Noticias de Yucatán
Pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida
durmiendo. Por eso no es sorpresa que las camas, por más limpias que se vean,
sean un importante nido para hongos y bacterias. Si se les deja por mucho
tiempo, estos microorganismos -escondidos en los pliegues de las sábanas-
pueden causar malestar.
Normalmente producimos al año 98.4 litros de sudor
mientras dormimos. Esa humedad, más el calor, se convierte en el ambiente ideal
para el desarrollo de hongos. Un estudio publicado en la revista Allergy reveló
que las almohadas de entre un año y medio y 20 años de antigüedad albergan
hasta 16 especies distintas de hongos, incluso más en las almohadas
sintéticas.
"Llevas contigo a la cama esporas de hongos,
bacterias, caspa de animales, polen, tierra, pelusa, agentes finales de lo que
sea que estén hechas las sábanas, material colorante y todo tipo de
excrementos del cuerpo, incluyendo sudor, esputo, excreciones vaginales y
anales, orina, células de la piel", comentó al portal Tech
Insider Philip Tierno, microbiólogo de la Universidad de Nueva York.
Pero tranquilo, hay una medida para evitar esa gran marea
de vida microscópica. De acuerdo a Tierno, las sábanas se deben
lavar una vez a la semana. Y es que basta siete días para que toda es masa
adquiera un tamaño significativo. La primera señal de alerta son los
estornudos, pues empiezas a respirar microbios.
Dos semanas de acumulación pueden provocar en las
personas gargantas irritadas, especialmente en aquellos que padecen de alergias
y asma.
Lo recomendable es lavar las sábanas a una
temperatura de entre 50 y 65 grados, y utilizar lejía. El Universal.