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Visiones encontradas
El gobierno del Estado no tiene una política social propia, definida. Aplica una réplica del modelo nacional que se usa prácticamente sin cambios en todo el país, un modelo asistencialista con intenciones clientelares, de dependencia electoralista, que más que reducir los altos índices de pobreza busca generar una ganancia política para el partido en el poder, afirma el doctor Othón Baños Ramírez, investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).
Esta visión no es compartida por el maestro en Economía Felipe Lezama Pacheco, encargado de la Secretaría estatal de Desarrollo Social (Sedesol), quien asegura que gracias a los programas de apoyo a la población más necesitada diseñados por el gobierno de Rolando Zapata Bello se consiguió en 2014 reducir en 4% la desnutrición infantil en los 10 municipios yucatecos más pobres, en 62% los casos de dengue y en 46.18% los de hepatitis, respecto de 2013.
Baños Ramírez y Lezama Pacheco participaron en el Foro sobre Política Social, segundo de la serie convocada por Grupo Megamedia para revisar los temas más importantes abordados en el II Informe de Zapata Bello.
Marbella Casanova Calam, consejera nacional del Partido de la Revolución Democrática, y Miguel Ángel Cabrera Palma, director de la Beneficencia Pública del Estado, aportaron también sus puntos de vista en la reunión de análisis, celebrada en la Sala de Redacción de esta casa editorial.
Para Marbella, cuando se habla de la política social del gobierno estatal se pueden mencionar cifras y estadísticas, pero no resultados.
Sin embargo, Cabrera Palma opina lo mismo que Lezama: la política social de la gestión de Zapata Bello es correcta y eficaz, “está logrando su universalidad y permanencia. Veremos los resultados un poco más adelante”, anticipa.
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Ni claro ni oscuro
Invitados de Megamedia ofrecen visiones encontradas de la política social del gobierno de Rolando Zapata Bello.- Del asistencialismo al abatimiento de la pobreza.- Indicadores
Othón Baños Ramírez y Marbella Casanova Calam advierten en la política social del gobierno del Estado un marcado carácter asistencialista. Para el investigador de la Uady y la consejera nacional del PRD, los apoyos que entregan las autoridades estatales apenas arañan la superficie de los problemas. Más aún, advierten, emerge la sospecha, debido a que se reciben como un favor (no como un derecho), de que realmente lo que se busca con las ayudas es apagar quejas y producir fidelidad política clientelista.
Francisco Lezama Pacheco, encargado de la Secretaría estatal de Desarrollo Social (Sedesol), y Miguel Ángel Cabrera Palma, director de la Beneficencia Pública en Yucatán, no piensan lo mismo. El funcionario asegura que la política social del gobierno yucateco va por el rumbo correcto y ha logrado avances importantes. “Y no lo digo basado en percepciones, sino en indicadores claros”, apunta.
Los cuatro invitados de Megamedia al nuevo foro sobre el II Informe de Gobierno dividieron el debate en dos. Hablaron de lo claro y lo oscuro de la política social de la administración de Rolando Zapata Bello desde posiciones irreconciliables y sin ninguna intersección posible, pero acreditadas ambas por argumentos, datos y estadísticas.
Poco impacto
Para evaluar la política social primero hay que definirla, saber qué es, porque a partir del concepto se deriva el diseño ya más fino de los programas, comienza el doctor Baños Ramírez. “Abundan las descripciones, pero en términos generales la política social vendría a ser la otra cara de la política económica, la estrategia del Estado para corregir deficiencias y rezagos que deja el modelo de desarrollo económico. Su objetivo sería procurar el bienestar social de quienes no tienen la capacidad ni los medios para alcanzarlo y su reto llenar los huecos que deja el modelo económico”.
Como segundo punto, el investigador de la Uady afirma que hay que tomar en cuenta que la política social del gobierno yucateco no es original, sino una réplica del modelo nacional que se usa prácticamente igual en todo el país. “En el caso de Yucatán, el tamaño de los retos -es la sexta entidad con el mayor índice de pobreza y sus niveles de desigualdad social son muy altos- exige que la política social sea repensada”.
A su juicio, el modelo que se sigue desde hace varios años arroja resultados poco significativos porque sigue un movimiento inercial, atiende los problemas con una visión inmediatista y superficial. “Los apoyos buscan más que nada reducir el nivel de tensión social surgido de las precariedades”.
El color de la salud
En el mismo lado de la cancha, Marbella Casanova aporta municiones a la ofensiva. “Según los datos de la propia Sedesol, 33 municipios yucatecos están en marginación y 10 en alta marginación, pero es difícil saber a ciencia cierta si funcionan los programas de apoyo social porque no hay ninguna herramienta de evaluación. ¿Cómo medir si impacta repartir galones de pintura en un lugar que lo que necesita son buenos servicios de salud? Hacen falta estrategias definidas para que estos apoyos obtengan resultados”, opina.
Lezama Pacheco contraataca desde el extremo opuesto. “Indicadores del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), un organismo autónomo integrado por académicos, certifican que los programas de bienestar social del gobierno van por el camino correcto, indica. Son mediciones objetivas porque se basan en información del Inegi, no de la Sedesol”.
Juez y parte
Marbella disiente: “¿Cómo confiar en el Coneval si quien preside ese organismo ‘autónomo’ es la misma titular de la Sedesol? Esto es, Rosario Robles califica su propio trabajo. No hay nada más lejos de la objetividad que ser juez y parte”.
“Lo más importante”, continúa sin inmutarse Lezama Pacheco, es que en el gobierno del Estado contamos con indicadores intermedios que nos hablan del impacto inmediato de las estrategias que instrumentamos, sobre todo el impacto en el territorio”.
