La puesta de Sol comenzó en China el 23 de enero de 2020
cuando la compañía circense más importante del mundo canceló un espectáculo,
llamado X (The land of the fantasy), a sólo cinco meses de haberlo estrenado.
La causa: el brote de un nuevo coronavirus.
Daniel Lamarre, director ejecutivo del Cirque du Soleil,
reconoció que pensaba entonces que sólo sería una crisis de salud local. El 19
de marzo siguiente, cuando la OMS ya había declarado al Covid-19 como pandemia,
era tan seria que tuvo que despedir a 4 mil 679 empleados, 95% de su plantilla.
El ocaso llegó el pasado 29 de junio. El propio Lamarre
anunció la bancarrota oficial para solicitar apoyo gubernamental, iniciar una
reestructuración y así evitar la quiebra. Esta es la primera gran empresa de
entretenimiento que reconoce su derrota ante el covid-19.
Pero recrear la fantasía en el escenario no fue el único truco del Cirque,
también fuera de él. El virus fue el último acto de varios que terminaron mal,
desequilibrando a la compañía que llevaba más de cinco años generando deudas,
hasta llegar a los 900 millones de dólares.
La empresa confirmó a que el despido masivo de sus empleados
fue necesario ante una situación ya insostenible.
“La mayoría de nuestros artistas ahora han sido despedidos de manera
permanente”, confirmó a este diario Sophie Desbiens, vocera del Cirque du
Soleil. De los miles de trabajadores, sólo quienes laboraban en espectáculos
fijos están siendo suspendidos temporalmente, ellos tienen garantizado el
retorno rápido y eficiente una vez que podamos reabrir en Las Vegas y Orlando”.
La compañía estima que retomará actividades en estas dos
ciudades a finales del invierno de este año y sus grandes tours en la primavera
de 2021, pero nadie puede garantizar una mejora con la reestructuración, en
especial para sus trabajadores.
Para Diana Ham, exempleada del show Luzia, el problema se
agravó por las irregularidades en las condiciones laborales de esta empresa.
“(En el Cirque) no tienes un contrato fijo nunca, sólo vas
firmando un contrato cada año”, contó en una transmisión en vivo.
Ham, quien se desempeñaba como pole dancer en este
espectáculo itinerante que tuvo su sede en Santa Fe, México, detalló los
estrictos filtros de calidad, que incluían proyección escénica, “el cómo te
ves”, e incluso análisis mentales y pruebas físicas, como medir el nivel de
grasa corpórea de los empleados. Todo sin garantías laborales.
“Tú solamente firmas por show, es decir, que tú no ganas por
ensayos, por entrenamientos, nada, tú sólo ganas por show y de ahí se descuenta
lo de tus impuestos y seguro, así que nosotros no tenemos nada. Si no hay show
no ganas nada”.
En México se sigue soñando
El show Luzia, que en México tuvo como socio comercial a
Ocesa, no tiene fecha de retorno. Majo Cornejo, cantante que también
participaba en él, se mantiene optimista. “Más allá de las reglas de la nueva
normalidad, tengo mucha fe en que pronto vamos a volver”, dijo en entrevista.
Joyà, que tiene residencia en Cancún, Quintana Roo, fue el primer espectáculo
del Cirque du Soleil que retomó actividades en todo el mundo. La reapertura se
dio el 3 de julio pasado gracias a que la empresa mexicana Grupo Vidanta, socia
de Cirque du Soleil, absorbió costes.
“Tenemos una alianza comercial con el Circo del Sol, pero
nosotros no tenemos injerencia en ese tema (la crisis global). Hay un poco de
confusión”, detalló en entrevista Armando Uría, director de entretenimiento de
Vidanta.
Uría prefirió no hablar de números, pero reconoció que para
retomar el show se hizo un “enorme esfuerzo físico y mental”.
En el espectáculo participa el artista aéreo Jerónimo
García-Cabral, quien detalló a qué punto los llevó la crisis. “Nos estaban
dando sueldo mínimo, pero no nos corrieron ni nada, nos están dando un lugar
donde vivir, ellos (Vidanta) se encargan de todos los gastos y así es como pudimos
empezar poco a poco”, explicó.
Jerónimo no perdió su empleo en Joyà, pero ya trabajadores de otros shows han
dejado de soñar.
“Todos están bien desconcertados, tristes… yo dije ‘esto se
acabó, lo dejo atrás con amor, pero tengo que seguir’”, contó Diana Ham,
artista que alguna vez brilló en Luzia.
Fuente: El Universal