El Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), responsable del
ataque al jefe de la policía capitalina Omar García Harfuch, intentó abrir una
base de operaciones en Yucatán en 2016, afirma Elías Razur Antonio, director
del Observatorio Mexicano sobre las Drogas.
Esta base se encargaría de coordinar el financiamiento y la
logística de los miembros de ese cartel que entonces sostenían una sangrienta
lucha en Quintana Roo contra bandas rivales, por el control del tráfico de
drogas en esa entidad.
También se encargaría de establecer casas de seguridad para
esconder a los sicarios de esa organización, en distintos puntos de Yucatán,
como Valladolid, Progreso, Motul y Ticul.
El plan, sin embargo, abortó cuando policías locales
detuvieron a un sujeto identificado como el “tesorero” del CJNG para la
Península, a su esposa, a cuatro de sus guardaespaldas y a una mujer más.
Según Razur Antonio, quien tuvo acceso al expediente del
caso levantado por la PGR, el “tesorero” planeaba vivir en Mérida con su
familia, y tomar posesión de la base de operaciones del cartel en el estado.
Las autoridades descubrieron que esta persona ya había
alquilado una amplia residencia en la colonia Montebello, de esta ciudad, donde
pretendía instalarse.
Agentes de la Secretaría de Seguridad Pública detuvieron al
“tesorero” y a sus acompañantes el 13 de octubre de 2016, en un retén instalado
en la carretera Mérida-Campeche, cerca del Periférico de esta ciudad, dice
Razur Antonio, consultado en Ciudad de México.
Las autoridades locales identificaron a los detenidos como
miembros del CJNG por dos motivos: uno, los nombres de tres de ellos
aparecieron en los registros del Centro de Comando, Control de Comunicaciones,
Cómputo y Contacto Ciudadano, conocido (C5) del gobierno federal, como personas
vinculadas a esa organización.
Dos, las placas de uno de los dos vehículos en los que
trasladaban fueron captadas por cámaras de vídeo colocadas en uno de los arcos
de seguridad de la carretera Mérida-Campeche, y éstas también figuraban en los
registros del C5.
De acuerdo con el expediente, los detenidos viajaban en una
camioneta Cadillac y en otra GMC Arcadia, que carecía de la placa trasera. En
la revisión de les decomisaron cuatros armas de grueso calibre y 85 cartuchos
útiles, escondidas en los tableros de las camionetas.
La detención de estas personas demuestra que Yucatán y
especialmente Mérida, son sitios preferidos por los narcotraficantes que operan
en Quintana Roo para vivir, esconderse y organizar bases de apoyo a su gente de
ese estado, afirma Razur Antonio.
Empero, Yucatán es uno de los pocos estados del país donde
no operan en forma regular las grandes bandas del crimen organizado.
“No lo han hecho, y eso hay que reconocerlo, por la eficacia
de la policía local que, en general, demuestra capacidad para detectar la
presencia de estos grupos y expulsarlos, aunque esto no significa”, advierte,
“que el crimen organizado no pueda establecerse allí en el futuro”.
De un vistazo
Grandes bandas
Yucatán es de los pocos estados donde no operan en forma
regular grandes bandas criminales. No lo han hecho, y eso hay que reconocerlo,
por la eficacia de la policía local, que demuestra capacidad para detectar la
presencia de estos grupos y expulsarlos, aunque esto no significa que no puedan
establecerse allí en el futuro, advierte el especialista Elías Razur Antonio.
Con información de Megamedia