ROMA (EFE).— Por primera vez en la historia, la laguna
de Venecia se cerró ayer al mar Adriático para evitar
inundaciones como las del pasado año, cuando el agua llegó a los 187
centímetros sobre el punto cero de referencia, en la Punta de la Salute.
Solo fue durante unas horas y para comprobar que las 78
compuertas de acero que se instalaron a lo largo de la laguna bajo el mar se
elevan sin problemas a la superficie y aislan a la ciudad de los canales de las
mareas, en caso de que ocasionen un aumento del nivel superior a los 110
centímetros.
El 12 de noviembre del pasado año, Venecia vivió la segunda
mayor crecida de su historia, después de la de 1966, cuando alcanzó los 194
centímetros, y ambas causaron grandes daños al patrimonio.
En 1966 comenzó en el país el debate sobre la necesidad de
levantar algún tipo de sistema que protegiera la ciudad de la entrada excesiva
de agua y en 2003 se inició la construcción del llamado “Módulo Experimental
Electromecánico”, más conocido como el MOSE.
Su acrónimo de alusiones bíblicas coincide con el nombre en
italiano de Moisés, el profeta que separó el mar Rojo, y está formado por
enormes bloques de acero que se elevan para cerrar las tres salidas de la
laguna veneciana a mar abierto: Malamocco, Lido y Chioggia.
La de ayer fue la primera prueba oficial que consintió
elevar a la vez las 78 compuertas, que pesan 280 toneladas cada una, y observar
que esta gran obra hidráulica funciona correctamente.
Al evento acudieron el primer ministro, Giuseppe Conte, y
las titulares del Interior, Luciana Lamorgese, y de Infraestructuras, Paola De
Micheli, y eso que no se trató de ninguna inauguración, pues los trabajos
continúan y está previsto que el mecanismo esté plenamente operativo en
diciembre de 2021.
“Tenemos que concentrarnos en acabar este proyecto. Debemos
asegurarnos de que el próximo otoño-invierno haya un instrumento de
protección”, dijo Conte.
El gobierno italiano incluyó esta obra entre las 36
hidráulicas que necesitan prioridad en el país porque la considera estratégica
y fundamental para conservar la pequeña y delicada ciudad de Venecia.
Hasta su conclusión definitiva, las autoridades regionales
del Véneto se plantean que este otoño se puedan utilizar estas barreras para
prevenir que Venecia quede de nuevo bajo el agua, en el caso de que haya mareas
excepcionales.
El proyecto del MOSE costó unos 5,500 millones de euros y se
estima que tendrá además unos gastos de mantenimiento anuales que oscilarán
entre los 80 y 100 millones de euros (entre 90.35 y 113 millones de dólares).
De un vistazo
Rechazo
El proyecto, iniciado en 2003 por el “Consorzio Venezia
Nuova”, cuenta con el rechazo de los ambientalistas y está salpicado por
escándalos de corrupción. Ayer, un grupo de personas se manifestó en Venecia y
afirmó que el proyecto se probó un día en el que el mar está en calma, pero que
con la marea alta, el viento y las olas las compuertas no aguantarán.