Noticias de Yucatán
¿Te has dado cuenta que el momento en el que tu pie se
estrella con la esquina de la cama, lo único que quieres hacer es maldecir?
Resulta que la ciencia tiene una explicación a esta reacción tan común.
Algunos estudios decían que maldecir incrementaba el
dolor, es por eso que el psicólogo Richard Stephens de Keele University en
Inglaterra, decidió hacer una investigación para entender el papel que tiene
maldecir cuando sientes dolor.
El estudio dice…
Stephens reclutó a una serie de estudiantes de la Keele
University, a quienes les pidió que metieran su mano en una cubeta con
agua helada. Antes de esto se les dijo que hicieran una lista de cinco palabras
de lo que dirían al recibir un golpe en el pulgar con un martillo. De esta
lista se eligió una grosería y una palabra neutral.
Los voluntarios metieron la mano en agua helada y solo
tenían permitido usar la palabra neutral, elegida previamente, para
expresar dolor. Luego metieron la mano por segunda vez, solo que ahora podían
usar la grosería que habían elegido. Los resultados mostraron que los
participantes podían mantener su mano dentro del agua helada casi un 50% más
cuando maldecían que cuando no lo hacían.
Según Stephens, el dolor es más que un fenómeno
biológico, en realidad es psicológico, no solo tiene que ver con la
gravedad del estímulo –u objeto que lastima– y la respuesta del cuerpo. De
hecho, las circunstancias, el estado de ánimo e incluso la personalidad
afectan la manera en que cada persona siente dolor.
Para comprobar los resultados, el
psicólogo registró la frecuencia cardiaca y la respuesta galvánica de la piel,
también conocida como actividad electrodérmica: el miedo, la ira y los
estímulos sexuales generan cambios en la resistencia eléctrica de la
piel, que se ven reflejados en las glándulas sudoríparas, que son
abundantes en las manos y dedos.
Así que ya lo sabes, si te encuentras maldiciendo
cuando te lastimas o golpeas, puede que te esté resultando favorable
para ser más tolerante al dolor.