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Luego del desalojo de varios vendedores ambulantes en la calle 60 del centro meridano, nuevos informales han ocupado esta vía
Martes, 21 de julio de 2015 - Edición impresa
El desalojo de vendedores que ocupaban de manera ilegal las aceras de la calle 65 del centro de Mérida ocasionó el llamado “efecto cucaracha”, opinó Marco Delgado Cruz, vendedor de artesanías en el corazón de esta capital.
“¿Ya lo vio? Los comerciantes informales se han adueñado de otras calles del Centro”, dijo.
En tan sólo 100 metros de la calle 60, en el tramo de las calles 65 y 67, se contabilizaron ayer 29 vendedores ambulantes que ofrecían varios productos.
En ambas aceras de la calle 60 se ubicaron dos vendedores de kibis, cuatro de frutas y dulces, dos de fundas para teléfonos celulares, uno de buñuelos, otro de camotitos, otros más de manzanas con chile, flores, cadenas y dijes de metal.
En esta gama de productos de los ambulantes, dos puestos ofrecen ropa interior y los demás lámparas, baterías, cinturones, antenas de televisión, carpetas, chicles, cigarros, tenis y una gran variedad de artículos.
La comida no podía faltar. Además de los kibis hay un puesto de “carnitas” en la esquina de la 67 con 60, otro de papas y salchichas sobre la acera (frente al Bazar García Rejón) y uno más de hot-dogs en el cruce de la 60 con 65.
Si bien quienes piden limosnas no están considerados en este ramo del comercio, también ocupan un espacio en las aceras de este lugar y de manera semi fija se ubican entre dos y cuatro indigentes, según el día de la semana. La cifra aumenta los viernes y sábados.
Por la mañana, muchos de estos comerciantes informales se extienden sobre la acera derecha (transitando de Sur a Norte) y a medida que el sol invade su espacio, se cambian de lugar.
Para quienes el negocio es más redituable adquieren sus sombrillas y las instalan, como se observa a las puertas del edificio donde funcionó el Diario del Sureste, donde cuatro o cinco de estos individuos despliegan sus amplios parasoles.
Este tramo es tan sólo un ejemplo de lo que se observa en las calles aledañas y ante la pregunta de si considera que ha disminuido o aumentado el ambulantaje en Mérida, la respuesta de cinco transeúntes encuestados al azar, fue tajante: aumentó mucho más, y la calle 60, entre 65 y 67 es un ejemplo.
