"Eran las 12 del día, llegué al lugar con mi hijo para que viera por última vez lo que todos conocimos de chicos como la glorieta de la Prolongación de Montejo y para que viera una manifestación ciudadana, pacífica, simplemente para decir NO a un proyecto vial.
"Para lo que nosotros llegamos, de decir: mira, no me gusta lo que van a hacer, no tiene nada qué ver con lo que sucedió.
"Mi hijo terminó herido, mis amigos terminaron golpeados, pedí auxilio para ayudarlos, no había autoridad, no había instituciones que nos garantizaran nuestra seguridad.
"Me preocupa, me asusta y me indigna que en Mérida, que en Yucatán, el simplemente decir 'NO' conlleve a que te golpeen, a que agredan a señoras, mujeres de edad, niños, jóvenes, estudiantes, simplemente por el hecho de estar allí y decir no.
"De verdad que ha sido para mi y para mi familia la cosa más horrenda que hemos vivido".
Es el testimonio de Raúl Castilla Roche, empresario del ramo ganadero, quien sufrió la artera agresión que grupos de choque contratados por el gobierno le propinaron a decenas de ciudadanos que se manifestaban en la "Glorieta de la Paz".
"El motivo por el que estamos aquí en el Consejo Coordinador Empresarial (en el local de la Coparmex, donde fue entrevistado) es que se tiene que poner un hasta aquí a las autoridades, es hora de decirles un NO rotundo", continúa el joven ganadero, con las huellas de la golpiza en el rostro y el cuerpo.
"No soy experto para decir si el túnel, el paso deprimido o como se llame sea lo mejor. Yo simplemente estoy diciendo no porque así me gusta mi glorieta, así de simple..., así me gusta y además cumple su función.
"Entonces, que nosotros no podamos decir no, que terminemos golpeados, agredidos y ¡desmentidos por la autoridad!, creo que no es justo, no es correcto para nuestra Mérida, para nuestro Estado, para nuestro país.
"Creo que no tenemos que ver muy lejos sobre lo que está sucediendo en México, para ver lo que ocurrió el lunes.
"Le he pedido a cada uno de los representantes del Consejo Coordinador que emitan una opinión clara y específica, que exijan que detengan, que arresten y que metan a la cárcel a aquellos que nos agredieron.
"Eso hago hoy, pidiéndole a todos, a mis amigos, a la ciudad, al Estado, que nuestra voluntad debe ser respetada.
"¿Cómo está mi hijo?, tiene 16 años, está golpeado, asustado de que ahora su papá le diga que quizá Mérida, quizá Yucatán, no sea el mejor lugar para vivir.
"Lo más triste es que no hubo autoridad para frenar la agresión..., aquí no se trata de si eres blanco, rojo, azul, amarillo, negro o colorado, simplemente estabas allí, te golpearon, pusieron vidas en peligro sólo por decir NO. ¿Qué es lo que sigue?
"Yo vi que a ustedes los reporteros los agredieron, les tiraron cámaras, les pegaron.
"¿Cómo califico esta agresión? En un sola palabra fue repugnante, repugnante que no exista la autoridad para garantizar nuestros derechos civiles.
"Salen con que es un pleito entre panistas y priistas. Creo que esto es porque están metidos en el tema de que el país es de los políticos, creen que estamos al servicio de los políticos, creen que los civiles no existen.
"Creen que todo se tiene que convertir en un color de partido. ¿Y los ciudadanos no existimos?, ¿y los habitantes, los niños?... No quiero esto para mis hijos, por eso estoy aquí...
"Sí, si voy a poner una denuncia, tengo golpes en la cara, en el cuerpo, bendito Dios no estoy tan grave como mis amigos, como David Sosa Solís, que está en la clínica operado de la nariz rota, de la mandíbula; como José Enrique Gutiérrez, que está en el hospital, en terapia intensiva (aún estaba en peligro). Cuando solicité ayuda y decía que se estaba muriendo, me agredieron todavía más.
"A él lo estaban cargando, arrastrando, allí están las fotos en el Diario. Los agresores se lo querían llevar para que, si muriera, no lo vieran allí. Lo pudimos rescatar y por pedir ayuda para llevarlo al hospital, todavía nos dieron más duro.
"En tres ocasiones lo tuve que arrastrar, una de ellas para que no le pasara el camión encima. Mientras lo llevaba me pegaban, no pararon de pegarme ni cuando le di su medicamento.
"José Enrique sentía que le estaba dando un paro cardíaco, se sentía muy mal, no tenía ni idea de qué hacer, pero él me dijo que le diera su medicina que tenía en una bolsita, me señaló que la tenía en el pecho.
"El tiene problemas del corazón, me imagino que siempre lo porta por cualquier eventualidad. No sé que medicina es, pero saqué dos pastillas de la bolsita y se las di, es sublingual.
Lo que lo salvó
"Dicen los familiares que los doctores del CMA (Centro Médico de las Américas) les dijeron que gracias a que le dieron esa medicina, el cónsul se salvó, que si no, hubiera muerto allí de un infarto por la golpiza".
Durante la agresión a Gutiérrez López, Raúl Castilla fue quien lo cubrió con los brazos para que no lo siguieran golpeando los gamberros, pero él recibió los impactos y fue quien, junto con Juan Francisco Peón Molina y familiares del cónsul, lograron rescatarlo finalmente.- FéLIX UCáN SALAZAR
Más información:
http://www.yucatan.com.mx/pasodeprimid
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