Noticias de Yucatán
Jalisco.- Al llegar los más de 600 migrantes a Jalisco luego de bajar del tren, fueron recibidos por personal de la CEDHJ en Tlaquepaque, camino al albergue El Refugio donde fueron llevados, mujeres, niñas, niños, jóvenes y algunas personas mayores, todos con la piel tostada, se tomaron tan solo unos minutos para beber, comer y estirar brazos y piernas, otros aprovecharon para acostarse bajo la sombra de algún árbol. La mayor parte, un 80 por ciento, son de Honduras y un menor porcentaje de El Salvador, Guatemala y otros países de Centroamérica.
Gricelda, de trece años, de piel ceniza, con ropa modesta y el cabello empolvado, salió de Honduras desde hace dos meses, dice que le acompaña su madre, su cuñada y una hermana. “¿Por qué vienes hasta acá, vale la pena?”, le preguntó un reportero. Ella contestó que por la violencia que ha padecido en su país y aseguró que un familiar abusó sexualmente de su hermana y que ella padecía una amenaza por parte del mismo agresor.
Carlos Antonio también partió desde el 25 de febrero, lleva casi dos meses de pueblo en pueblo. “Venimos sufriendo el frío, traigo cuatro menores, venimos sufriendo del DF para acá”, explicó. Lleva una bandera de Honduras, “mi destino es la frontera de México y de ahí a Estados Unidos, si Dios lo permite”, expuso.
El movimiento está bien planeado, bien organizado, los varones fuertes y valientes cuidan del grueso de la caravana y se actúa con obediencia, con disciplina, así se protege el grupo de migrantes, donde hay mujeres solas o acompañadas de menores de edad.
Los entrevistados aseguran que no han tenido incidentes mayores, salvo cuando arribaron a Ciudad de México y algunas autoridades trataron de dispersarlos. De casi dos mil personas ahora sólo quedan unas 650, la mayoría niñas, niños y mujeres.
Personal de la CEDHJ llevó alimento y agua, consulta médica y psicológica, la FEU, encabezada por Jesús Medina Varela, efectuó el registro, la Secretaría de Salud participó con médicos y enfermeras, al igual que la Cruz Verde y la Cruz Roja y los Hospitales Civiles de Guadalajara.
“Estamos agradecidos con México porque nos han tratado bien, nos han dado agua y alimentación y medicina para los niños”, aseguró Carlos Antonio y agregó que hay gente que se quita el pan de la boca para compartirlo con ellos.
Alejandro Orozco Sánchez visitaros general de la institución, destacó la presencia de la comunidad LGBTTTI, como parte de los migrantes y dijo que dialogó con ellos y se puso a sus órdenes.
Uno de los coordinadores de la caravana, Irineo Mujica, director de Pueblos Sin Fronteras, explicó que fue rebasada la expectativa respecto al número de migrantes, ya que iniciaron con aproximadamente mil 700, de los cuales aún permanecen 600. “Queremos visibilizar el fenómeno de la migración”, expuso.
“Antes de comenzar con esto tuvimos talleres de capacitación e información para concientizar a la gente, nos prepararon abogados y en la caravana las reglas las hace el grupo y se respetan, esto es un movimiento, el objetivo no es que la gente pase a Estados Unidos, algunos tendrán su propósito personal y otros propósitos colectivos, que son más sensibles, para visibilizar la problemática de los países de Centroamérica y sus refugiados.
El camino ha sido difícil menciona, su siguiente parada será Mazatlán, Sinaloa. Agradeció el apoyo de la iglesia, de algunas organizaciones civiles, instituciones de gobierno y de las defensorías públicas de derechos humanos.
Jalisco.- Al llegar los más de 600 migrantes a Jalisco luego de bajar del tren, fueron recibidos por personal de la CEDHJ en Tlaquepaque, camino al albergue El Refugio donde fueron llevados, mujeres, niñas, niños, jóvenes y algunas personas mayores, todos con la piel tostada, se tomaron tan solo unos minutos para beber, comer y estirar brazos y piernas, otros aprovecharon para acostarse bajo la sombra de algún árbol. La mayor parte, un 80 por ciento, son de Honduras y un menor porcentaje de El Salvador, Guatemala y otros países de Centroamérica.
Gricelda, de trece años, de piel ceniza, con ropa modesta y el cabello empolvado, salió de Honduras desde hace dos meses, dice que le acompaña su madre, su cuñada y una hermana. “¿Por qué vienes hasta acá, vale la pena?”, le preguntó un reportero. Ella contestó que por la violencia que ha padecido en su país y aseguró que un familiar abusó sexualmente de su hermana y que ella padecía una amenaza por parte del mismo agresor.
Carlos Antonio también partió desde el 25 de febrero, lleva casi dos meses de pueblo en pueblo. “Venimos sufriendo el frío, traigo cuatro menores, venimos sufriendo del DF para acá”, explicó. Lleva una bandera de Honduras, “mi destino es la frontera de México y de ahí a Estados Unidos, si Dios lo permite”, expuso.
El movimiento está bien planeado, bien organizado, los varones fuertes y valientes cuidan del grueso de la caravana y se actúa con obediencia, con disciplina, así se protege el grupo de migrantes, donde hay mujeres solas o acompañadas de menores de edad.
Los entrevistados aseguran que no han tenido incidentes mayores, salvo cuando arribaron a Ciudad de México y algunas autoridades trataron de dispersarlos. De casi dos mil personas ahora sólo quedan unas 650, la mayoría niñas, niños y mujeres.
Personal de la CEDHJ llevó alimento y agua, consulta médica y psicológica, la FEU, encabezada por Jesús Medina Varela, efectuó el registro, la Secretaría de Salud participó con médicos y enfermeras, al igual que la Cruz Verde y la Cruz Roja y los Hospitales Civiles de Guadalajara.
“Estamos agradecidos con México porque nos han tratado bien, nos han dado agua y alimentación y medicina para los niños”, aseguró Carlos Antonio y agregó que hay gente que se quita el pan de la boca para compartirlo con ellos.
Alejandro Orozco Sánchez visitaros general de la institución, destacó la presencia de la comunidad LGBTTTI, como parte de los migrantes y dijo que dialogó con ellos y se puso a sus órdenes.
Uno de los coordinadores de la caravana, Irineo Mujica, director de Pueblos Sin Fronteras, explicó que fue rebasada la expectativa respecto al número de migrantes, ya que iniciaron con aproximadamente mil 700, de los cuales aún permanecen 600. “Queremos visibilizar el fenómeno de la migración”, expuso.
“Antes de comenzar con esto tuvimos talleres de capacitación e información para concientizar a la gente, nos prepararon abogados y en la caravana las reglas las hace el grupo y se respetan, esto es un movimiento, el objetivo no es que la gente pase a Estados Unidos, algunos tendrán su propósito personal y otros propósitos colectivos, que son más sensibles, para visibilizar la problemática de los países de Centroamérica y sus refugiados.
El camino ha sido difícil menciona, su siguiente parada será Mazatlán, Sinaloa. Agradeció el apoyo de la iglesia, de algunas organizaciones civiles, instituciones de gobierno y de las defensorías públicas de derechos humanos.