Noticias de Yucatán
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Ofrece servicios de vigilancia y también jurídicos
Rafael Cabrera con la relación de trabajos que le ha hecho al rastro. Le adeudan varios servicios desde principios del año
El caso de Rafael Salvador Cabrera Ramírez, propietario de un taller de tornería y soldadura, a quien el rastro de Mérida adeuda unos trabajos, saca a la luz otro caso de discrecionalidad en el manejo del dinero público.
Como publicamos ayer, Cabrera Ramírez se queja de que esa empresa municipal se niega a pagarle $53,000 desde principios del año. Hace poco más de un mes le asignaron a un abogado del propio rastro, a quien identifica como “Jesús”, para que atendiera el problema, pero a la fecha todo sigue estancado y ya ni siquiera le contestan las llamadas telefónicas.
La compañía de vigilancia y limpieza tiene su local en la calle 37 número 514-A entre 62 y 62-A, donde también opera Corporativo Jurídico MS (siglas de Martínez Sansores), S.C.P. Entre susvalores cita “profesionalismo, compromiso y discreción”.
Ofrece servicios de vigilancia y también jurídicos
Publicada: Viernes, 29 de junio de 2012 3:00 am | Ciudadanos
Nuestros reporteros averiguaron que ese abogado es Jesús Alberto Martínez Sansores, quien, efectivamente, presta sus servicios jurídicos a Abastos de Mérida, razón social del rastro.
Sin embargo, hay una dualidad en los trabajos de Martínez Sansores, porque también es propietario de una empresa que proporciona servicios de vigilancia al rastro.
Esa empresa es Corporativo Empresarial JS, S.A. de C.V., que, de acuerdo con registros empresariales electrónicos, también ofrece servicios de limpieza.
De esta forma queda claro que el abogado del rastro, cuyo director es Igor Aguilar Castillejos, es también proveedor de otros servicios.
Ayer, al ampliar sus comentarios sobre los trabajos que le adeudan, Cabrera Ramírez declaró que su primer contacto con Martínez Sansores ocurrió el 21 de mayo, dos días después de que interpuso una denuncia ante la Fiscalía General.
No obstante, a la fecha sigue esperando que le paguen.
“Los funcionarios del rastro reciben sus ‘sueldazos’ puntualmente, pero a nosotros nos joroban”, se queja.
