A pesar de que el comercio sexual en Mérida no es nuevo, cada vez son más las variantes de esta lucrativa actividad que maneja millones de pesos al año e involucra directamente a muchas personas y negocios.
Las sexoservidoras que ofrecen sus servicios en algunas avenidas y calles de Mérida y los prostíbulos disfrazados de casas de masajes ya dejaron de ser las generadoras más importantes del comercio sexual en la ciudad.
Las falenas de las esquinas y las de las casas de masajes han sido desplazadas en número y en ingresos por las “prostitutas finas” que ahora se comercializan por medio de internet y por algunas “meseras” que trabajan en una nueva variante de las tradicionales cantinas meridanas.
Los encuentros exclusivos se realizan en determinados sitios de la ciudad, como hoteles y moteles ubicados en el Periférico, y llegan hasta Progreso con despedidas de solteros en yates o fiestas en el mar.
De acuerdo con una investigación, jóvenes y adultos “de alto nivel” invierten parte de sus recursos en la contratación de “edecanes” y escorts que se promueven en innumerables páginas de internet.
Las mujeres que ofrecen sus servicios sexuales o acompañamientos VIP en internet provienen de varios estados, como Nuevo León, Tamaulipas, Puebla, Sinaloa, Sonora, el Distrito Federal, el Estado de México, Jalisco, Veracruz y Yucatán.
También las hay extranjeras, de países como Argentina, Paraguay y Cuba, cuyas edades fluctúan entre los 18 y 28 años y cobran tarifas de $1,500 a $2,000 por hora.
Las sexoservidoras no escatiman en sus mensajes en la red de redes:
“De lujo, exclusividad, muy bonita. Me llamo Laura y soy una estudiante de 21 añitos y estoy disponible para ti que tienes gustos exigentes”; “Servicio 100% garantizado, acompañantes, despedidas de solter@, servicio de primera”, “Las chicas más exclusivas en Mérida, preciosas y finas”, “Esperamos verte hoy y desestresarte como te mereces”, “Sofy y Jenifer, nivel VIP”.
En algunos casos estas mujeres son regenteadas por otras personas y en otros operan de manera independiente.
Para llamar la atención de sus futuros clientes, se anuncian sin ropa o con diminutas prendas íntimas, que no dejan nada a la imaginación. Algunas de ellas optan por taparse la cara y sólo “enseñan” su cuerpo.
Otra modalidad de la prostitución VIP se da con “bar tenders” que laboran en algunas “barras bar”. Oficialmente laboran como meseras y animadoras, pero algunas ejercen la prostitución fuera de estos lugares.
Hay dos categorías: la primera la integran aquellos negocios que tienen meseras que en su mayoría son yucatecas. El cliente paga tarifas que van de los $70 hasta los $120 por cada copa o cerveza que ellas se toman, mientras acompañan al cliente.
Ganancias
Las meseras reciben el 50% del valor de la bebida y el dueño del negocio la otra mitad. Los ingresos extras son para ellas, pero fuera del negocio y por acuerdo directo con los clientes.
La otra categoría está integrada por negocios similares, pero más lujosos y que cuentan con “meseras” provenientes de otras ciudades del país, aunque algunos de esos establecimientos han sido clausurados.
Antes de entrar a sus labores como meseras, o al terminar sus turnos, se prostituyen en hoteles o en fiestas privadas.
Los negocios alternos beneficiados con esta variante de la prostitución en Mérida son los centros de hospedaje ubicados en el Periférico, que registran una elevada demanda.
En ocasiones, los fines de semana es prácticamente imposible conseguir una habitación sin previa reservación, ya que las fiestas privadas duran horas.
A esas fiestas acuden jóvenes universitarios o que se inician en el mundo de los negocios, quienes contratan para la ocasión a sexoservidoras VIP que se anuncian en internet y jovencitas que combinan sus estudios con la prostitución.
Estas últimas, a diferencia de lo que sucedía años atrás, trabajan en forma independiente, es decir, no son regenteadas por proxenetas o “patrones”, como sí los tienen las que laboran en las salas de masaje y varias de las que se promueven por internet.
