Tantas responsabilidades en nuestra agendas individuales nos quita tiempo para convivir, ir al cine, salir a cenar, reunirnos con los amigos y la familia. La fórmula es aprovechar los espacios libres y multiplicarlos en calidad -dice Diana-. Es un poco complicado, pero lo importante es hacernos de ese tiempo, porque si esperamos a que llegue el momento ideal, nunca lo tendremos. Todo depende de no perder de vista que somos una pareja. Buscamos fomentar el lazo familiar, la convivencia, aprovechar los domingos o cuando la agenda lo permite para ir a la playa, a comer. Tratamos de que sea lo más frecuente posible.
¿Qué han aprendido como pareja en estos años?
A valorar el tiempo -responde Renán-. Ese “poquito” se vuelve valioso, se aprecia más. Es muy poco, pero lo aprovechamos porque somos muy caseros. Es algo que compartimos, disfrutamos estar en nuestra casa, con la familia o los amigos. Esta limitación nos ha dado un crecimiento como pareja y como familia, incluso disfrutamos ir al súper. Algo que nos gustaba y ya casi no podemos hacer es ir al cine, preferimos ver una buena película o serie en casa, pedir algo de cenar o cocinar nosotros, que es otra afición que compartimos, como escuchar música juntos… Eso sí, a Diana le gusta el teatro, así que cuando hay oportunidad vamos.
¿Pasan mucho tiempo separados?
El respeto y la comunicación de pareja ha sido esencial, sobre todo cuando las agendas no son compatibles y no podemos asistir juntos a eventos familiares -dice Diana-. En muchas ocasiones no me puede acompañar a una fiesta, a una boda, pero no pasa nada, sé que está trabajando, no me deja sola por gusto. También disfruto esos momentos sabiendo que él está en algo que beneficia a la gente.
¿Cómo ven estos tiempos?
Las formas de educación en las familias se han modificado en los últimos años. En la actualidad los niños prefieren actividades más individualistas, como los juegos de vídeo, y poca convivencia con otros niños, a diferencia de los tiempos de mi infancia en que los juegos eran colectivos -comenta Renán-. En mi niñez conviví mucho con los niños de la colonia, nos reuníamos en el parque a platicar o montar bicicleta. Fui scout y eran frecuentes las convivencias familiares los fines de semana, al igual que los campamentos y excursiones. Hace falta recobrar esa convivencia padre-hijo y entre los mismos niños, fomentar esa práctica, para formar una comunidad, lo básico en una sociedad. Hay grandes retos y riesgos, y hoy más que nunca hay que administrar la tecnología de manera puntual, para evitar que los niños se aíslen del resto de la colectividad.
¿Cómo se ven como papás?
Todos estos argumentos los pondremos en práctica. Por lo pronto me emociona el hecho de que mi primogénito sea varón y pienso ya en las actividades que haremos juntos, como ir de pesca con los amigos -señala Renán-. El hecho de poder tener a nuestro primer hijo nos ayudará también a convivir como pareja, a conocer actividades diferentes, pues lo tendremos que llevar de paseo a muchos lugares.
¿Estrictos o consentidores?
Él dice que voy hacer superconsentidora -comenta Diana-. Y afirma que por eso él pondrá las reglas de la casa, pero me queda claro que será lo contrario, porque es sumamente consentidor, muy niñero, le gusta jugar con los sobrinos, conversar con ellos, se me hace que será un papá cariñoso, apapachador, de mucha plática, y qué bueno… es lo que hace falta en estos tiempos.
Un mensaje por el 14 de febrero…
Hay que demostrar el afecto en todo momento, no nada más el 14 de febrero, y no sólo con una flor, sino con palabras bonitas, actitudes, con esos pequeños detalles que sin ser materiales nos aportan mucho más a las mujeres -dice Diana-. Eso es lo que nos gusta, un mensajito, una cartita, algo de lo mucho que se ha ido perdiendo al volverse todo cada vez más material. Que se demuestren y que se digan lo que sienten, que se expresen y que se vean a los ojos, esa es la clave.
Hay que demostrar el afecto en todo momento, no nada más el 14 de febrero, con palabras bonitas, actitudes…
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