Como ejemplo refiere los resultados del programa contra la desnutrición y el bajo peso infantil, principalmente en los 10 municipios más marginados. En la obtención de estos datos, dice, colabora la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady), que da un seguimiento epidemiológico a las condiciones antropométricas de los pequeños. “Cada niño, desde preescolar hasta primaria, es medido en peso, talla, circunferencia de la cintura, que son las condiciones básicas que establecen los nutriólogos para determinar su estado nutricional. En estos 10 municipios, donde la política social del gobierno ha convergido en sus más altos niveles -se han puesto en marcha acciones de producción de traspatio, desayunos escolares, etcétera-, la desnutrición bajó 4% en un año, de 2013 a 2014, una señal de que vamos bien”.
También habla Lezama del tema del empleo para los jóvenes. “Coincidimos en que el principal objetivo de la política social debería ser la generación de empleo y lo que vemos es que, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, en Yucatán la población desocupada de 14 a 24 años ha disminuido 24% respecto a cifras de 2013. Indicadores claros, objetivos”.
Inmediatez
Para el doctor Baños, los resultados obedecen en algunos casos a cambios en las formas de evaluar: “De pronto ciertas definiciones se modifican y varía el concepto de nivel de bienestar. En otros casos vemos datos que indican avances de 1 ó 2% en el combate a la pobreza, pero en los siguientes dos años hay retrocesos”.
Lo cierto, afirma, es que no hay una estrategia de mediano o largo plazo para ver reducidos los rezagos sociales en 10 años, para que el trabajo sea consistente y con mayor profundidad, con más raíces en el propio tejido social.
“El tamaño del problema de Yucatán es muy grande porque, como se señaló en el foro pasado, hay muchas deficiencias en la política económica”, prosigue.
“El modelo económico no está propiciando la creación de empleos suficientes y bien remunerados. El problema social crece en la medida en que el sistema económico no es lo suficientemente dinámico para poder incluir a todos los ciudadanos. Lo que hace el gobierno ante esta problemática es repartir ayuda para atender los problemas más urgentes”.- Mario S. Durán Yabur
Los apoyos buscan más que nada reducir la tensión social surgida de las precariedades
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Luchar contra la pobreza
¿Sirve la política social para combatir la desigualdad?
Al encargado de la Secretaría estatal de Desarrollo Social (Sedesol), el maestro en Economía Francisco Lezama Pacheco, no le cabe ninguna duda de que la política social del gobierno de Rolando Zapata Bello está ayudando fundamentalmente a combatir la pobreza y la exclusión en la entidad.
“Lo sé porque todos los programas no sólo tienen reglas claras de operación, sino porque están enfocados a atacar frontalmente las carencias sociales que mide el Coneval”, explica. “Además, porque se hace desde un enfoque de derechos. No vemos la política social como algo a lo que el individuo accede por la buena voluntad del gobierno, sino porque tiene derecho al bienestar. Hablamos de derecho al acceso a los servicios básicos de la vivienda -electrificación, agua potable, estufa, pisos de cemento-, a servicios de salud, a educación, a seguridad social, alimentación y línea de bienestar.
Los indicadores, reitera el funcionario, “muestran indicios claros de que una mejora en las condiciones de vida de las familias está siendo posible gracias a las acciones del gobierno”.
Nula influencia
El doctor Othón Baños Ramírez opina en cambio, basado en datos de series más largas del propio Coneval, que la política social, tanto en el país como en Yucatán, ha sido muy poco eficaz en la reducción de los índices de pobreza. “Francamente no ha sido un factor determinante en ese tema”.
“Sus resultados han sido pocos y temporales”, prosigue. “No ataca los problemas de fondo ni adecuadamente porque no busca impulsar actividades productivas ni apoyar a la persona emprendedora”.
El investigador de la Uady comenta que, en su II Informe, el gobernador Zapata Bello habló de Muhammad Yunus, el creador del microcrédito social, programa de asistencia que ha dado grandes resultados en la India y en algunos otros países. “El gobernador dijo que está comprometido a poner en marcha ese programa en Yucatán, pero hasta donde sé, la promesa quedó sólo como una posibilidad”.
Pero de todas maneras, advierte, la aplicación de ese tipo de política social requiere de muchas cosas más que dinero. “La cosa no es tan sencilla, no es de un día para otro, se necesita mucho más -capacitación, acompañamiento, educación-, de lo contrario se tratará simplemente de un juguetito, de un programa de moda, de algo que vamos a dar y ya estuvo”.
El doctor Baños insiste en la poca efectividad de la política social del gobierno: “Veamos datos del Coneval, por ejemplo: en 2010 el porcentaje de la población yucateca en la pobreza era de 48.3%, en 2012 fue de 48.9%, o sea, subió 6% en sólo dos años. Los resultados de 2014 todavía no están disponibles”.
“La política económica, no la social, es el vehículo para atacar la pobreza. Y si fuera el caso, tendría que ser una política social dirigida a atender los problemas estructurales, no las cuestiones inmediatas. La actual no influye o lo hace muy poco porque es inadecuada en muchos sentidos”.
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Política social a debate
Visiones opuestas en un nuevo foro en Megamedia
Con diferentes visiones, cuatro invitados a nuevo foro de Grupo Megamedia analizan los pros y contras de la política social del gobierno que encabeza Rolando Zapata Bello.
Por un lado, se afirma que los apoyos estatales buscarían producir una fidelidad política clientelista, y por el otro se asegura que el Ejecutivo va por el rumbo correcto y hay avances.
En el foro participaron Othón Baños Ramírez, investigador de la Uady; Marbella Casanova Calam, consejera nacional del PRD; Francisco Lezama Pacheco, encargado de la Sedesol estatal, y Miguel Cabrera Palma, director de la Beneficencia Pública.
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