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La localidad mexicana de Kanasín, en el suroriental estado de Yucatán, logró hoy el récord del pib (tamal) más grande de México con 150 metros, en la culminación de la tradicional "comida de ánimas" que los mayas celebran por el Día de Muertos.
Un grupo de cincuenta cocineras preparó este "gran tamal" (nohoch pib, en lengua maya) en los hornos de dos panaderías y de 42 viviendas, informó a Efe la alcaldía de Kanasín, una ciudad de unos 97.000 habitantes integrada a la zona metropolitana de Mérida, la capital de Yucatán.
Para elaborar el tamal de 150 metros, las cocineras utilizaron 680 kilos de masa de maíz, 450 kilos de pollo, 450 kilos de cerdo, 65 kilos de tomate rojo, 65 kilos de cebollas, 1.200 atados de x'pelón (nombre maya para el fríjol negro) y 500 paquetes de hojas de plátano.
Los 1.200 atados de x'pelón usados para cocinar este tamal gigante equivalen a unos 25 kilos de fríjol negro y cada paquete de hojas de plátano tiene cuatro piezas, explicó a Efe Miguel Arjona Puga, portavoz de la alcaldía de Kanasín.
Cada pib requiere de al menos tres hojas, por lo que los 50 paquetes rinden para la preparación de hasta 600 piezas, detalló.
Para lograr el récord de 150 metros, se hornearon 250 piezas de 60x30 centímetros para formar el "nohoch pib" en las mesas instaladas en las inmediaciones del Centro de Convenciones de Mérida, explicó a Efe el portavoz del municipio, Miguel Arjona Puga.
Un centenar de personas se encargaron de dividirlo en 4.500 porciones que se regalaron a los comensales como punto culminante de un festival que incluyó una obra teatral con niños del colectivo comunitario de teatro de Kanasín.
El pib de 150 metros superó el preparado de 120 metros que esta misma comunidad elaboró en 2016, cuando se celebró la primera edición del gran tamal.
Los mayas elaboran la tradicional "comida de ánimas" (janal pixán, en lengua maya) para las ofrendas a los muertos los días 1 y 2 de noviembre.
El gran protagonista de la ofrenda es el pibe, horneado de masa de maíz y manteca, con relleno con pollo o cerdo, condimentado con tomate y chile habanero, todo envuelto en hojas de plátano.
En la ofrenda tampoco pueden faltar los atoles (bebida caliente), frutas, veladoras, flores y las fotografías de los difuntos, cuya alma vuelve para alimentarse con la esencia de la comida.
Los mayas creían que el alma del ser humano se dividía en tres: el Óol, la esencia inmortal; el pixán, una forma espiritual que puede volver al mundo, y el wáay, vinculado al chamanismo, explicó a Efe Eduardo Rivera Coss, dirigente de proyecto Baktún.
Las ofrenda se coloca en una mesa en los patios de las casas, con velas que marcan el camino para las ánimas y, de preferencia, en las cercanía de los cementerios.
Información de EFE