Las “independientes” son recomendadas por sus propios clientes a otros y se trata con ellas directamente llamando a su teléfono celular, que circula entre conocidos.- Alejandro Acevedo Vales
Motivaciones económicas | Comercio sexual
Más detalles de la proliferación de la prostitución en Mérida, a donde han llegado varias jóvenes de otras ciudades del país.
Del norte del país
En Mérida aún existe la prostitución callejera en zonas como la 58 y la avenida Itzaes, como en antaño, pero poco a poco ha sido desbancada por los servicios sexuales que se ofrecen en internet y en algunos bares. Numerosas jóvenes provenientes del norte del país se han asentado en Yucatán para ofrecer sus servicios.
Necesidades
Algunas jóvenes yucatecas que se prostituyen son menores de 25 años e incursionaron a ese mundo por necesidades económicas, para mantener a sus hijos o para darse algunos lujos.
Trabajo
En algunos casos combinan esa actividad con su trabajo en boutiques, tiendas departamentales y pequeños comercios, o con sus estudios universitarios.
Viernes, 2 de noviembre de 2012 - Edición impresa
Vanesa, de 20 años de edad, es una de varias jovencitas que en esta ciudad combina sus estudios con la prostitución “de primer nivel”, según relata.
Alumna de conocido centro de estudios, al salir de clases se va directo a su casa, donde vive con sus padres. Sin embargo, por lo menos una vez a la semana cambia su rutina para prostituirse.
Comenta que no se dedica a esas actividades para pagar sus estudios, ya que sus padres cubren la colegiatura. Lo hace para darse gustos, como comprar ropa nueva y de marca, cambiar de celular y acudir a bares o discotecas a bailar los fines de semana.
Ella no se promueve de manera abierta ni usa el internet. Es una amiga suya la que le consigue clientes de “buen nivel”. No acepta los ofrecimientos de cualquier persona.
También acude a bailar streaptease en fiestas que jóvenes realizan en sus casas con su grupo de amigos.
Algunos de sus clientes igual le pagan sólo por acompañarlos a tomar las cervezas en algún bar o comer en un restaurante de Progreso.
Propinas
Cuando acude a un hotel para sostener relaciones sexuales cobra $1,500 y además recibe “propina de agradecimiento”.
Asegura que en ocasiones pequeños grupos de jóvenes la buscan con su grupo de amigas para ir a un hotel de paso, donde hacen “fiestas privadas” que tienen una duración que oscila entre las tres y seis horas.
Vanesa dice que ninguno de sus familiares sospecha de su doble vida y no se quiere imaginar el día en que sus padres y hermanos conozcan sus actividades en busca de ganar dinero.
Según afirma, en dos años debe concluir sus estudios y posiblemente se aleje de este oficio. Sin embargo, admite que si no encuentra un trabajo bien remunerado, continuará prostituyéndose.
Una de sus amigas presente en la plática señala que Vanesa únicamente se prostituye cuando le hace falta dinero para los gastos del hijo que tuvo con uno de sus novios, quien la dejó y no se encarga de la manutención de su pequeño.
María es otra joven de 21 años que trabaja en un bar, donde sólo acude a “fichar”, es decir, cobra comisión por cada cerveza o copa que bebe con los clientes. Afirma que no lo hace todos los días, sólo dos o tres veces a la semana. Seguirá en esas actividades en tanto no consiga un trabajo bien remunerado.
No es un secreto que algunas jóvenes que optaron por la prostitución han caído en las garras de personas que tienen un control de sus actividades y las envían a los puntos de encuentro con choferes, a quienes se les paga el precio acordado.
Otras jóvenes que se prostituían de manera independiente ahora lo hacen en centros nocturnos del periférico, donde ofrecen espectáculos nudistas.
En ese mundo han caído en las garras de las drogas, principalmente de la cocaína.
También hay algunas jóvenes que de manera discreta se prostituyen en discotecas, donde contactan a sus clientes.- A.A.V.
Algunas jóvenes han caído en las garras de personas que controlan sus actividades