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El papa Francisco explicó que existen matrimonios que aún siendo ‘válidos’ para la Iglesia Católica, en cambio son tóxicos para los hijos. Así lo comentó en su encuentro con 22 jesuitas durante su viaje apostólico del 31 al 2 de junio a Rumanía.
La conversación con sus correligionarios, los miembros de la Compañía de Jesús en el país de Europa Central, ha sido documentada por el también jesuita Antonio Spadaro y director de la revista, La Civiltá Cattolica y publicada en español.
Familia, nulidad matrimonial e hijos
Un jesuita húngaro, el P. Mihály Orbán, preguntó a Francisco sobre los matrimonios de distintas nacionalidades y, tradiciones, incluida greco-católicas. En este contexto se refirió a la familia, sobre la nulidad de los matrimonios. “Es difícil gestionar los procesos de nulidad. No se llega nunca al final. Sé que usted habló de esto con los obispos italianos, pero ¿qué hacer? Me parece que muchos viven sin poder llegar al final del proceso. Los tribunales no funcionan”.
La respuesta del Papa: “Sí. También el papa Benedicto habló de eso. Tres veces, si lo recuerdo bien. Hay matrimonios nulos por falta de fe. Luego, a veces el matrimonio no es nulo, pero no se desarrolla bien por inmadurez psicológica. En algunos casos el matrimonio es válido, pero a veces es mejor que los dos se separen por el bien de los hijos. El peligro en el que corremos el riesgo de caer será siempre la casuística. Cuando comenzó el Sínodo sobre la familia, algunos dijeron: ahí está, el papa convoca un Sínodo para dar la comunión a los divorciados. ¡Y siguen todavía hoy! En realidad, el Sínodo recorrió un camino en la moral matrimonial, pasando de la casuística de la escolástica decadente a la verdadera moral de santo Tomás. El punto en el que en Amoris laetitia se habla de integración de los divorciados abriendo eventualmente a la posibilidad de los sacramentos fue hecho según la moral más clásica de santo Tomás, la más ortodoxa, no la casuística decadente del «se puede o no se puede». Pero nosotros sobre el problema matrimonial tenemos que salir de la casuística que nos engaña. A veces sería más fácil decir: «se puede o no se puede», o, también, «adelante, no hay problema». ¡No! Hay que acompañar a las parejas. Hay experiencias muy buenas. Esto es muy importante. Pero hacen falta los tribunales diocesanos. Y he pedido que se haga el proceso breve. Sé que en algunas realidades no funcionan. Y hay demasiado pocos tribunales diocesanos. ¡Que el Señor nos ayude!”.
Criticas, tiempos difíciles y turbulencias en la Iglesia
Francisco también respondió a la pregunta de P. Marius Talos y dice: ¿Cómo debemos comportarnos en tiempos difíciles? ¿Cómo permanecer al servicio de todos en momentos de turbulencia?
El Papa responde a qué hacer en esos tiempos difíciles: “¿Qué hacer? Se requiere paciencia, se requiere hypomonē, es decir, hacerse cargo de los acontecimientos y de las circunstancias de la vida. Hay que llevar sobre los propios hombros el peso de la vida y de sus tensiones. Sabemos ya que hay que proceder con parresía y coraje. Son importantes. Sin embargo, hay tiempos en los que no se puede avanzar demasiado, y entonces hay que tener paciencia y dulzura. Eso mismo hacía Pedro Fabro, el hombre del diálogo, de la escucha, de la cercanía, del camino El tiempo actual es más de Fabro que de Canisio, quien, a diferencia de Fabro, era el hombre de la disputa. En un tiempo de críticas y de tensiones hay que hacer como Fabro, que trabajaba con la ayuda de los ángeles: le rogaba a su ángel que hablara con los ángeles de los otros para que hiciesen con ellos lo que nosotros no podemos hacer. Y, además, se requiere verdaderamente la cercanía, una cercanía mansa. Hay que estar ante todo cerca del Señor con la oración, con el tiempo transcurrido frente al sagrario. Y después, la cercanía al pueblo de Dios en la vida cotidiana con las obras de caridad para curar las heridas. Yo pienso la Iglesia como hospital de campaña. La Iglesia está muy herida, y hoy está también muy herida por tensiones en su interior. ¡Mansedumbre, hace falta mansedumbre! ¡Y de verdad hace falta valentía para ser mansos! Pero hay que avanzar con la mansedumbre. Este no es el momento de convencer, de hacer discusiones. Si uno tiene una duda sincera sí, se puede dialogar, aclarar. Pero no responder a los ataques”.
Las cartas de la tribulación
El Papa también recordó un libro que publicó en Argentina, Las cartas de la tribulación, en el que menciona las enseñanzas las cartas del general, P. Ricci, en el momento de la persecución y de los sufrimientos de la Compañía. “Si leen el libro, verán que allí se dice qué se debe hacer en los momentos de tribulación a la luz de la tradición de la Compañía. ¿Qué hizo Jesús en el momento de la tribulación y del ensañamiento? No se ponía a litigar con los fariseos y saduceos, como había hecho antes cuando estos intentaban tenderle trampas. Jesús permaneció en silencio. En el momento del ensañamiento no se puede hablar. Cuando hay persecución queda por vivir el testimonio y la cercanía amante en la oración, en la caridad y en la bondad. Se abraza la cruz”.
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