En camión, en vehículo propio, en aventón o pie -quienes viven cerca-, comenzaron a formar una enorme masa de gente que ya ocupa sus lugares en el derrotero y que se desplaza por todos los rincones de Plaza Carnaval, para pasar un día familiar de convivencia y sana diversión.
Y es que en la fiesta de los meridanos hay de todo, pues así como llegaron de colonias, también hay del interior del país, del país e incuso del extranjero.
Pese a la gran afluencia registrada, la gente pudo ingresar sin problemas a los diversos estacionamientos destinados para las multitudes, siempre bajo la vigilancia de agentes municipales, estatales y federales.
Los comentarios sobre la seguridad, los amplios espacios de la Plaza, la variedad, lo vistoso de los carros alegóricos, la gran gama de actividades y la presentación y accesibilidad de artistas, generaron un efecto en cadena, de modo que pareciera que hoy nadie se quiere perder la oportunidad de disfrutar del colofón de esta tradicional fiesta.
