La Fiscalía de Miami, Florida, elevó hoy los cargos contra el policía que en 2016 hirió de un disparo a un terapeuta afroamericano que se encontraba desarmado y echado en el suelo de una calle junto a un joven autista al que intentaba ayudar, informaron medios locales.
Además de los delitos de “intento de homicidio y negligencia culpable” que ya pesaban sobre el agente Jonathan Aledda, de 30 años, los fiscales añadieron un cargo adicional por delito grave y otro menor.
Aledda, que se encuentra libre bajo fianza a la espera de juicio en octubre próximo, no compareció en la audiencia en la que se declaró no culpable por medio de su abogado, Douglas Hartman, recogió el diario Miami Herald.
El suceso se produjo el 18 de julio pasado, cuando Aledda, agente del grupo SWAT de la Policía de North Miami, disparó al terapeuta Charles Kinsey, pese a que estaba tumbado en una calle con las manos en alto junto al paciente bajo su cuidado, Arnaldo Ríos, que padece de autismo.
Aledda fue demandado en agosto pasado por Kinsey en un tribunal federal por uso excesivo de fuerza y realizar una detención ilegal, así como por violación de los derechos civiles.
En las imágenes que fueron transmitidas entonces por la televisión local se vio a Kinsey, echado en el suelo y con las manos en alto, para mostrar que estaba desarmado, junto al joven autista Arnaldo Ríos, de 26 años, que tenía un camión de juguete en las manos.
Kinsey, que de esta manera quería proteger a su paciente, fue alcanzado en el muslo de una pierna por los disparos, pese a que en todo momento pidió a la Policía que les rodeaba que no abrieran fuego.
Tras meses de investigación del suceso, los fiscales concluyeron que no se justificaban los disparos de Aledda, entre otras razones porque los agentes había sido informados por radioteléfono de que Ríos no llevaba ningún arma y los agentes, situados a unos 20 pies (seis metros) de distancia, no temían por sus vidas.
Según los cargos formales presentados contra el policía, el joven autista no recibió ningún impacto de bala, pero “podía haber resultado muerto”.
El caso de Kinsey tuvo gran repercusión en Estados Unidos en momentos en los que se registraron numerosas protestas por la violencia policial de tinte racial en el país.
Kinsey dijo que, después de que Aledda le disparara, le preguntó por qué lo había hecho, a lo que le respondió: “no sé”.
Los hechos fueron grabados por un particular y el vídeo fue distribuido por el abogado de Kinsey, quien se ha recuperado de sus heridas.
Fuente: EFE
Además de los delitos de “intento de homicidio y negligencia culpable” que ya pesaban sobre el agente Jonathan Aledda, de 30 años, los fiscales añadieron un cargo adicional por delito grave y otro menor.
Aledda, que se encuentra libre bajo fianza a la espera de juicio en octubre próximo, no compareció en la audiencia en la que se declaró no culpable por medio de su abogado, Douglas Hartman, recogió el diario Miami Herald.
El suceso se produjo el 18 de julio pasado, cuando Aledda, agente del grupo SWAT de la Policía de North Miami, disparó al terapeuta Charles Kinsey, pese a que estaba tumbado en una calle con las manos en alto junto al paciente bajo su cuidado, Arnaldo Ríos, que padece de autismo.
Aledda fue demandado en agosto pasado por Kinsey en un tribunal federal por uso excesivo de fuerza y realizar una detención ilegal, así como por violación de los derechos civiles.
En las imágenes que fueron transmitidas entonces por la televisión local se vio a Kinsey, echado en el suelo y con las manos en alto, para mostrar que estaba desarmado, junto al joven autista Arnaldo Ríos, de 26 años, que tenía un camión de juguete en las manos.
Kinsey, que de esta manera quería proteger a su paciente, fue alcanzado en el muslo de una pierna por los disparos, pese a que en todo momento pidió a la Policía que les rodeaba que no abrieran fuego.
Tras meses de investigación del suceso, los fiscales concluyeron que no se justificaban los disparos de Aledda, entre otras razones porque los agentes había sido informados por radioteléfono de que Ríos no llevaba ningún arma y los agentes, situados a unos 20 pies (seis metros) de distancia, no temían por sus vidas.
Según los cargos formales presentados contra el policía, el joven autista no recibió ningún impacto de bala, pero “podía haber resultado muerto”.
El caso de Kinsey tuvo gran repercusión en Estados Unidos en momentos en los que se registraron numerosas protestas por la violencia policial de tinte racial en el país.
Kinsey dijo que, después de que Aledda le disparara, le preguntó por qué lo había hecho, a lo que le respondió: “no sé”.
Los hechos fueron grabados por un particular y el vídeo fue distribuido por el abogado de Kinsey, quien se ha recuperado de sus heridas.
Fuente: EFE