Noticias de Yucatán
“La religión Católica en Yucatán es sólida y consolidada, no de oropel, no termina cuando se acaba la fiesta de un santo, es algo más constante, prueba de ello es el Seminario donde se instruye a 105 jóvenes que anhelan ser sacerdotes, además existen 70 instituciones religiosas trabajando y la presencia de 240 presbíteros en todo el estado”, afirmó monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, entrevistado en el marco de la celebración de sus 51 años de ordenación sacerdotal.
“La religión Católica en Yucatán es sólida y consolidada, no de oropel, no termina cuando se acaba la fiesta de un santo, es algo más constante, prueba de ello es el Seminario donde se instruye a 105 jóvenes que anhelan ser sacerdotes, además existen 70 instituciones religiosas trabajando y la presencia de 240 presbíteros en todo el estado”, afirmó monseñor Emilio Carlos Berlie Belaunzarán, entrevistado en el marco de la celebración de sus 51 años de ordenación sacerdotal.
En este contexto, el prelado destacó que nunca se imaginó que Dios le daría uno de los regalos más importantes de su vida: ser ordenado sacerdote por el Papa Paulo VI en la basílica de San Pedro, en el Vaticano. “Me considero afortunado, no muchos tienen ese privilegio”, expresó.
Origen del camino
Recordó que después de dos años de sentir la inquietud al sacerdocio, la decisión final fue gracias a su tío, en ese momento canónico de la Basílica de Guadalupe, Enrique Glennie Belauzarán, quien sugirió a sus padres su ingreso al seminario “porque si era mi vocación iba perder más tiempo y si no lo fuera ahí habrían superiores preparados que me ayudarían a discernir”.
Tres días después de ese acontecimiento, en enero de 1957, ingresó al Seminario de Aguascalientes y posteriormente se trasladó al de Montezuma, en Nuevo México, Estados Unidos. De esa forma comenzó su vida cerca del Señor, que lo ha guiado a través de años, acompañado de la fe hacia la Virgen de Guadalupe y San José.
En su residencia de la Avenida Colón, el Arzobispo emérito recibió a Grupo SIPSE con motivo del 51 aniversario sacerdotal y con emoción relató la etapa más importante de su vida: ser ordenado por el Papa Paulo VI, junto con otros 71 seminaristas. Recordó que esta ordenación masiva se efectuó como “pago simbólico” del Santo Padre hacia el entonces obispo de Verona, José Carraro, quien días antes predicó los ejercicios espirituales para toda la Curia Romana.
Ese 3 de julio de 1966 recibió el orden sacerdotal junto con el hasta ahora Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera (quien ya presentó su renuncia al Santo Padre al cumplir 75 años de edad).
“Tuve la dicha de que mis padres y mi única hermana junto a su esposo estuvieran presentes el día de mi ordenación en la Basílica de San Pedro; ellos fueron testigos de la ceremonia que encabezó el Santo Padre”, resaltó.
En casa de Dios
Durante nueve años cursó Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, posteriormente estudió Ciencias Sociales y un doctorado en Teología en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino.
“El vivir en Roma también lo consideré un regalo porque me encontraba cerca del Santo Padre, y de todos los grandes acontecimientos; vibraba de emoción por estar ahí”, dijo.
Después de concluir su posgrado en Roma, durante cinco años y medio fue director espiritual del Seminario Mayor de Aguascalientes y luego seis años y medio fue vicario general de la diócesis de esa entidad y después Obispo de Tijuana.
Ser Obispo de Tijuana en 1983 fue también una de las etapas más importantes en su carrera sacerdotal y el próximo 25 de este mes cumple 34 años de recibir la ordenación episcopal, ceremonia en la que estuvo presente su madre.
Durante sus 12 años como obispo en esa ciudad siempre recordaba lo dicho por Jesucristo: “Yo los elegí, ustedes nada más dijeron sí”, por lo que siempre ha confiado en la palabra de Dios.
“Siempre estoy orando al Señor para que me acompañe con su gracia, para tomar las decisiones más adecuadas que le sirvan mejor a la diócesis y a la comunidad porque en los dos obispados que he estado el número de católicos es importante, así como los criterios, las formas de pensar, las expresiones y orientaciones que emite el obispo”, expuso.
Amor por Yucatán
En 1995 llegó a Yucatán como Arzobispo y quedó asombrado por toda la riqueza cultural que posee la entidad, valorando la consistencia de la religión católica que poseen sus habitantes. Asimismo, indicó que una de sus preocupaciones es el reto actual, no sólo en el estado sino en todo el mundo: la falta de interés de los jóvenes por el sacerdocio. Sipse