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¿Quién no ha soñado con ser el dueño de su propia pista de carreras y que además esté en tu casa? Parece una idea un poco loca, un sueño irreal. Pues Takeshi Teruya, un japonés que en el 2007 se mudó a Nueva Zelanda, lo ha hecho realidad: construir una pista de drift alrededor de su hogar.
La pista mide 130 metros y cuenta con tres curvas, línea de meta y arco de salida. Está hecha de asfalto reciclado que le vendió un proveedor donde vive, añadió llantas para señalizar los límites del trazado y reacondicionó el garaje, donde guarda su coche, un Nissan Skyline, y una gran variedad de herramientas.
Mecánico de profesión, Takeshi de 37 años afirmó al diario New Zealand Herald, que este circuito lo ha hecho el “hombre más feliz” de su país y toda la instalación le costó unos $16.000 dólares neozelandeses, unos $10.800 dólares, aproximadamente. Además, él hizo la mayor parte del trabajo con el apoyo de sus vecinos, quienes también son amantes de las carreras.
Y aunque dijo que su esposa lo apoyó en esta decisión, ella comentó a la publicación que en realidad pensaba que estaba “loco” por emprender dicho proyecto, pero una vez que vio el resultado y que sus hijos podrían sacar provecho de la pista para divertirse, cambió de opinión. “Ver cómo se divierten sobre la pista no tiene precio”, comentó la esposa de Takeshi.
POR MARCOS BUREAU PARA MOTORPASIÓN MÉXICO
¿Quién no ha soñado con ser el dueño de su propia pista de carreras y que además esté en tu casa? Parece una idea un poco loca, un sueño irreal. Pues Takeshi Teruya, un japonés que en el 2007 se mudó a Nueva Zelanda, lo ha hecho realidad: construir una pista de drift alrededor de su hogar.
La pista mide 130 metros y cuenta con tres curvas, línea de meta y arco de salida. Está hecha de asfalto reciclado que le vendió un proveedor donde vive, añadió llantas para señalizar los límites del trazado y reacondicionó el garaje, donde guarda su coche, un Nissan Skyline, y una gran variedad de herramientas.
Mecánico de profesión, Takeshi de 37 años afirmó al diario New Zealand Herald, que este circuito lo ha hecho el “hombre más feliz” de su país y toda la instalación le costó unos $16.000 dólares neozelandeses, unos $10.800 dólares, aproximadamente. Además, él hizo la mayor parte del trabajo con el apoyo de sus vecinos, quienes también son amantes de las carreras.
Y aunque dijo que su esposa lo apoyó en esta decisión, ella comentó a la publicación que en realidad pensaba que estaba “loco” por emprender dicho proyecto, pero una vez que vio el resultado y que sus hijos podrían sacar provecho de la pista para divertirse, cambió de opinión. “Ver cómo se divierten sobre la pista no tiene precio”, comentó la esposa de Takeshi.
POR MARCOS BUREAU PARA MOTORPASIÓN MÉXICO